El peso de las grandes religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e Islam) a menudo eclipsa la existencia de otras muchas, derivadas de estas o surgidas en paralelo. Una de estas es el babismo, surgido del Corán, que tiene su origen en Persia durante el siglo XIX. Y el lugar que hoy os presentamos es uno de los más sagrados para esta religión: el Santuario del Báb.
Dicho santuario se encuentra en la ciudad de Haifa, en Israel, y contiene los restos de Baha’u’lláh (el “Báb”, líder de la religión), fundador del babismo, y también de su hijo mayor, `Abdu’l-Bahá. Se encuentra a los pies del Monte del Carmelo, rodeado de unos frondosos y espectaculares jardines que, para los no seguidores del babismo, constituyen un motivo suficiente para acercarse a este lugar.
El edificio es una mezcla de influencias orientales y occidentales. En un inicio era un sencillo mausoleo construido por el propio Baha’u’lláh, pero más adelante sería completado por su nieto Shoghi Effendi y por el canadiense William Sutherland Maxwell. El edificio mezcla influencias de los templetes griegos con las cúpulas propias de la arquitectura clásica de Israel.
Pero lo más destacable, como ya se ha dicho, son sus magníficos jardines, que se han convertido en uno de los espacios más populares de la ciudad de Haifa. Dispuestos en 19 terrazas, con multitud de árboles y flores y una cuidada composición geométrica, están considerados unos de los jardines más bonitos de Israel. La UNESCO los ha declarado Patrimonio de la Humanidad y los babistas los consideran “un regalo a la humanidad”.