El rey Salomón mandó construir el primer Templo de Jerusalén para contener el Arca de la Alianza. El Templo quedó destruido en el año 586 a.C. por la invasión del babilonio Nabucodonosor.
fuente: Freimauer
A partir de entonces comenzó la edificación del Segundo Templo, completado en época de Herodes, en el siglo I a.C. El templo presidía de manera majestuosa la Jerusalén del siglo I a.C. Aunque apenas quedan restos, el testimonio del historiador Flavio Josefo nos es útil para reconstruir el Templo tal como pudo ser. La entrada del templo herodiano era la Puerta Preciosa, cuyo acceso estaba prohibido a los no judíos. Después se entraba al Patio de las Mujeres, único recinto al que les estaba permitido acceder. La Puerta de Nicanor, decorada con paneles de bronce muy elaborados, conducía a un patio interior. Le seguía el Patio de Israel, cuya entrada estaba reservada a los hombres judíos. En su centro, sobre una plataforma elevada, estaba el altar de sacrificios. La última estancia del edificio era el santuario, con cuatro columnas con capiteles corintios en su fachada, cuya puerta sólo podía ser atravesada por los sacerdotes. El Segundo Templo fue incendiado por el romano Tito en el año 70 d.C. De él queda en pie solamente la sección oriental de la muralla que lo rodeaba, el actual Muro de las Lamentaciones.
La reconstrucción de las murallas
Fuente: Respetable Logia Añaza Nº 33, Santa Cruz de Tenerife, España
Época del Segundo Templo de Salomón (I) (586-167 a.C.) Con la invasión caldea en el año 586 a.C., la destrucción del primer Templo y la deportación a Babilonia, comienza la gran Diáspora del pueblo judío, que se vio expulsado de su tierra y dispersado. Sin embargo, llevaban consigo la Torah y un profundo sentimiento de nostalgia que les permitió conservar sus signos de identidad en el exilio. Esto les permito establecer fuertes comunidades en Mesopotamia, Asia Menor y Egipto, que ya no desaparecerían. Por otra parte, no todos los judíos fueron realmente enviados al cautiverio de Mesopotamia. La mayoría de los campesinos, sobre todo los mas pobres, permanecieron en sus tierras.
Los desterrados a Mesopotamia fueron instalados como agricultores en la antigua fortaleza asiría de Nippur. A los profesionales y artesanos se les permitió instalarse en la ciudad y Joyaquim fue tratado como un rey, pudiendo tener su propia casa. En este momento, tiene lugar un importante y profundo proceso de transformación en el seno del pueblo judío. Los primeros exiliados estaban convencidos de que todo era debido a un castigo de Yahweh por sus pecados y que pronto volverían a su Tierra, pero la nueva destrucción de Jerusalem y sobre todo del Templo, termino con sus esperanzas de retorno e hizo crecer una conciencia de pecado, tan grande, que les hizo pensar que seria la causa de su completa exterminación. Ante esta desesperanza y pesimismo de que no hay remedio posible, Ezequiel opone su argumento de nadie es responsable de los pecados de sus padres, ni de sus hijos y que cada uno debe hacerse responsable de sus propias culpas, lo que viene a enriquecer considerablemente la conciencia religiosa judía de la época. "Infundiré mi espíritu en vosotros y viviréis; os estableceré en vuestro suelo y sabréis que yo, Yahweh, lo digo y lo hago" (Ez. 37,11-14).
Los profundos cambios afectan con fuerza a la conciencia religiosa y la vida empieza a girar exclusivamente en torno a la Torah, desapareciendo los últimos vestigios de idolatría. Se acomete la redacción de las Cronicas , el Libro de los Reyes, y el segundo Isaias alienta la esperanza de la restauración de Israel de la mano de un príncipe ungido de la Casa de David. Se cree que fue precisamente en Babilonia donde la circuncisión y el Sabbath se convirtieron en los dos grandes signos de pertenencia a la comunidad y donde nació la Bet Haknoset (Sinagoga, en griego) como lugar donde orar, mantener la fe y practicar la lectura de las Escrituras. Al no poder llevar a cabo el culto del Templo, la religión judía se oriento hacia las practicas litúrgicas que se han conservado hasta hoy. En esta época los judíos adoptaron el arameo como lengua común.
Evil Marduk, hijo de Nebukadrezzar II, pierde el trono a manos de Nabónido el año 556 a.C. que emprende una reforma religiosa para colocar al dios caldeo Sin por encima de los demas dioses, para lo que se retira al norte de Arabia, a la ciudad de Teima (actual Talma) y deja encargado del gobierno a su hijo Beishar-Usur que provoca un gran malestar entre los sacerdotes, que se pondrán de parte del rey persa Ciro cuando en el año 539 a.C. se apodera de Babilonia, poniendo fin al imperio caldeo. Ciro establece un sistema de gran tolerancia, permitiendo que cada pueblo tenga su propia religión y concediendo también un cierto grado de autogobierno.
El año 538 a.C., Ciro dicta un edicto por el cual los judíos pueden regresar a Jerusalem, reconstruir el Templo y llevarse consigo los objetos de culto que se puedan recuperar. Sesbasar (Senasar), hijo de Joaquin gobernará Jerusalem por mandato de Ciro. El gran entusiasmo que esto produce entre los judíos, y el agradecimiento que sienten hacia Ciro, se pone de manifiesto en este pasaje del Libro de Isaias. "Asi dice Yahveh a su Ungido Ciro, a quien ha tomado de la diestra para someter ante él a las naciones y desceñir las cinturas de los reyes... Te daré los tesoros ocultos y las riquezas escondidas para que sepas que Yo soy Yahweh, el Dios de Israel, que te llamo por tu nombre" (Is. 45,1-3).
No todos los judíos deciden volver a la Tierra. Después de casi 60 años de exilio, muchos de ellos han hecho una nueva vida y disponen de medios propios de subsistencia, por lo que la mayor parte permanecen en estas comunidades. Según la tradición bíblica, regresaron 42.000 judíos libres con 7.337 siervos y 200 músicos, que a su regreso, se encontraron con una tierra extraña que no era la misma que ellos habían dejado, o que sus padres les habían contado, pues los que se quedaron, en su mayoría habían perdido sus señas de identidad y adoraban a otros dioses. Rápidamente se levanto un altar, pero la reconstrucción del Templo se encuentra con muchas dificultades y progresa muy lentamente, debido principalmente a la falta de mano de obra, ya que a los "am ha-aretz" (gente de la tierra) no les permiten trabajar en la obra, por considerarlos impuros. Hay muy poca información sobre este periodo. Sesbasar es sustituido por Zorobabel (su primo, según algunas fuentes) y el sadoquita Yesúa ben Yosadac es el Sumo Sacerdote con la doble función religiosa y de ejercicio de la justicia. Jerusalem, que ya no contaba con poder político, se convirtió en el lugar santo por excelencia. La reconstrucción del Templo se interrumpió durante el reinado de Cambises, pero la subida al trono de Dario reforzó el poder de Zorobabel y dio un nuevo impulso a la reconstrucción, que concluyo el 10 de Marzo del año 515 a.C., con su consagración.
En Judá, el judaísmo se convirtió en un movimiento puramente religioso, pero las mayores transformaciones se estaban produciendo en la Diáspora, donde si bien se le daba valor al culto del Templo, el judaísmo giraba en torno a la palabra y su difusión. Ser judío era una condición religiosa y por tanto la unidad del pueblo judío ya no se vincula a nada material, sino a la fe, y en las sinagogas se organiza un verdadero culto. Por otra parte, para preservar las señas de identidad judías se establecen estrictas reglas de pureza que los mantengan separados de la sociedad babilonia en la que viven, especialmente la clase sacerdotal, que debe mantenerse pura y apartada de toda contaminación, prohibiéndose los matrimonios mixtos.
En el año 458 a.C., el rey persa Artajerjes (465 - 424 a.C.), en su séptimo año de reinado, encargó a Esdras la reconstrucción de las murallas de Jerusalem así como iniciar una reforma religiosa. Esta es la versión que encontramos en los libros de historia judía, que toman como base los textos bíblicos. En el libro de Esdras, encontramos estas citas en las que se basan los historiadores-teólogos. Esdras 7,1-6 Bajo el reinado de Artajerjes, Esdras subió de Babilonia. Era un escriba versado en la enseñanza de Moisés....
Esdras 7,14 inspeccionar ... en lo referente a la Ley de tu Dios que esta en tus manos. Esdras 7,25-26 Esdras, [debes] nombra[r] magistrados y jueces ... que conozcan la Ley de tu Dios ... para juzgar y enseñar a quienes la ignoran ... y todo aquel que no cumpla la Ley de tu Dios ... sea castigado.
Según el relato bíblico, Esdras volvió con un segundo grupo de repatriados. Su primera decisión fue emprender una reforma religiosa y comenzó por separar a los judíos retornados de los am ha-aretz y poco después ordeno a las principales familias que despidieran a las mujeres extranjeras. A Esdras se la atribuye también haber establecido el canon del Pentateuco.
Una valoración objetiva de toda la documentación existente, tanto bíblica como extrabíblica, viene a demostrar la inexistencia histórica de este personaje, a si como de su reforma religiosa, que no seria llevada a cabo hasta muchos años después.
Según el texto bíblico, Esdras fue sustituido por Nehemias que reconstruyo las murallas convirtiendo Jerusalem nuevamente en una fortaleza, y continuo la reforma religiosa emprendida por Esdras.
En el ámbito social Nehemias se encontró con un gran problema. Los cambios económicos que genero la gran unidad creada por el imperio persa, dio lugar a que el comercio experimentara un gran auge, que permitió el enriquecimiento de ciertos sectores de la sociedad judía. Mientras que los grandes propietarios, sacerdotes y nobles se enriquecían, los agricultores se endeudaban, perdiendo sus tierras y llegando a tener que vender a sus hijos como esclavos para subsistir. Ante esta situación, Nehemias recurrió al Deuteronomio para imponer la redistribución de la tierra e invocó el principio de que en Ertz Israel, la tierra pertenece al Pueblo y no a cada persona individual. El diez por ciento de la población debería vivir en Jerusalem y el diezmo del Templo contribuiría al sostenimiento de los levitas, que carecían de recursos. Impulso hasta tal punto la Ley del Sabbath, que llego a ordenar que se cerraran las puestas de la ciudad desde la tarde del viernes a la del sábado, paralizando así toda la actividad comercial. Nehemias regreso a Babilonia y dejo a su hermanos Janani el gobierno de Judá. El pueblo judío esta ahora dividido en dos grandes comunidades. Los que viven en Yehud (Judea en arameo y que los griegos llamaron Ioudaia) y los de la Diáspora, con dos grandes colonias en Babilonia y Alejandría. Pero todos ellos conservan la misma fe que sus antepasados y sus señas de identidad. Israel ha pasado a ser ahora el Pueblo de la Alianza, unidos por la Torah y el culto del Templo de Jerusalem, que continua siendo el único legitimo.
Este nuevo Israel, desprovisto del poder político, es una comunidad nacional y religiosa que no ha perdido la esperanza de una restauración. Judea es gobernada desde Jerusalem por un Consejo de Ancianos y un Sumo Sacerdote sadoquita de la orden de Yadayá, cuyo cargo se sucede de padres a hijos y practican la endogamia para garantizar la pureza. El poder del Sumo Sacerdote se extiende también sobre Diáspora. Pero en esa nueva situación los judíos deben enfrentarse a lo que consideran dos grandes retos. El Templo de Jerusalem es el único legitimo para los judíos, por lo que la existencia de otros templos supone una amenaza para la unidad religiosa.
En la isla egipcia de Elefantia (Asuán), Dario había constituido una colonia judía y construido un templo que perduro hasta el año 410 a.C. En Samaria, el territorio del antiguo reino de Israel, el Sumo Sacerdote Manasés, que había sido expulsado de Jerusalem por haberse casado con la hija del rey de Samaria, construyo otro templo en el monte Guérizim, cerca de Siquem, el primer santuario israelita. La comunidad samaritana estaba formada por colonos griegos paganos y restos de las doce tribus que aceptaron la dirección de Manasés. Estos judíos aceptaban la Torah, aunque mantenían una total independencia del Templo y de las autoridades religiosas de Jerusalem, pero nunca fueron aceptados como tales por sus hermanos de Judea, existiendo un gran odio entre ambos pueblos. Con la muerte de Carlomagno en el año 323 a.C., comienza la desintegración del gran imperio macedonio.
En torno al 275 a.C. son ya solo tres las dinastías que se disputan este gran imperio. Los ptolomeos que gobiernan en Egipto, los seleucidas en Asia y los antigonidas en Macedonia. Ptolomeo I se apodero de Jerusalem aprovechado un sábado, en el año 321 a.C. y hasta el 218 a.C., Judea pasa a ser una provincia egipcia. Durante al siglo III a.C., tuvieron lugar cinco guerras entre seleucidas y ptolomeos. Al terminar la quinta guerra, sobre el año 218 a.C., Judea, que no era mas que una pequeña parte del territorio en disputa, queda bajo el dominio del rey seleucida Antioco III que les era bastante proclive. Un numeroso grupo de Judíos, dirigidos por el sacerdote Ezequias se instaló en Alejandria. Los maestros judíos declararon que la obediencia al Sumo Sacerdote era condición esencial para la defensa de la Ley, obediencia que se extendía también a la Diáspora. Surgieron entonces dos líneas sobre las atribuciones del Sumo Sacerdote. Una que atribuía la autoridad directamente al cargo, sin tener en cuenta la persona que lo desempeñaba, y otra que atribuía precisamente a las condiciones de la persona, la dirección y el magisterio del cargo.
Los fariseos eran partidarios de tener en cuenta las condiciones personales para ejercer el cargo de Sumo Sacerdote y presentaron a Simon el Justo como el instaurador de dos normas esenciales: cumplir los preceptos de la Torah estrictamente y vigilar estrechamente las normas de pureza, alimentación y relaciones con los gentiles. Las obligaciones eran tanto individuales como colectivas. El Pueblo tenía que seguir la Torah. La condición de judío se obtenía por nacimiento y la circuncisión era la confirmación en la Alianza. Todo judío debía celebrar las fiestas establecidas, respetar las normas de pureza y alimentación y contraer matrimonio solamente dentro de la casa de Israel.
En esta época aparecieron grandes familias que ostentaban un gran poder económico y que estaban sumamente interesadas en relajar las normas religiosas introducidas por Esdras y Nehemias, adentrándose mas en la helenización que favorecía notablemente sus intereses. Ni siguiera Jerusalem, que era ya una gran ciudad, podía considerase enteramente judía. Además había colonias griegas en Galilea y Transjordania. Pero para poder llevar a cabo estos cambios, era necesario controlar el sumo sacerdocio.
Antioco III, rey de Siria, aprovechando que Roma estaba ocupada en la segunda guerra punica contra Cartago, y no podia prestar su apoyo a Egipto, tomó Jerusalem y aunque seria derrotado en Raphia en el año 217 a.C., conservo estos territorios, y el rey egipcio Ptolomeo IV Philopator se replegó al valle del Nilo. La situación de Judea cambio considerablemente. Los seleucidas eran partidarios del sincretismo religioso y de la helenización y Judea había pasado a estar bajo control sirio. Pese a ello, el Sumo Sacerdote consiguió que Antioco III confirmara el status de Judea, pero el avance del helenismo era imparable. Ante esta situación, el judaísmo responde con la exigencia rigurosa de los preceptos religiosos y la conservación del arameo como lengua hablada, pero las voces judías a favor de la helenización son cada vez más numerosas.
En esta época ya se tienen noticias de la presencia de judíos en Roma. La política expansiva que llevo a cabo Antioco III por Asia y Grecia le llevan al enfrentamiento con Roma, que tras vencerlo, le obliga a firmar la paz de Apamea en el año 188 a.C.. Roma impone a Siria una fuerte indemnización que llevara a las arcas seleucidas a la bancarrota. Un año mas tarde, en el 187 a.C., Antioco III y el Sumo Sacerdote Simon El Justo, fallecen y son reemplazados por Seleuco IV Philopator y Onias III respectivamente. Seleuco IV muere asesinado en el año 175 ó 176 a.C. y le sucede en el trono Antioco IV Epifanes. Las acciones que llevo a cabo este rey fueron especialmente humillantes para los judíos. Un grupo de judíos pertenecientes a las familias mas adineradas de Judea, van a ver al nuevo rey sirio acusando a Onias III por su política de retorno riguroso al judaísmo, que según los conspiradores, era un claro acercamiento a Egipto y traería consigo una inminente sublevación contra el poder seleucida. Joshua, hermano de Onias III, que cambio su nombre hebreo por el de Jasón, ofrece a Antioco IV una importante cantidad de dinero para que le nombre Sumo Sacerdote y además le promete iniciar una serie de cambios para impulsar la helenización en Judea. Antioco IV no puede rechazar esta oferta, pues necesita el dinero y además vera favorecida su política helenizadora, por lo que nombra a Jason Sumo Sacerdote y mientras las tropas sirias le apoyan en el Templo, Onias III es encarcelado en Antioquia y su hijo, Onias IV y un numeroso grupo de judíos ortodoxos se refugian en Egipto, donde Ptolomeo VI y su esposa Cleopatra, les permiten levantar un Templo sobre las ruinas de un antiguo santuario de Baat, la diosa gata. Esta diosa, que se identificaba también con Tefnit, la leona, da el nombre con el que se conoció a este nuevo asentamiento, Leontopolis. Esta nueva situación creo un verdadero cisma. A pesar de que Onias IV era descendiente legitimo de la estirpe sacerdotal, los sacrificios que realizaba en el nuevo Templo eran considerados ilegales por Jerusalem. Este Templo perduro hasta el año 73 d.C., en el que fue destruido por los romanos.
Jason, como Sumo Sacerdote, estaba obligado a mantener el ritual del Templo y continuar con los sacrificios diarios, pero al mismo tiempo también estaba decidido a convertir a Jerusalem en una ciudad griega. Mando construir un gimnasio y los jóvenes se vestían y peinaban al estilo griego. El Pueblo judío se vio dividido en dos grupos, los que apoyan la helenización y los ortodoxos. La tradición judía conserva en la memoria el recuerdo de esta época como aquella en la que se vio amenazada la existencia del judaísmo. Pero este rápido avance del helenismo en las ciudades, no se veía acompañado de la misma aceptación en las zonas rurales y desde el año 172 a.C. empieza a formarse un fuerte movimiento de oposición. En el año 170 a.C., Antioco IV viajo a Jerusalem y destituyo a Jason del sumo sacerdocio, nombrando en su lugar a Menelao, de quien se dice que pago al rey sirio una cantidad superior a la que le había pagado Jason por el puesto. Para respaldar al nuevo Sumo Sacerdote, Antioco IV dejo en Jerusalem una fuerza militar considerable, al mando del general Sóstrato. Jason huye a Ammon y se refugia en casa de Hircano, el Tobiada, y ambos intrigan buscando el apoyo de Egipto. Cuentan con el apoyo popular y con el de los fariseos y esenios que ven en Menelao a un impostor desprovisto de toda dignidad sacerdotal, pues no pertenece a la línea de Sadoc, ni a ninguna otra familia con tradición sacerdotal. Las miradas se vuelven ahora hacia Onias III, que aun sobrevive en el cautiverio de Antioquia y que representa esa dignidad sacerdotal. Entre tanto, Manelao que sabe del peligro que para él representa Onias III, coge del tesoro del Templo una importante cantidad y dejando el gobierno de Jerusalem en manos de su hermano Lisímaco, viaja a Antioquia para comprar la vida de Onias III. Cuando llega, Antioco IV esta ausente, pero entrega el dinero al ministro Andrónico. Onias III es liberado y asesinado por orden de Menelao. Esto causa un gran malestar general, no solo en Judea sino también entre los judíos de la Diáspora. Cuando Antioco IV se entera de lo ocurrido, manda ejecutar a su ministro y encarcela a Menelao y a Sóstrato. Jason e Hircano, con tropas arabes, entran en Jerusalem y dan muerte a Lisímaco. Antioco IV recibe la noticia de que Roma esta teniendo contratiempos en su guerra con los macedonios, lo que pretende aprovechar para invadir Egipto utilizando Jerusalem como puente. En el año 169 a.C., Antioco IV llega a Tiro, restituye a Menelao como Sumo Sacerdote y le envía con un importante ejercito a Jerusalem, de donde Jason debe huir, refugiándose al otro lado del Jordan. Antioco IV avanza hacia Alejandria, pero para entonces los romanos ya han conseguido doblegar a los macedonios y un embajador de Roma se presenta ante Antioco IV advirtiéndole que debe retirarse. En Jerusalem corre el rumor de que Antioco IV ha muerto y estalla una nueva sublevación.
Jason, respaldado por las tropas árabes recupera el sumo sacerdocio y Menelao se ve obligado a refugiarse con las tropas sirias en la fortaleza de la ciudad. Cuando el rey sirio regresa, Jason no presenta batalla y huye a Grecia refugiándose en la ciudad de Esparta donde morirá. Antioco IV, en represalia, vende como esclavos a una parte de la población judía de Jerusalem, profana el Templo y se lleva la mitad del tesoro. Uno de los principales objetivos de Antioco IV es imponer el sincretismo religioso y la cultura helena en todo su territorio, a lo que los judíos siempre se habían opuesto, así que decide abolir el jahveismo y obligar a los judíos a aceptar la idolatría. El 15 de diciembre del año 167 a.C. se levanta en el Templo de Jerusalem una estatua en honor de Zeus Olímpico, y en el Templo de Samaria se levanta otra a Zeus Xenios, protector de extranjeros y comerciantes. En Jerusalem, Zeus será adorado con el nombre de Ba`al Shamen (Señor del Cielo) al que los judíos llamaran despectivamente shiggus shomen (la abominación de la destrucción). Su fiesta se celebrara el 25 de diciembre y los sacrificios y el culto en el Templo, la circuncisión, las normas alimenticias y el Sabbath son prohibidos. La intención de los seleucidas es abolir completamente el judaísmo y declarar los cultos sincréticos como los únicos verdaderos. Para los griegos, los judíos eran ateos que se negaban a adorar a los dioses verdaderos y para los judíos, los griegos representaban la abominación y la idolatría. El Templo, profanado con los cultos paganos y ellos obligados a adorar ídolos abominables, era considerado como un nuevo anuncio del fin. Pero, aun privados del Templo, los judíos seguirían siendo judíos mientras se mantuvieran fieles a la Torah.
En la Diáspora, con Babilonia y Alejandria a la cabeza, los judíos habían perdido su sentido nacional al faltarles la Eretz Yisrael, pero se acentuaban los preceptos de pureza, obediencia y amor a Jahweh. Estas comunidades estaban asimiladas externamente a la sociedad en la que vivían, pero la pureza de raza, el cuidado para no contaminarse con la idolatría y la separación como medida para conseguirlo, eran sus principales preceptos religiosos. Pero los judíos no iban a aceptar esta situación fácilmente y ese mismo año estalla una sublevación que seria el inicio de una nueva etapa en la historia del pueblo judío. Los hermanos Macabeos acabarían consiguiendo la independencia de Judea y nacería una nueva estirpe de reyes judíos, los asmoneos.
- Hipolito Pecci Márquez. Revista de Arqueologia del siglo XXI, num. 301 May-2006.
- Gonzalo Fernandez, Dto. de Historia de la Universidad de Valencia. Revista de Arqueologia del siglo XXI, Num. 302 Jun-2006.
- Luis Suarez. Los Judios. 2003-Editorial Ariel,S.A. Barcelona.