“Pasar a la acción” es la única y máxima posibilidad latente que te permite…
Salir de lo que ya no querés.
Encaminarte hacia dónde vas.
Resolver un conflicto.
Generar creatividad.
Auto-motivarte.
Destruir la conversación interna que te paraliza.
Y así, podría seguir y seguir dándote situaciones en las que la solución es accionar.
¿Por qué cuesta tanto “pasar a la acción”?
¿Importa realmente saber esto?
Particularmente, creo que no. En cambio, sostengo que lo que necesitás es una herramienta para poder hacerlo.
Piensa antes de hablar, pero no pienses demasiado antes de actuar.
Esta es una de las claves para lograr este acto de accionar.
Ante la pregunta: “¿Te parece que sería importante que hicieras algo (acción)?”
Lo que nos aparece es: “Sí, pero qué”.
Ante la propuesta de “¡Pase a la acción!”
Lo que viene a nuestra mente es: “¿Cómo?”
Es decir, nos surgen pensamientos, y entre ellos más preguntas, y eso es a lo que no hay que prestar atención.
¡Deje de pensar y actúe! Es una buena frase para recordar.
La esencia y expresión del hombre es la acción. Anónimo
Veamos… ¿Qué hacer?
¿Qué querés hacer? Esta es la pregunta que tenés que contestarte.
¡Y accionar! Así de simple, sin preámbulos, sin más diatribas, sin más posposiciones.
¿Querés cambiar?
¡Cambiá!
¿Querés lograr una meta?
¡Lograla!
¿Querés resolver un conflicto?
¡Resolvelo!
¿Querés tener más creatividad?
¡Tenela!
¿Querés auto-motivarte?
¡Auto-motivate!
¿Querés destruir tu conversación interna?
¡Destruila!
¿Tu juicio te está diciendo que estoy siendo demasiado simple?
Coincido con él.
Estoy siendo simple porque es simple.
Los pensamientos que te paralizan provienen de tus excusas para no hacer lo que decís que querés hacer, y no hay nada más. Rita Tonelli
No hay nada más, amigo, nada más.
¿Cómo accionar?
¡Empezá ya!
¡Probá! ¡Intentá! ¡Experimentá!
Franklin D. Roosevelt acostumbraba a decir: “Es normal elegir un método y probarlo. Si es un fracaso, admítalo con franqueza. Pero, por sobre todas las cosas pruebe hacer algo”.
Y podrás vencer el miedo a equivocarte, haciendo, nada más que con eso.
Y el miedo al riesgo, por supuesto. Para esto: No arriesgues mucho.
Si comienza hoy, puede empezar a disfrutar el uso y el desarrollo de sus dones. Para un comienzo, usted deseará arriesgar algo pequeño, como un dedo del pie en lugar del cuello. “Alas de Águila” de Ted W. Engstrom
¿Querés escribir?
Escribí. Un relato corto, una descripción, un artículo sobre un tema que dominás. Y escribilo como si fuera a ser publicado. Y atravesando el miedo, presentalo en alguna parte.
(Recordá parar tu conversación interna. ¿Cómo? Permaneciendo en la acción)
¿Te gusta la fotografía?
Sacá fotos de lo que más te gusta. Paisaje, retratos, etc. Presentalas en alguna parte.
¿No salió bien?
¡Probá de nuevo!
Solo se aprende a hacer, haciendo.
El único fracaso es no volver a intentarlo.
Y cuando accionaste, probaste, intentaste, la acción comienza a ser parte de tu Ser. Se hace transparente en vos y ya no caerás en la inercia improductiva, y cada día que pase en tus intentos, construirán el camino a tus logros.
En definitiva, lo importante es empezar. No importa cómo, luego habrá tiempo para pensar en los detalles. Alain
¿Empezás ya?
Por el placer de compartir.