Cada día se suben a las redes sociales más de un millón de autorretratos o más conocidos como “selfies”. A pesar de todo, la moda de los “selfies” parece que poco a poco va perdiendo fuelle (¿qué será lo próximo?) pero en este caso ha ayudado a resolver el asesinato de una joven llamada Brittney Gargol.
El día 25 de marzo de 2015 por la mañana, Brittney Gargol apareció muerta en una carretera cerca del vertedero de Saskatton en Canadá. En la escena del crimen, a pocos metros del cadáver los investigadores encontraron un cinturón que fue considerado como el arma del crimen. Brittney, que sólo contaba con 18 años, había sido estrangulada.
La investigación de este caso ha tardado dos años y gracias a un “selfie” subido a Facebook su asesina está ya en prisión. Cheyenne Rose Antoine, de 21 años era la amiga inseparable de la víctima y en la primera versión que explicó a los investigadores comentó que habían salido de fiesta y habían estado en diversos locales hasta que Brittney empezó a hablar con un hombre desconocido con el que se había marchado. Aunque su historia no era muy creíble ya que tenía algunas lagunas no era suficiente para culpar a Antoine pero un testigo había escuchado supuestamente la confesión del crimen lo que puso en sobre aviso a la policía.
La noche del crimen, tras llegar a casa escribió en su perfil de Facebook: “¿Dónde estás? No he tenido noticias tuyas. Espero que hayas llegado a casa bien”. Tras investigar las redes sociales de las dos chicas la policía dio con un selfie de la noche del crimen en el que aparecían Antoine y Brittney. Antoine llevaba puesto el cinturón considerado como arma del crimen por lo que el caso quedó resuelto.
Aunque ha tardado dos años en resolverse, el caso de la muerte de Brittney Gargol ha quedado resuelto, su amiga Antoine ha sido acusada por homicidio en 2º grado y sentenciada a siete años de prisión.