Como Carme Font muy bien dice,
Es evidente que es así, pero también que, para comprender el sentido original de obras escritas en épocas anteriores a la nuestra, se hace necesario conocer la época. De otro modo, se restaría interés y desvirtuaría la lectura, corriendo el riesgo de llegar a una interpretación en exceso simplista o incluso desorientada. Las obras literarias no son entes aislados, son engranajes de la cadena de la historia de la literatura, con sus antecedentes, su huellas e influencias posteriores y resultado, además, de los gustos literarios y la situación social, religiosa, e incluso política y económica del momento."Visto desde el punto de vista del lector, podríamos considerar la literatura como un acto creativo de interpretación y reinterpretación del mensaje del autor."
La obra de Mary Elizabeth Braddon (1835, aunque ella se empeñase en sacarse dos años-1915), una mujer que rompió ciertos convencionalismos sociales, de talante liberal y activista feminista, no puede ser entendida realmente si no es leída bajo el prisma de su tiempo. El secreto de Aurora Floyd, fue publicada en 1863- tan solo un año después de El secreto de Lady Audley, su primer gran éxito que, por cierto, he descubierto en casa en una edición de la editorial Del Bronce-, en plena época victoriana (1837-1901) y en este contexto deber ser entendida.
En 1851, la propia Reina Victoria había inaugurado en Londres la Gran Exhibición en la que el Imperio Británico mostraba al mundo todo su poder. En 1859, Charles Darwin publicaba su On the origin of species (El origen de las especies) y planteaba la duda entre fe y razón que duraría hasta el final del siglo y que derivaría en la clasificación de razas superiores e inferiores que justificaba la agresiva política colonial de Gran Bretaña. Dos años después, fallecía el Príncipe Alberto y la Reina se sumía en una honda tristeza y se refugiaba en sus castillos, aislada del pueblo que, pasado cierto tiempo, no lograba entender tal actitud. Esta época, en la que el materialismo y el utilitarismo estaban a la orden del día, fue un tiempo se grandes avances pero también de muchas dudas sobre la fe y la moral y un período profundamente puritano. Ya en 1819 Bowder había publicaba Family Shakespeare (Shakespeare familiar) en el que eliminaba todos los versos y palabras de dudosa moralidad. Este no fue más que el adelanto del espíritu victoriano, tiempo de moral convencional y de grandes familias en las que el padre era una especie de semidiós y la madre una mujer sumisa y callada. Se produce una vuelta a la autoridad ejercida por el cabeza de familia debido al temor de una revolución a la francesa, a los cambios sociales derivados de la Revolución Industrial y quizá también a la fuerte influencia protestantes. Ya a principios del siglo alguien escribía,
("Marido y mujer son uno, y el marido es ese uno.")"The husband and wife are one, and the husband is that one".
El hombre consideraba a su esposa e hijas como su propiedad y era respaldado por la ley. Hasta 1882, por ejemplo, la mujer tenía que hacer cesión de todas sus posesiones y dinero al casarse. Además, el divorcio solicitado por la esposa era casi imposible y el maltrato físico a la esposa llegó a ser un grave problema social. Aun así, hasta 1891 el marido podía pegar legalmente a su esposa con una vara, siempre que esta no fuese "thicker than a man's thumb" ( "de un grosor no superior al pulgar de un hombre"). Por otro lado, en torno a 1860 se produjo un aumento en la organización formal del movimiento sufragista y se popularizó un género denominado sensation novel (novela sensacionalista) en el que Mary Elizabeth Braddon fue figura destacada llegando a convertirse en Queen of Circulating Libraries (Reina de las bibliotecas de préstamo). El Rey sería Wilkie Collins. Así, incluida en este género novelístico, y marcada por su azaroso tiempo y por la personalidad de la autora debemos leer y disfrutar El secreto de Aurora Floyd. Nos encontraremos en ella los elementos propios del género: misterio, asesinato, suspense, adulterio,... escrito para lectores ávidos de emociones en una época de recatos, disimulos e hipocresías sociales. Es verdad que ya se habían tocado estos temas en obras anteriores pero teniendo como protagonistas a personajes de la clase baja. Ahora llegan al mundo acomodado y protegido de la clase media y alta. Con una heroína no al uso- rompe la autora intencionadamente estereotipos y roles- sino una joven mujer independiente, alejada de los cánones femeninos en cuanto a sus gustos, aficiones y carácter, que desea tomar sus propias decisiones, aunque pueda equivocarse, con una mujer de manifiesta sensualidad (en un momento en el que la sexualidad de la mujer era un tabú, y en el que se llegaron a practicar extirpaciones de órganos femeninos para evitar, entre otras enfermedades, la histeria femenina), nos cuenta Braddon su historia. Tras un suceso de su juventud, que el lector desconoce hasta muy avanzada la historia, la bella Aurora es pretendida por dos caballeros, Talbot Bulstrode y John Mellish. Con uno de ellos contraerá Aurora matrimonio, pero un violento suceso pondrá al descubierto su oscuro secreto y que quebrará su vida. Pero esto no es más que una muy sucinta sinopsis, el marco en el que Braddon decide hacer su denuncia social. El secreto de Aurora Floyd es una novela de intrigas y vericuetos varios, un melodrama de lectura muy placentera, que, sobre todo en las doscientas últimas páginas, no permite al lector postergar la lectura por mucho tiempo para llegar a un final en el que la autora, es evidente, se vio en la necesidad de hacer ciertas concesiones. El estilo es el propio de la época, con cierta intensidad emocional, y la historia es narrada con interpelaciones directas al lector, también muy características del momento. Nos encontraremos con personajes simpáticos y entrañables como John Mellish, el tío de Aurora, Samuel Prodder, o su propio padre, Archibald, con villanos como la viuda Powell y Steeve Hargraves- en relación a este último personaje, es necesario ser indulgente y recordar la adscripción de la novela a una época para poder entender el epíteto con el que frecuentemente se le menciona-, y no falta tampoco el personaje que hace de contrapunto femenino de Aurora, un personaje de espíritu más victoriano, en la figura de Lucy. El secreto de Aurora Floyd es una novela, testigo de una época, que escandalizó y contribuyó a su manera al replanteamiento de ciertas actitudes y al cambio social a partes iguales. Y que resulta además una muy amena y entretenida lectura.
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¡¡Mucha suerte a tod@s!!