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Revista Cine
El sargento negro, además de ser un western es un modélico drama judicial, en el que un soldado es acusado de violación y asesinato. Las circunstancias del caso están en su contra y el racismo imperante en la sociedad de aquella época tampoco ayuda a que se haga justicia, porque, como sabe desde el principio el espectador, nos encontramos ante un hombre inocente. El sargento Braxton es ante todo la imagen de la dignidad, un perfecto embajador de los valores que Ford atribuía al Ejército estadounidense, valores que se ven cuestionados para al final ser reforzados. La película es sobre todo dramática, pero se encuentra plagada de momentos humorísticos que relajan la tensión imperante en el desarrollo de una trama que se narra a base de acertados flashbacks que nos van aclarando los puntos más importantes de la misma. Cualquier acusación de racismo en la obra de John Ford puede ser anulada con el solo visionado de esta película que, si bien no alcanza la perfección de otras suyas, consigue ofrecer una historia poderosa que mantiene durante todo su metraje la tensión acerca de quien puede ser el verdadero culpable de los hechos.