Revista Diario

El secreto no está en retrasar la maternidad

Por Belen
El secreto no está en retrasar la maternidad
Tuve a mi hijo con 33 años. Seguro que la mayoría me diréis que es una edad estupenda para ser madre, ¿verdad? Yo también lo creía pero con el paso de los años me he dado cuenta que hay que ser madre más joven. Por diferentes circunstancias no pudimos repetir experiencia. A los casi 40 mi reloj biológico me dio un pescozón y me advirtió que estaba rozando la última oportunidad de ser madre. No voy a negar que hasta lo intenté pero sin éxito. Y a medida que el tiempo pasaba me iba dando cuenta de que era absurdo intentar una nueva maternidad siendo tan mayor
Ahora está muy de moda decir aquello que los 40 son los nuevos 30, pero eso, queridas amigas, es una mentira como una catedral. No me interpretéis mal, tengo 41 años y me siento en un momento inmejorable, física, emocional y psicológicamente hablando. No son los nuevos 30, porque a esa edad yo tenía muchas más incertidumbres, miedos y debilidades que ahora. En este momento me siento infinitamente mejor. Y aunque ahora las mujeres aparentamos menos edad de la que tenemos (o eso quiero pensar), la realidad es que nuestro cuerpo, internamente, no olvida la edad que tiene. Vamos que mis óvulos ya son viejos porque, según manda la naturaleza, mi fertilidad ha caído en picado desde que cumplí los 37 años. A los 40 las probabilidades caen al 50% en el primer año. Y a los 43 años la probabilidad queda reducida a un triste 2%. Por supuesto el riesgo de complicación aumenta: abortos espontáneos, malformaciones, diabetes, hipertensión. Es para pensárselo, ¿no te parece?
Pero muchas mujeres se creen eso de que los 40 son los nuevos 30 y lo aplican para todo, incluso para ser madres, y ahí está nuestro error. Nos empeñamos en no escuchar a la naturaleza, nos tapamos los oídos, nos vendamos los ojos y sólo queremos salirnos con la nuestra. Nuestro ciclo es el que es desde que el ser humano es ser humano. Entre los 11 y los 15 años la mujer tendrá su menarquia (primera regla) y ahí comenzará su periodo fértil. Según indican los expertos y por la duración del ciclo menstrual en la vida de la mujer, la mejor edad para ser madre ronda los 25 años de edad. Momento en que nuestros óvulos están en su mejor momento. A medida que cumplimos años esos óvulos irán perdiendo calidad, de ahí el aumento de complicaciones. Y llega un día que nuestra fertilidad toca a su fin y nuestras menstruaciones también. ¡Es la vida! Y no es malo.
Y entonces nos cuentan que somos las dueñas de nuestro cuerpo, de nuestro destino y de nuestra maternidad. ¡Podemos elegir cuándo ser madres! Desde luego que sí, faltaría más. Pero también nos cuentan que podemos retar a la madre naturaleza y ser madres a los 40 con los óvulos que teníamos a los 30. ¿No te viene bien ahora ser mami? No pasa nada mujer, congelas tus óvulos que ahora los tienes fresquitos y cuando se te antoje te los implantamos y aquí paz y después gloria. 
En esta ecuación hay algo que falta y no nos damos cuenta, y no es otra cosa que el componente emocional y psicológico de la mujer. Igual no estáis de acuerdo conmigo pero no es lo mismo tener 30 años, estar lozana de la vida y pasarte la noche en vela porque tu bebé mama incansablemente o tiene gases o se le ha ocurrido hacerte carantoñas, a tener 40 (y tantos) y querer morirte porque no te tienes derecha tras una noche en vela. Y no son las noches en vela, que eso al final es anecdótico, es la crianza, la educación, señoras, somos madres, sabemos de lo que hablo. La maternidad es maravillosa y todas queremos repetir, ¡es adictiva! Pero también implica desgaste y, no mintamos, en estos tiempos que corren donde la conciliación es una utopía, hay renuncia. ¿Por qué pensamos que todo eso podremos sobrellevarlo mejor con más edad que con menos?
Ya me lo decía mi madre y yo ni la escuchaba: "los hijos hay que tenerlos jóvenes", siempre me lo dijo, siempre. Y ahora entiendo por qué. Que sí, que sí, que podemos estar divinas, pero ni aguantas las noches en vela de un bebé igual como no aguantas una noche de marcha con las amigas, seamos honestas. Obviamente no es comparable, pero es una realidad. 
Volvemos a equivocarnos en esto de las libertades y derechos. No se trata de elegir ser madres cuanto más tarde mejor para poder hacer todo lo que nos venga en gana, tener un mega puesto de trabajo y vivir la vida loca. Se trata de elegir ser madres cuando queramos sin miedo a que nos echen del trabajo, asumiendo que todo en esta vida se puede compaginar y que la maternidad no te va a frenar ni te va a impedir ser feliz. 
La maternidad hay que integrarla en nuestro modelo social y no retrasarla porque así nos lo exige todo el mundo. Ser madre no debería ser 'eso que me queda por hacer'. Si quieres ser madre, ¡adelante! Deberíamos luchar porque la maternidad no fuera mal vista y no conformarnos con estas soluciones que sólo sirven para llenar los bolsillos a las clínicas de fertilidad. Clínicas que obviamente están ayudando a muchas parejas, pero que se están ganado buenos dineros porque muchas mujeres retrasan tanto el momento de tener un hijo que cuando ellas quieren ya no pueden. Ojo, no tengo nada en contra de estos profesionales, insisto en que están ayudando a muchas mujeres a cumplir su sueño de ser madres. 
¿En serio os veis con 50 años cuidando de peques que no han llegado a la adolescencia? ¿Y con 60 años conviviendo con adolescentes? La naturaleza nos marca sus pautas por algo, pero somos tan soberbios que nos empeñamos en ganarle la partida. Qué ilusos, ella tiene siempre todas las de ganar. Ya va siendo hora que nos demos cuenta. 

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