Este contenido es propiedad de Revista de Historia - Revista de Historia es una de las pocas Revistas de Historia que destacan por ser una Revista de Historia online con artículos históricos semanales enriquecidos con infografías, vídeos e imágenes impactantes.
Tiempo de lectura: 6 minutosCorría el año 1527 y España se afianzaba como dueña del mundo. Sin embargo, en este año la cristiandad se tambalearía y a España, por supuesto, como no podía ser de otro modo, le salía otro enemigo.
España había topado con la iglesia o quizá la iglesia había topado con España. En el año de 1527 los Tercios de Carlos V, los defensores de la fe en Europa y el mundo, toman y saquean Roma.
Si estás en un móvil o Tablet y quieres leer el artículo más tarde, guárdatelo en PDF y léelo cuando te plazca: Aquí
El saqueo de Roma, 1527. Antecedentes y contexto
Era el 6 de mayo de 1527 y las cosas estaban de esta manera en Europa:
En 1525 el ejército del Imperio Español derrota a la Gran Francia de Francisco I en Pavía. España se hace fuerte en Europa y podría considerarse el inicio de su hegemonía europea.
Más tarde, los enemigos, y siempre envidiosos de España, como Francia, Inglaterra, Venecia, Milán, Florencia e incluso el Papa (Clemente VII), crean la Liga Congac en 1526, a espaldas del Imperio Español. Esta traición del papado no gustaría nada a Carlos I de España. Pues esta liga se crea para contrarrestar el poder de Carlos V.
Además, la amenaza otomana estaba cada vez más presente en el Mediterráneo y en la Europa Oriental, amenazando continuamente la Cristiandad. Así se observa en la toma de Túnez y Argel por Barbarroja y en las sucesivas expediciones al Norte de África, al sur de Italia o al Este de Europa por parte de piratas berberiscos y otomanos.
Carlos I, por su parte reinaba en España (tal y como la conocemos actualmente) desde 1516, aunque no es hasta 1518 cuando es jurado rey por todo el reino. Aquí se incluyen las Coronas de Castilla (con Granada y Navarra integrados ya como territorios suyos) y la de Aragón (con su imperio ultramarino del Mediterráneo, es decir, con los territorios griegos e italianos adjuntos también). A parte de ello, Carlos I era el señor de “las Américas”, territorios pertenecientes a Castilla y que se vislumbraban como un imperio jamás visto hasta entonces.
También en 1519 moría Maximiliano I de Austria, abuelo de Carlos I. Este es quien pasaría a ser candidato al trono del Sacro Imperio Romano y Germano.
Además de ello, entre 1508 y 1523 Carlos I aumentaba su poder sobre la Iglesia. Tal es así que el papado debía concederle a “las Españas” varias prerrogativas eclesiásticas, igual que hacía con reinos como Francia.
El Sacco di Roma, 1527
Así las cosas llegamos a 1527 y la tensión entre los poderes del Papa y del emperador comienza a ser irrefrenable. Las hostilidades aumentan.
Clemente VII dio su apoyo a Francia para, con ello, poder influir en el equilibrio de fuerzas que se había creado en Europa. Con este apoyo se pretendía que el Papa se librase de lo que se empezó a denominar como “dominación imperial” del Sacro Imperio Romano Germánico.
Sin embargo, a pesar de que Carlos V quiso evitar enfrentamientos y dejar aparcadas las diferencias entre ambos ejércitos para la ayuda y defensa de Hungría que estaba siendo atacada por los otomanos el Papa no cedió ante el enfado de Carlos V. Tal fue el cabreo que Carlos V decidió acabar con la Liga de Cognac en seguida. La decisión del emperador fue atacar al Papa, para de este modo disolver la liga, ya que él era su principal elemento, pero estratégicamente el más débil.
Comienzan los enfrentamientos entre los distintos bloques, el bloque imperial y el bloque de la Liga de Cognac. Aunque en un primer momento las tropas de Carlos V se muestran en inferioridad, tras la conquista de Milán comienzan a avanzar, haciéndose con el Norte de Italia.
El problema viene aquí. Aunque Carlos V derrotó a Francia y se hizo con el dominio del Norte de Italia, en aquel momento no había fondos para pagar a los soldados. El dinero de América tardaría todavía en llegar. En este sentido, los soldados se amotinaron, forzando con ello una situación difícil, pero, desde el punto de vista político, beneficiosa para el emperador. Con el amotinamiento de los soldados (5.000 españoles al mando del marques de Vasto, Don Alfonso de Ávalos, unos 8.000 alemanes, lansquenetes, comandados por Jorge de Frundsberg, y unos 3.000 infantes italianos al mando de Ferrante I Gonzaga; a parte de aproximadamente 700 hombres de armas y 800 soldados de caballería ligera, al mando del príncipe de Orange) se forzó a que su comandante, el duque de Borbón y Condestable de Francia, Carlos III, les dirigiese hacia Roma.
El caos fue monumental, pues en abril de este año en Florencia había estallado una revuelta contra los Medici. Las tropas, en busca de su botín y de manera indisciplinada habían saqueado Acquapendente y San Lorenzo alle Grotte, después ocuparon y saquearon Viterbo y Ronciglione y, el 5 de mayo estaban ya en las murallas de Roma. El Papa había huido por el corredor secreto conocido como il Passetto[1], viendo lo que se avecinaba.
Para tomar Roma, Carlos V había apoyado a las tropas del cardenal Colonna, enfrentado con Clemente VII y con formación militar, quien ayudó al emperador en la toma de Roma. El Papa, sin embargo, como ya he anunciado se hallaba refugiado en el castillo de Sant´Angelo. Las murallas romanas no resistieron la embestida y en apenas un día la ciudad estaba tomada por el ejército imperial. Aunque la fama se la llevaron los españoles, muchos autores hacen hincapié en la indisciplina de los mercenarios tudescos que aparte eran protestantes, por lo que cargar contra el Papa católico no les merecía ningún respeto.
Después de tres días de saqueo, las tropas imperiales acabaron con lo que quedaba de resistencia en ella y la Guardia Suiza fue masacrada en la escalinata de la basílica de San Pedro, sin contemplaciones defendiendo al Papa. El saqueo fue brutal, de gran transcendencia, habiendo asesinatos, violaciones, robos, destrozos, incendios…, los romanos no daban crédito a lo que veían. Entre los hechos más destacados, cuentan los expertos, a través de los relatos y las fuentes, que las tropas imperiales profanaron las cabezas de los santos que se mostraban como reliquias en el Vaticano. Así, se apoderaron de las cabezas de San Pedro, San Juan y San Pablo con las que jugaron en la calle, dándolas patadas y demás y robaron el oro y la plata que había en la basílica.
Durante estos tres días de caos y saqueos, la cosa comenzó a ir a mejor calmándose la situación.
Consecuencias
El Papa pasó unos meses recluido en el castillo de Sant´Angelo y el resto de su vida se mantuvo al margen de la política sobre todo en lo que concernía a temas del imperio. Además, en 1530 Carlos V era nombrado emperador en la Catedral de Bolonia recibiendo la Corona Imperial de manos de Clemente VII.
El emperador hizo oídos sordos en lo referente a los sucesos de Roma ante la expectación de toda la Cristiandad. Pues la jugada le salió bien. España se hacía con la hegemonía europea y el Imperio tenía más poder que el Papado. Ahora Italia, centro Europa y el Norte de Europa bailaban a merced de Carlos V, teniendo a la iglesia a su lado a partir de ese momento.
El ejército cobró su sueldo, y algo más, sin que saliera del bolsillo del emperador. Francia retrocedió en Europa e Inglaterra se mantuvo al margen, igual que el Papa. Curioso cuanto menos que el rey defensor de la fe fuera el protagonista del “Sacco” de Roma, ciudad que representa el cristianismo, sin embargo estaba en juego mucho.
Los húngaros seguían esperando apoyos del emperador resistiendo las embestidas de Solimán I, que a punto estaba de tomar Budapest. El archiduque Fernando de Austria era el encargado de resistir, gobernando Hungría.
Apenas dos años más tarde del saqueo de Roma los españoles, reorganizados con los alemanes se preparaban para defender Viena de los sarracenos otomanos.
Conclusiones
Las tensiones en Europa por la hegemonía y el equilibrio de poderes hicieron que se creasen dos bloques enfrentados entre sí, el Bloque Imperial y la Liga de Cognac, en una época en la que la Cristiandad estaba amenazada por el Imperio Otomano.
El saqueo de Roma por parte de las tropas imperiales puso de manifiesto que el emperador estaba por encima de todos en la Cristiandad. Dejó de manifiesto también que España estaría unida al Sacro Imperio Romano Germánico y sobre todo que España era la que a partir de ahora y hasta 1714 ostentaría la hegemonía político-militar y territorial en Europa.
El Saqueo pone de manifiesto una gran estrategia política del emperador, el cual ordena y se desentiende a la vez, se lava las manos y hace ver que es un incidente sin más en la historia. Además la Liga de Cognac queda dañada y a partir de ahora desarmada. Francia queda aislada por el imperio y por España. Además, se comienza a asociar a la Iglesia y Cristiandad con el emperador, pues las decisiones siempre serán las mismas para ambos.
Autor: Álvaro González Díaz para revistadehistoria.es
¿Eres Historiador y quieres colaborar con revistadehistoria.es? Haz Click Aquí
Si estás en un móvil o Tablet y quieres leer el artículo más tarde, guárdatelo en PDF y léelo cuando te plazca: Aquí
¿Nos invitas a un café?
Si quieres donar el importe de un café y “Adoptar un Historiador”, incluiremos tu nombre como agradecimiento en calidad de mecenas en un Artículo Histórico, puedes hacerlo Aquí:
También puedes apoyarnos compartiendo este artículo en las redes sociales o dándote de alta en nuestro selecto boletín gratuito:
Déjanos tu Email y te avisaremos cuando haya un nuevo Artículo Histórico
Bibliografía:
CERVERA, C., “El saqueo de Roma: las tropas de Carlos I de España encierran al Papa en Sant’Angelo”, ABC, 19/05/2015, http://www.abc.es/espana/20150519/abci-saqueo-roma-carlos-espana-201505182018.html
DE LA CUEVA, J. El saco de Roma, Linkgua, 2007
GALASSO, G., Carlos V y la España Imperial, Centro de estudios Europea Hispánica, 2011
SUAREZ, L. Carlos V, Ariel, 2015
http://www.historiadeiberiavieja.com/secciones/personajes/carlos-v-saqueo-roma
[1] un paso elevado que unía el Vaticano con el Castillo de Sant’Angelo, donde se refugió al amparo de la Guardia Suiza.
La entrada El saqueo de Roma, 1527 se publicó primero en Revista de Historia.