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El segundo kimono. Disonancia cognitiva.

Publicado el 21 abril 2013 por Itxasomardones @ItxasoMardones
El segundo kimono. Disonancia cognitiva.


"La única diferencia entre un capricho y una pasión eterna es que el capricho dura algo más"

(Oscar Wilde)
Yo soy esa. La compradora compulsiva que no puede volver a casa sin haber cazado una buena presa. La que quita la etiqueta cuando aún sigue en la bolsa. La que marca una fecha de caducidad más estricta que la del sector lácteo: las presas se estrenan en menos de 24 horas. Esta vez la presa era una práctica chaqueta estilo kimono.
El segundo kimono. Disonancia cognitiva.
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El segundo kimono. Disonancia cognitiva.
El segundo kimono. Disonancia cognitiva.

Yo soy ésa. La que hace oídos sordos al decálogo de la buena ama de casa, la que no sabe de economía doméstica, la que no piensa en su fondo de armario al comprar una nueva prenda. Yo soy ésa. La que, cuando quita la etiqueta y se dispone a colgar su nuevo kimono en una percha... se encuentra con que ya tenía uno.

El segundo kimono. Disonancia cognitiva.
El segundo kimono. Disonancia cognitiva.
El segundo kimono. Disonancia cognitiva.

Pero ya soy una experta en convencerme de que ha sido una buena compra. En la asignatura de psicología social lo llamaban disonancia cognitiva. Se trata de darte argumentos hasta convencerte de que no te has equivocado, de que aún puedes respetar tu propio criterio. Uno, este kimono es muuuuucho más colorido.


El segundo kimono. Disonancia cognitiva.

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Dos. Este es algo más corto. Así podrás llevarlo con shorts burgundy (hasta disonando tienes que mantener el diccionario modernete)  en lugar de con un vaqueros setentero y te librarás por fin de los tacones. Mejor estas botas negras de caña hipercorta. Ya me tengo casi convencida.


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Tres. Sigue llevándose el estilo japo. No hay más que ver a las it girls que lo sacan de día y de noche. Cuatro. Es práctica. Tapa y no abriga. Estiliza casi tanto como un vestidito negro. Y puede sacarte del apuro y convertir  un soso look callejero en un cool streetstyle. Podría ser una pasión eterna. Intuyo que ya me tengo casi en el bote.


El segundo kimono. Disonancia cognitiva.

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El segundo kimono. Disonancia cognitiva.

Si  te quedas sin argumentos, siempre puedes convencerte de que usar la misma prenda un año después no quiere decir que no evoluciones, solo que mantienes tu juvenil estilo. Además, la revolución está sobrevalorada.


El segundo kimono. Disonancia cognitiva.

El segundo kimono. Disonancia cognitiva.

Y así, con un master en disonancia cognitiva, lo consigo. Me convenzo a mí misma de que mi compra no es mi capricho, sino una necesidad. De que no me he equivocado. Y de que aún soy capaz de soportarme a mí misma y a la insoportable levedad de mi ser. Yo, mi, me conmigo....


El segundo kimono. Disonancia cognitiva.

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