Una tarde, aquella del 17 de febrero de 2006, el guerrero descansó y colgó su camiseta de Racing en un vestuario. El duelo por el jugador que ya no era sólo duró unos minutos bajo la ducha. Nada más. Y una semana después, vestía sus trajes europeos en el banco de la Academia. Siempre así, a todo vértigo, Diego Simeone diseñó su carrera de DT. Fue campeón con Estudiantes a menos de un año de su despedida como futbolista. Le dio un título a River en 2008 y, seis meses después, dijo adiós con el equipo hundido en el último lugar. Nunca detuvo su marcha. Acelerador a fondo, pasó por San Lorenzo, Catania y volvió a Racing. Atlético de Madrid, otra vez, le mostró este verano la pista de aterrizaje y el Cholo llegó en un vuelo sin escalas. Ahora, degusta el champagne de la gloria, con sus dos títulos europeos en el equipo colchonero. Y promete ir por más. ¿Dónde está su clave ganadora? Ahí, en estos cinco mensajes célebres de su archivo personal. Ese es el secreto del Cholo. El secreto de su éxito.
El esfuerzo no se negocia. Ni tolero el conformismo. La pasividad está alejada de mí”.
“Si veo barro, me tiro de cabeza. Me gustan los desafíos en el mundo del fútbol”.
“Nunca se toca fondo. Se puede estar peor. Si sabes lo que pasa, puedes solucionarlo”.
“Sigo una frase de mi amigo Nelson Vivas: sólo en el diccionario éxito está antes que trabajo”.
“Disfruto ganando un título. Pero lo que ya se hizo se quedó atrás. El fútbol siempre es el mañana”.