Un mal momento laboral, con altibajos y muchísimo trabajo (no esperado, ni de mi gusto) han hecho que la pila de reseñas pendientes se vaya aproximando a la pila de libros pendientes de leer. La verdad es que me encuentro tan saturado mentalmente que sentarme a escribir una reseña, o tan siquiera a leer, me resulta agotador y poco fructífero pues me pierdo continuamente. Sin embargo, he de sacar algún momento de luz entra tanta oscuridad, y de paz entre tanto caos, así que intentaré escribir las reseñas pendientes en un corto espacio de tiempo, aunque no tengo claro que sea capaz. Por lo pronto, vamos allá con El segundo imperio, cuarto libro de la serie Las monarquías de dios y que hace ya un par de meses que terminé.El segundo imperio es la continuación directa de Las guerras de hierro. Sin flashbacks temporales. sin puntos de vista diferentes de la misma historia. Sin historias de otros personajes equidistantes en el tiempo. Donde acaban Las guerras de hierro, comienza El segundo imperio, ni más ni menos.
En el segundo imperio, la excisión de los reinos herejes con el resto de reinos ramusianos es ya incuestionable, apodíctico. Himerius se yergue como una fuerza poderosa mientras el joven Albrec, tras convencer a Macrobius, se enfrenta intelectualmente a Aurungzeb en su afán de unir los dos credos.Aurungzeb, por su parte, pretende hundir Torunna de una vez por todas y lanza su ofensiva final mientras Corfe, sumido en intrigas palaciegas, debe sobrevivir al complot para combatir las hordas Merduk.Mientras tanto, Hawkwood, con escasos supervivientes ha regresado a Abrusio. Con su vuelta, la amenaza del gran mago allende los mares y los aullidos lobunos, ensombrecen el total de los reinos.
¡¡Buah!! Sólo describir el resumen, me retrotrae a hace dos meses, cuando me lo bebía a largos tragos. Y digo, a largos tragos, porque Kearney logra lo que otros no, una narración fresca, llena de potencia, con extrema acción, ágil, rápida, sorpresiva y que te invita a no parar de leer y a querer más y más. Y, lo mejor de todo: nunca defrauda. Realmente fascinante. Magistral. Sin lugar a dudas está saga es una de las más grandes.Paul Kearney nos tiene acostumbrados a una prosa fluida y dinámica. Muy potente y efectista, con una especial validez para el ambiente náutico y con una viveza y expresividad contundente en lo que se refiere a situaciones bélicas.
En esta cuarta entre, Kearney empieza a sentar las bases finales de lo que parece será un fin de saga espectacular. De este modo, comienza a cerrar tramas muy importantes y principales hasta ahora, como la guerra entre ramusianos y merduks, para centrarse en lo que será la gran epopeya que deparará la llegada del poderoso mago de occidente.A mi modo de ver será este, y no otro, el gran y único hilo activo de Las naves del oeste pues, la unificación de credos parece acercarse a su fin en esta 4ª entrega, con la aceptación por parte de Macrobius y de los sacerdotes merduk; la trama de Jemilla, si bien no está cerrada, parece no tener fuerza suficiente para que exista tiempo material para desbancar a lo que está por venir desarrollándola de manera satisfactoria y no cortante; el cierre de la trama de Himerius será sorpresivo y fugaz en su resultado, me temo; la trama de Corfe y Heria ha quedado finalmente resuelta. Por supuesto, no quiero decir que este será el único hilo argumental disponible en la 5ª entrega pero sí, el que captará toda nuestra atención. Está claro que todo esto son elucubraciones mías, pues aún no he leído el final de la saga y, como podéis comprobar, ni siquiera he ojeado reseñas al respecto por lo que, si me equivoco, disculpad todos mi osadía. Ante este último hilo que he mencionado cabe señalar el buen trabajo de Kearney pues, no cabe duda de que la trágica situación de Corfe y su esposa rondaba página tras página de la saga encogiendo el corazón del más pintado. A este respecto no puedo más que decir que el autor lo ha cerrado de una forma excepcional aunque, reconozco, que me decepcionó un poco ¿Por qué? Porque esperaba la eterna lucha por la recuperación del amor perdido. Me cuenta creer que dos personajes que se quieran tanto sean capaces de un acto de olvido premeditado como el que plantea Kearney, si bien es cierto que, no siempre Corfe fue tan arrojado, osado y sentimental, y fue necesario la pérdida de su mujer para hacerlo explotar.Así, con esta tragedia y con la vistosidad militar de los últimos libros, puede dar la impresión de ser Corfe el único protagonista de la historia. No lo es, pues todos, a su modo, portan pesadas cargas y esperan grandes futuros pero, es cierto que Corfe Cear-Inaf adquiere una predominancia importante en escena, siendo el protagonista de los momentos más emotivos y de los más enérgicos. No en vano, la batalla de Berrona muestra la grandeza narrativa de Kearney que, en esta ocasión, entra de lleno en la guerra y, además de la vistosidad de la estrategia militar, nos muestra el horror visceral de la misma, el sufrimiento de los inocentes, el salvajismo crudo e irracional del más fuerte. El miedo, el horror, la impotencia, la desolación subyacente ante estos hechos sin sentido.
En esta cuarta entrega somos conscientes del gran apoyo que suponen las mujeres para cada uno de los protagonistas. Mujeres poderosas por si mismas que, en mayor o menor medida, permanecen en la sombra y aportan la madurez y carácter a los protagonistas principales, como la Reina madre de Torunna en el caso de Corfe, Heria en el caso del sultán Merduk, y de Lady Isolla en el caso del rey Abeleyn.
En definitiva, con El segundo Imperio, Kerney vuelve a superar a la anterior novela, convirtiéndola en la mejor parte de la saga. No tengo la menor duda de que estoy ante una de las mejores sagas de fantasía que he leído jamás. Rápida, adictiva, totalmente adulta. Fantástica, sí, pero recomendable para todo tipo de lector. Sólo me surge una duda: tan sólo queda un libro para cerrar la saga. Un libro no muy extenso precisamente. ¿Será suficiente para cerrar tan magnífica saga sin dejarnos casi a medias?