Revista Insólito

El santuario japonés cuya construcción perdura 1300 años

Publicado el 21 agosto 2014 por Tdi @RLIBlog

El santuario japonés cuya construcción perdura 1300 años

Santuario en el 2005

Cada 20 años, en la prefectura Mie de Japón se desmantela el Gran Santuario de Ise para construirlo de nuevo en una localización adyacente. Esta tradición se remonta al menos al año 692, durante el reinado de la emperatriz Jitō. El periodo estipulado se adhiere a la creencia de que la naturaleza muere y renace cada 20 años. En el 2013, terminó la 62ª reconstrucción. De esta manera, se preserva el santuario y su estilo arquitectónico milenario.
El santuario está dividido en dos partes principales: Naiku, o santuario interior dedicado a Amateratsu Omikami, diosa ancestral de la familia imperial, y Geku, el santuario exterior dedicado al dios de los alimentos, vestimenta, vivienda e industria.

Origen

El santuario principal sigue el estilo de los almacenes de arroz del periodo Yayoi (300 a.C. - 300 d.C.), donde se almacenaban semillas de arroz para el año próximo y comida en caso de hambruna. Estos almacenes tenían más de una docena de pilares enterrados directamente en la tierra y tejados de paja que absorbían la lluvia de los monzones. Al absorber el agua, la paja se volvía más pesada apretando las paredes y cerrando los huecos entre las maderas, manteniendo el interior seco. Por el contrario, en verano, tras las lluvias,  la paja se seca  y permite el paso del aire al interior manteniéndolo seco. De esta manera, el almacen se comporta como un organismo vivo, protegiendo al arroz de la humedad y las plagas.
El problema es que los pilares no estaban protegidos de la humedad y se podrían. Como no podían dejar el arroz a la intemperie, la construcción de un nuevo almacen debía completarse antes de la demolición del antiguo. Esta tarea se convirtió en una tradición que se repetía cada 20 ó 30 años hasta llegar finalmente a las ceremonias Sengu del santuario de Ise.
Junto al santuario actual, hay dos terrenos adyacentes donde se reconstruirá la próxima vez y en donde previamente se han estado construyendo en siglos anteriores. Antes del periodo Meiji (1868-1912), se dejaba que el santuario antiguo se derrumbara con las inclemencias del tiempo tras completarse el siguiente.

Construcción

El santuario japonés cuya construcción perdura 1300 años

Santuario durante el 2013

Tanto en los años previos como posteriores a la construcción, se realizan los festivales del Jingū Shikinen Sengu (año de la ceremonia del traslado de los santuarios en el Santuario). En la última reconstrucción, comenzaron en mayo del 2005 y terminaron en el 2014. Para su construcción, se usan 10.000 cipreses japoneses.
El santuario se encuentra en una parcela de 5.500 hectareas donde el 90% es bosque. Este recibe el nombre de "Misoma-yama" y se creó a causa de la deforestación durante el periodo Edo (1603-1867). La madera se tomaba de este bosque para construir el santuario, así como para la leña. En esa etapa, entre 7 y 9 millones de personas peregrinaban anualmente al santuario. Dado que pasaban varios días en las cercanías, necesitaban leña. Por tanto, el bosque corrió el peligro de desaparecer.
El shogunato designó que el bosque de la zona de Kiso, propiedad del clan Owari, en la actual prefectura de Nagano, proporcionara la madera al santuario. Este bosque se convirtió en propiedad imperial a finales de la era Edo y propiedad nacional tras la Segunda Guerra Mundial. Debido a las protestas del personal del santuario, para no depender de nadie, en el periodo Taisho (1912 - 1926) se comenzó a repoblar el bosque circundante.
El santuario japonés cuya construcción perdura 1300 años

Tras talarse los troncos, se sumergen en agua durante dos años en un método que se conoce como "secado subacuático" que elimina los aceites de los troncos. Se aclimatizan en el exterior durante un año y luego otro año para cortarlos. Estos se cubren con papel japonés para prepararlos para la ceremonia.
Los restos del antiguo santuario también se reutilizan. Naiku y Geku tienen dos grandes pilares cada uno de 11 metros que soportan el techo se utilizan en las puertas torii del puente Uji que va al santuario. Tras otros 20 años, son reutilizados de nuevo en otra puerta torii cercana. El resto se la madera se reparte en otros santuarios del país, manteniendo las relaciones entre el santuario de Isa y los demás.
Curiosamente, contrariamente a lo argumentado en la paradoja de Teseo, el santuario sigue siendo considerado el mismo que hace más de mil años. En cierta manera, es como un organismo vivo cuyas células y átomos se van renovando sin que pierda su identidad.
Fuente: Japan for Sustainability, Smithsonian Mag,

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