Un partido como el PSOE, que acepta gobernar con el grueso de la población en contra y que provoca el mayor rechazo a un político en España desde Godoy, no puede ser un partido inteligente, sino una formación desorientada, suicida y perdedora. El sanchismo parece listo, pero es torpe y anticuado. Cree que los pobres siempre votan a la izquierda y por eso los fabrica con esmero en España. También cree que un líder implacable y sin escrúpulos, como Pedro Sánchez, puede conducirles hacia la victoria, cuando sólo consigue imponer su voluntad por la fuerza y ser considerado por sus conciudadanos y por la Historia, como un tirano para su pueblo. La historia demuestra otra cosa muy distinta. En países como Francia, Italia, Alemania y otros, los dirigentes socialistas han sido derrotados y olvidados, mientras que muchos pobres y marginados, cansados de las mentiras y estafas del socialismo, empiezan a votar masivamente a la extrema derecha. ---
Sánchez es un mal candidato, como lo demuestran sus derrotas en las elecciones a las que se presenta, su pésima imagen, los abucheos y pitadas que recibe en las calles, su pérdida de prestigio y peso en el mundo, la rebelión de muchos socialistas decentes contra el sanchismo y la insoportable pérdida de poder territorial del socialismo en la España actual, masivamente gobernada por la derecha.
Sus pactos humillantes, anti españoles y contrarios a la Constitución que está sellando con partidos llenos de odio y enemigos de España son un auténtico suicidio. Sánchez es un cortoplacista equivocado, un mal estratega sin perspectiva, un pésimo político, incapaz de planear el futuro, un corrupto multifacético y un miope cegato que sólo ve el presente.
Su estúpida torpeza y su visión antigua y caducada del mundo y de la estrategia le llevan a fabricar pobres, a aplastar a los empresas y a liquidar a la clase media española, mientras que su codicia, contraria a la política que despliegan las democracias europeas, les conduce a subir los impuestos y a espantar las inversiones.
Lo hace porque desprecia al pueblo por carecer de memoria, a las leyes porque se cree impune y por seguir creyendo en el viejo principio superado de que los pobres votan a la izquierda y los ricos a la derecha, lo que obliga a los socialistas a fabricar pobres, que según ellos son los que les votan.
Las estadísticas y la realidad demuestran que ese principio es falso y ha quedado ampliamente superado, aunque en España siga todavía vigente como consecuencia del odio a la derecha y a las mentiras socialistas, todavía creíbles. En países como Francia, Italia, Alemania, Holanda, Austria y otros muchos de Europa y el mundo, los obreros, empleados y muchos pobres, cansados de las mentiras socialistas y del enriquecimiento de sus líderes, han empezado a votar masivamente a la extrema derecha.
El fenómeno es notable en Francia e Italia, donde los viejos partidos socialistas están en el basurero y los cinturones industriales y gran parte de los marginados están votando a la extrema derecha, que ya gobierna en italia y que podría gobernar pronto también en Francia.
Ese destino es el que espera también al PSOE, que después de Sánchez será un cadáver destrozado por el sanchismo y repudiado por la mayoría de los españoles, cuando sean conscientes de las traiciones y estragos del sanchismo.
Sanchez y los suyos se equivocan creyendo que no pagarán precio alguno por sus marranadas y destrozos causados a España. Pagarán el más alto de los precios, quizás con la desaparición, su promoción de la pobreza, sus indultos a delincuentes, su despenalización de la sedición y la malversación, sus amistades con partidos que odian a España y están manchados de sangre, como el BILDU heredero de ETA, su terrible expolio fiscal, su reparto mafioso de los recursos públicos, su permisividad ante la invasión de los emigrantes ilegales, su negativa a defender las fronteras de España, su agresividad contra la Monarquía, su desprecio a las empresas y a los empresarios, su acoso a los autónomos, sus golpes demoledores a la clase media, sus mentiras institucionalizadas, su asalto miserable a la Justicia, su brutales agresiones a la democracia y su promoción del odio, la corrupción, la resurrección de la Guerra civil y el asesinato de la concordia que presidió la España de la Transición.
Francisco Rubiales