Título: El salón de baileAutora: Anna HopeEditorial: Duomo, 2018Páginas: 400
SINOPSIS.
ALTOS MUROS LOS SEPARAN, PERO UNA VEZ A LA SEMANA ELLOS PUEDEN BAILAR
1911. En un hospital psiquiátrico junto a los páramos de Yorkshire, hombres y mujeres, separados por muros y ventanas, se encuentran una noche por semana en un salón de baile magnífico y elegante. Allí, se reúnen para bailar mientras la orquesta interpreta piezas de Strauss. Durante una de estas veladas, Ella y John bailarán, y sus vidas cambiarán para siempre.
Porque los más grandes deseos siempre sobreviven, incluso allí donde parece imposible.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Tenía mis resquemores a la hora de afrontar este libro. En mi vida he visitado dos hospitales psiquiátricos, antes llamados manicomios, y creo que junto a la cárcel, son uno de los lugares donde me he encontrado más insegura, no porque se pudiera producir contra mi algo violento, porque las medidas de seguridad eran muy potentes, sino porque el terreno de juego me resultaba totalmente desconocido y difícil de interpretar lo que veía a mi alrededor. Pero han sido experiencias difíciles de olvidar y temía que esta novela rompiera ese recuerdo tan profundo.
Estamos en 1911, en el manicomio de Sharston donde conoceremos a Ella Fay, una chica joven a la que han ingresado allí porque ha roto en su fábrica una ventana para que entrara el aire y ha salido huyendo buscando libertad, a John Mulligan un irlandés que ha perdido a su mujer y a su hija y que al no tener trabajo, lo han llevado allí contra su voluntad desde un centro de indigentes, a Clem Church, otra chica que ha intentado suicidarse porque prefiere morir antes de que su padre la case con un vejestorio y a la que le encanta leer y a Charles Muller, un doctor frustrado que abandonó los estudios de medicina antes de terminarlos porque prefería ser músico y empieza a creerse dios y capaz de curar aquello sobre lo que no tiene idea, aprovechando la indefensión de los "enfermos". Precisamente este doctor es el personaje que más cambia a lo largo de la historia que la autora nos presenta. Un cambio peligroso y espeluznante que te mantiene alerta durante buena parte de la novela porque lo vas viendo venir paso a paso.
Estamos, pues, en un centro donde seguramente hoy la mayor parte de los personas llamadas enfermas mentales no son tales. Pero es 1911 y se piensan cosas como éstas:
"... el exceso de lectura ha demostrado ser peligroso para la mente femenina. Es algo que aprendimos en nuestras clases más tempranas. La célula masculina es esencialmente catabólica: activa y energética. MIentras que las células femeninas son anabólicas: existen para conservar la energía y sostener la vida. Si bien una lectura liviana no tiene nada de malo, la crisis nerviosa sucede cuando la mujer va en contra de su naturaleza. ¿Podría resultar de utilidad que la señorita Church interrumpiera sus lecturas?"Como podéis ver, según este doctor, todas las que pasáis por este blog, estaríamos juntas en el mismo hospital psiquiátrico.
En este escenario, John y Ella se conocen y empiezan a intercambiar mensajes y gestos en el baile que el "buen doctor" organiza para los internos seleccionados todos los viernes, para cumplir su teoría de que la música por si misma cura de la locura. Mientras en la calle se debate a nivel político la posibilidad de establecer la esterilización de los menos capaces de la sociedad para mejorar la raza y evitar precisamente tener personas en la sociedad como las que hoy en día están en este tipo de instituciones gastando el dinero de todos, mientras mucha población vive en la más absoluta miseria.
El salón de baile es una novela que fluye a buen ritmo pero sin precipitarse, sin prisa. Cada capítulo te va llevando al siguiente de una forma muy sutil, casi sin que lo percibas pero sin que dejes de desear continuar con sus personajes. Me ha gustado mucho esta manera de narrar y de empujarme con tranquilidad por su contenido, sin ansiedad por saber el desenlace porque las pequeñas cosas que les van pasando en cada capítulo son de por sí interesantes en sí mismas.
En definitiva, El salón de baile me ha resultado una delicia de lectura. Una historia durísima contada de una manera embriagadora que me ha envuelto y me ha emocionado colocándome en muchas ocasiones en el lugar de sus protagonistas y siendo partícipe de sus tristes vidas. Os la recomiendo.