Steven y Anna forman un matrimonio bien avenido, con una familia idílica y una situación económica inmejorable. Aunque ambos son médicos de éxito, en su vida familiar se suceden unos acontecimientos terribles que la ciencia no puede explicar…
Si de algo se caracteriza el cine de Yorgos Lanthimos es de provocación. Lanthimos pertenece a ese reducido grupo de autores como Pasolini o Haneke, que en todos sus guiones buscan incomodar al espectador. Para ello, se sirve principalmente de elementos truculentos y con altas dosis de desnudez y violencia. La mayoría de detractores de la obra de Lanthimos esgrimen que esta provocación es gratuita, que busca simplemente la provocación por la provocación. Pero también son muchos los que opinan que esta provocación, quizá algo efectista eso sí, consigue remover sentimientos en el espectador que de otra forma difícilmente saldrían a flote.
La escena que abre la película es muy representativa de todo lo que vendrá después: una operación a corazón abierto, muy explícita y quizá no apta para los estómagos más sensibles, pero que no sólo nos introduce en el ambiente médico en el que se desarrollará la película, sino también en la herida a corazón abierto que vivirá el protagonista así como en uno de sus errores del pasado.
Las interpretaciones actorales son todas de nota. Nicole Kidman está muy acertada en su representación, pero su actuación posiblemente no sorprenda tanto ya que interpretó un rol muy similar en “Eyes Wide Shut”. En esta ocasión quien realmente se lleva el gato al agua es Colin Farrel. ¿Qué ha sido de aquel actor gamberro cuya carrera se limitaba a películas comerciales sin grandes riesgos? En esta película su actuación emana un gran magnetismo sin necesidad de sobreactuaciones ni grandes aspavientos, y el espectador se solidariza y empatiza con ese padre/esposo sufridor que debe expiar sus pecados. Las actuaciones de los niños no desentonan con la de los adultos, y cumplen su cometido con creces, destacando eso sí, la actuación de Barry Keoghan, al que ayuda un físico acorde con el sentimiento dual de compasión/repulsa que debe transmitir.
El punto fuerte de las películas del director griego está en el guión. En este caso la historia va evolucionando de una manera prodigiosa, de tal forma que en la primera mitad de la película hace intuir que el episodio del niño huérfano irá por unos derroteros distintos de los que finalmente acontecen. También es muy hábil la transición que realiza entre el tono de realidad y ficción/alucinación, introduciéndolo de forma tan gradual que el espectador duda de qué terreno está pisando hasta casi el final del filme.
Durante toda la película se escuchan ecos del cine de Stanley Kubrick: en la frialdad de los personajes; en la recurrencia de los planos picados; en los temas de música clásica que habitan en momentos concretos de la película; en esos largos pasillos de un hospital semi vacío que van recorriendo los personajes a los que va siguiendo la cámara desde las alturas y que podrían compararse con el hotel Overlook de “El resplandor”; incluso hay una escena de Nicole Kidman frente al espejo que parece un guiño poco disimulado a la famosísima escena con que se promocionaba “Eyes Wide Shut” en los días previos a su estreno.
Antes de ver “El sacrificio de un ciervo sagrado” revisioné la primera obra de Yorgos Lanthimos que llegó al gran público, “Canino”, para valorar la evolución de este singular director. El salto en cuanto a presupuesto entre ambas obras es incuestionable, pero por suerte no ha sido en detrimento de la historia. Comparando ambas películas, separadas por un lapso de ocho años, se aprecian ciertas obsesiones del director que se mantienen intactas y que pueden considerarse como sus señas de identidad:
- El maltrato hacia los animales (en “Canino” era un gato, mientras que aquí es un pez el que sale mal parado) y la reducción del ser humano a categorías animales inferiores, haciéndoles ladrar a cuatro patas, o reptar como viles reptiles. No es casual que tres de las obras más conocidas del director griego lleven referencias a animales en sus títulos (“Canino”, “Langosta” y “El sacrificio de un ciervo sagrado”).
- Desmesurada violencia de padres hacia sus hijos, aunque el fin último sea la educación o el velar por su bienestar.
- Ridiculización de personajes cuando intentan representar arte: las hermanas de “Canino” bailando desbocadas una coreografía más propia del teatro del Grand Guignol, o la hija de “El sacrificio de un ciervo sagrado”, cantando desafinada y sin alma.
- Sordidez en las relaciones sexuales que se realizan incluso entre miembros de la propia unidad familiar.
- Originalidad en el enfoque de la cámara, cortando las cabezas de los protagonistas o utilizando planos picados en escenas vitales de la historia.
En resumen, una película muy recomendable donde constatar que el remordimiento de conciencia se nos puede presentar en muy diferentes formas.
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- ##check## Lo bueno
- Una historia subyugante con unos actores más que solventes.
- ##times## Lo malo
- Nos quedamos con ganas de ver a una gran diva como Nicole Kidman arrastrándose por los suelos.
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- Ambientación 9.0
- Fríos hospitales y escenarios extraños, hipnóticos, con elementos de decoración de otra época.
- Argumento / Guión 9.5
- Potente historia, acompañada de unos diálogos coherentes. Todo ello acompañado de unas actuaciones sobresalientes.
- Banda Sonora 8.0
- A excepción de unas pocas piezas clásicas, la BSO está formada por resortes acústicos y sonidos estridentes que ayudan a reforzar la sensación de asfixia de la historia.
- Entretenimiento 9.0
- No muestra las cartas desde el principio, por lo que se mantiene la intriga.
- Montaje / Innovación técnica 8.5
- Montaje hipnotico y que encaja perfectamente con la historia y la ambientación.
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- Puntuación Total 8.5 / 10
Trailer:Fuente Imágenes: Diamond Films