Me había propuesto esta lectura en particular por varios motivos. El primero es que, por seguir relacionando los libros de este año con el anterior, éste era el único en que un perro tenía protagonismo, como fue entonces La llamada de la selva. El segundo es que ya iba tocando conocer de primera mano al auténtico Sherlock Holmes después de todas las versiones que se han hecho de este célebre personaje. Además, nunca me había sentido dispuesta a probar el género de la intriga y los misterios de detectives en papel, y creo que ha sido una buena forma de iniciarme.
Argumento: Tras la muerte de Sir Charles Baskerville en extrañas circunstancias, el doctor Mortimer acude a la casa de Baker Street donde Sherlock Holmes y el doctor Watson pueden ayudarle a esclarecer las circunstancias de esta inusitada muerte y así asegurar que no le ocurra lo mismo a Henry, el único descendiente y heredero de la mansión y la fortuna familiar. Se trata de un caso de lo más curioso porque el doctor cree que en la muerte del baronet existe un ingrediente sobrenatural.Cuenta un manuscrito que, desde hace generaciones, existe una leyenda en que se avisa de que un sabueso infernal persigue a la familia Baskerville. Este fantasmagórico animal habita en los aledaños de la mansión y su objetivo es acabar con todos los miembros del clan que moren el lugar. A Holmes y Watson les cuesta creer que algo así pueda suceder pero algo en el caso logra captar su atención y están decididos a resolver el misterio.Como primera toma de contacto con el personaje he ido a escoger su obra más atípica, pues la aparición de elementos que tiran hacia lo sobrenatural no se repite en sus aventuras. Creo que por eso mismo, ha sido la mejor opción ya que así toda la atención no se centraba sólo en el caso, sino que hay ciertos toques de terror que aderezan la trama de muy buena manera.
Otro aspecto singular de esta novela es que Holmes está desaparecido buena parte de los capítulos que componen la novela, así que tenemos menos de sus deducciones increíbles que dejan a cualquiera por tonto. Es Watson quien narra y a quien principalmente seguimos la pista todo el tiempo, siendo sus decisiones y teorías más fáciles de comprender. Con ambos puntos me reafirmo en mi idea de que cualquiera que, como yo, quiera probar a conocer a estos personajes, tiene en ésta la mejor opción. Claro que, por otro lado, hay que conocer mínimamente a la pareja protagonista, aunque dudo que haya nadie que no sepa más o menos quiénes y cómo son.
Obviamente, es el elenco de secundarios el que complementa a la perfección una historia en la que todos pueden ser sospechosos, todos tienen su papel en la tragedia de manera directa o indirecta y todos guardan algún que otro secreto. De este modo, poco a poco y gracias a las averiguaciones que van realizando los protagonistas, se va llegando al desenlace en que todo queda explicado y todos los cabos atados.
Quizás el misterio de esta novela no sea el más espectacular ya que las piezas van encajando a su ritmo sin haber un destacado giro de guión que quite el hipo. Si tengo que ponerle alguna pega es ése mismo, que a la historia le falta un poco más de sorpresa. Al menos esto se compensa en parte con algunas escenas más de acción que no creía encontrar.Punto a favor para las descripciones de los tan relevantes escenarios en que sucede la acción, con un páramo que pone los pelos de punta con sólo visualizarlo en la imaginación.
Al ser una historia de intriga y misterios, cuanto menos sepáis, mejor, así que poco más puedo decir. No hay detalle que antes o después no resulte relevante y que no tenga su razón de ser. Sí que puedo decir, como ya imaginaréis, que el misterio del perro fantasmagórico acaba no siendo tal y es un ser real. Me habría gustado que el autor jugase un poco y dejase abierta la puerta a la fantasía aunque el perro protagonista de los hechos sí que tuviese su explicación. Pero bueno, esto es criterio personal completamente subjetivo.
En definitiva, El sabueso de los Baskerville es una novela corta, de apenas 140 páginas, muy entretenida, adictiva, que se lee perfectamente de una tacada. Una magnífica toma de contacto para los profanos y un clásico imprescindible para cualquier lector que se precie. Animo a que se le dé una oportunidad, su lectura es mucho más fácil de seguir de lo que pensaba.