Revista Sociedad

El Senado. Añadiendo Valor a cada Voto.

Por Jmbigas @jmbigas
Manual de ayuda para el votante desorientado.
El Senado, o Cámara Alta, fue consagrado en la España democrática actual por la Constitución de 1978. No voy a entrar aquí en sus funciones, pero lo cierto es que su propia existencia y su trabajo ha sido objeto de polémica constante. Algunos piensan que habría que remodelarlo, otros incluso que sería mejor su simple desaparición.

El Senado. Añadiendo Valor a cada Voto.

Hemiciclo para los plenos del Senado español.
(Fuente: 20minutos)

Pero lo cierto es que el votante en España, en unas Elecciones Generales, puede depositar una papeleta para el Congreso de los Diputados y otra para el Senado. En el Congreso hay que votar por una candidatura (habitualmente, un partido político o coalición). Si el sobre blanco está vacío, se considera voto en blanco, si hay varias papeletas de la misma candidatura se considera como un voto único a ella, y si hay varias papeletas de diversas candidaturas, se considera voto nulo. Para el Senado no se vota a candidaturas sino a candidatos a senador a título individual. En cada circunscripción hay una papeleta única (de color sepia) con todos los candidatos que se presentan al Senado. El votante debe marcar aquel/aquellos al que/a los que quiere votar.
Composición del Senado.


El número total de senadores puede variar según cada legislatura, ya que una parte depende de la población total de cada Comunidad Autónoma.

Hay 208 senadores elegidos directamente por los votantes, con el siguiente desglose: - En cada provincia no insular (47) se eligen cuatro senadores. - En las islas mayores (3) se eligen tres senadores. - En las islas menores (7) se elige 1 senador. - En Ceuta y Melilla se eligen dos senadores en cada Ciudad Autónoma. Centrándonos en las provincias no insulares (para las islas y las ciudades autónomas, la norma se modifica ligeramente para adecuarla al número de senadores a elegir), el votante puede elegir hasta a tres candidatos (en blanco, uno, dos o tres), de la misma o diferente candidatura. Las papeletas para el Senado que recibimos en casa, enviadas por las diversas formaciones políticas, vienen habitualmente con los tres candidatos de esa formación ya marcados. Seguramente, la mayoría de votantes escogerán una formación a la que votar para el Congreso y a los tres senadores de esa formación para el Senado. Pero hay otros votantes más imaginativos que lo hacen de modo diferente. Lo cierto es que, tomando un ejemplo, los tres senadores elegidos por el PP en la provincia de Burgos, lo fueron con un número de votos algo diferente entre sí (77.939, 75.780 y 74.901). Esto sugiere que hay votantes que no votaron en bloque al PP y, a lo mejor, hasta votaron también a algún candidato de otra formación. Este método electoral, extremadamente mayoritario, provoca que sea prácticamente imposible que, en una cierta circunscripción, pueda ser elegido senador algún candidato de la tercera fuerza más votada. Lo más habitual es que salgan elegidos tres senadores de la fuerza más votada y uno de la segunda fuerza. Excepcionalmente, en algunos casos, puede haber 2 y 2, si la diferencia de votos entre la primera y la segunda fuerza es muy pequeña. De otra parte, el número de votantes en cada circunscripción es extremadamente variable. Esto provoca que, tomando otro ejemplo, un senador por Madrid puede costar más de 700.000 votos, mientras que uno en Palencia puede costar unos 25.000. Algunos políticos llevan tiempo invocando una reforma del sistema electoral, esgrimiendo la petición de que todos los votos valgan igual. La distribución de los senadores elegidos para la XI Legislatura (la muy corta iniciada con las elecciones del pasado 20D) fue la siguiente: - 124 senadores del PP - 47 senadores del PSOE - 16 senadores de Podemos y sus confluencias (9 de Podemos, 4 de En Comú Podem, 2 de En Marea, 1 de Compromís) - Cero senadores de Ciudadanos (!!!???) - 6 senadores de Democràcia i Llibertat - 6 senadores de ERC - 6 senadores del PNV - 3 senadores de diversas formaciones o agrupaciones locales. El número total de senadores en esta XI Legislatura fue de 266. Los 58 restantes fueron nombrados directamente por las Comunidades Autónomas a través de sus correspondientes Parlamentos Autonómicos. De estos, 20 estaban encuadrados en el Grupo Popular. La mayoría absoluta en el Senado se situaba en los 134 senadores, mientras que el PP contaba con 144 senadores en total. Por lo tanto, a pesar de su discreta mayoría relativa en el Congreso de los Diputados, disponía de una confortable mayoría absoluta en el Senado y, por lo tanto, de una capacidad cierta de bloqueo legislativo (con matices que aquí voy a obviar).
¿Cómo puede el votante dar más valor a su voto?


Este sistema electoral provoca que haya muchos votos (o parte de ellos) perdidos; es decir, votos que no se reflejan para nada en escaño alguno. Votar a tres candidatos de una formación que no tiene más opción que, a lo mejor, conseguir un senador en esa circunscripción, significa que dos tercios de ese voto se pierden por el desagüe. A mí me parece evidente que este sistema electoral debería modificarse para que se adecuara un poco mejor al respaldo real en número de votos de cada formación. Pero, lógicamente, los dos grandes partidos nunca han querido abrir este melón, ya que la situación actual les beneficia frente a las fuerzas minoritarias. En algún momento de las últimas semanas, Podemos le hizo una propuesta al PSOE, que me pareció sensata, en la línea de corregir algo esta situación muy desfavorable para todas las formaciones que no ocupen la primera posición. La propuesta era elaborar candidaturas conjuntas PSOE-Podemos, para que la representación de las fuerzas de izquierda en el Senado aumentara de modo sustancial, incluso manteniendo el número total de votos. La propuesta fue airadamente descartada por el PSOE en unas pocas horas, y nunca más se ha vuelto a hablar de ello. El caso de Ciudadanos es todavía más dramático, ya que, con 40 diputados en el Congreso, no consiguieron ni un solo senador. ¿Qué puede hacer un votante cualquiera para contribuir a reequilibrar algo las fuerzas en el Senado?. Yo creo que se puede utilizar el modelo electoral actual para conseguir una situación final algo más presentable, utilizando un método que añada valor a cada voto. Se pueden votar hasta tres candidatos en cada provincia no insular, que pueden ser de diferentes candidaturas. Si cada votante más o menos de derechas (con voto para el PP o para Ciudadanos en el Congreso), votara para el Senado a los dos primeros candidatos de su propia formación, y al primer candidato de la otra, y cada votante más o menos de izquierdas (con voto para el PSOE o para Unidos Podemos en el Congreso) hiciera lo mismo, la situación final podría variar bastante. De este modo se conseguiría que el primer candidato de las dos listas (PP y Ciudadanos para la derecha; PSOE y Unidos Podemos para la izquierda) tuviera un número de votos que fuera la suma de los votantes de las dos formaciones, y una composición final de los senadores elegidos más próxima a la realidad social. Esta aproximación sería bastante complicada para los votantes del PP, ya que, en muchas circunscripciones, sacrificaría al tercer senador del PP, a cambio de promocionar al primer candidato de Ciudadanos. Por el contrario, para los votantes de izquierda, esta aproximación sólo tiene ventajas. No votar al tercer candidato de tu propia formación que, casi con total seguridad, no tiene ninguna opción de ser elegido en la mayoría de circunscripciones, no supone perjuicio propio. A cambio, podría conseguir que el cuarto senador de una provincia cualquiera pudiera ser alguien de la izquierda, en lugar de otro senador del PP. Tomemos el ejemplo de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, donde el reparto fue, en su totalidad, de 3 a 1 para el PP y PSOE. En cada una de sus nueve provincias (Burgos, Soria, Segovia, Ávila, León, Zamora, Salamanca, Valladolid y Palencia) resultaron elegidos 3 senadores por el PP y uno por el PSOE. En total, 27 senadores para el PP y 9 para el PSOE. Me he tomado la molestia de realizar una simulación completa en sus nueve provincias, a partir de los votos reales recibidos por los tres candidatos del PP, los tres del PSOE, los tres de Ciudadanos y los tres de (Podemos+IU). Sólo teniendo en cuenta la coalición Podemos+IU, asumiendo que pudiéramos sumar tal cual sus votos respectivos, habrían arrebatado el cuarto senador en Burgos al PSOE (por sólo 709 votos sobre más de 44.000). Si sólo los partidos de la derecha hubieran practicado este ejercicio que propongo de añadir valor al voto, lógicamente el tercer candidato del PP y de Ciudadanos hubieran tenido cero votos. En las nueve provincias habría resultado elegido el primer candidato de Ciudadanos. Con un total en la Comunidad de 18 senadores para el PP, 9 para Ciudadanos, 8 para PSOE y 1 para Unidos Podemos. Si sólo los partidos de la izquierda hubieran practicado este ejercicio, los terceros candidatos de PSOE y de Unidos Podemos habrían obtenido cero votos. El PP sólo habría conservado su tercer senador en las provincias de Ávila y Salamanca. En esas provincias, para la cuarta plaza habría un empate entre el candidato de PSOE y de Unidos Podemos (suponiendo un seguimiento al 100% de la disciplina). No sé muy bien qué pasaría en caso de un empate de ese tipo. Eso daría un total para la Comunidad de 20 senadores para el PP y 16 para las dos formaciones de izquierda, repartidos en una horquilla de 7-9 para el PSOE y de 7-9 para Unidos Podemos. Si tanto las dos formaciones de la derecha como las dos de la izquierda hubieran seguido esta disciplina, los terceros candidatos de las cuatro formaciones obtendrían cero votos. Ciudadanos conseguiría un senador por provincia (9). El PP sólo conservaría su segundo senador en Ávila y Salamanca, para un total de 11 senadores en la Comunidad. Y habría 16 senadores para las dos formaciones de la izquierda, en una horquilla de 7-9 para el PSOE y de 7-9 para Unidos Podemos. Tengo a vuestra disposición los datos de detalle (en un fichero EXCEL) bajo petición. Veamos las conclusiones. Parece claro que este ejercicio sería un sacrificio exagerado y difícilmente asumible para los votantes del PP, ya que básicamente les supondría renunciar a un senador propio que sería para Ciudadanos. Habría que ver el impacto en otras zonas geográficas. Pero para los votantes del PSOE les supondría arrebatar 7 senadores al PP, que pasarían a la izquierda (en sentido amplio), con el único riesgo de perder dos senadores propios (en beneficio de Unidos Podemos), dependiendo de la aritmética fina que diera finalmente el seguimiento de esta disciplina. La extensión de este ejercicio a todo el país desborda mis capacidades (más bien mi paciencia). Pero conviene tener en cuenta que Castilla y León es, probablemente, el territorio donde la preponderancia del PP es más acusada. Lo cual puede sugerir que el rendimiento que podría darle esta disciplina a las formaciones de la izquierda podría tener un impacto incluso mayor que el que hemos visto en esta simulación parcial. Para su implantación, dado que los terceros candidatos no tendrían ningún voto, lo mejor sería que PSOE y Unidos Podemos se pusieran de acuerdo en presentar solamente dos candidatos cada uno por circunscripción. En las papeletas enviadas por PSOE deberían ir marcados sus dos candidatos, más el primero de Unidos Podemos y viceversa. Pero si los partidos no quieren saber nada de esta aproximación, que yo tildaría de generosa pero interesada, la iniciativa de los propios votantes también podría llevarla a la realidad. Si esta disciplina de voto entre los partidos de la izquierda se ejecutara a nivel de toda España, no me cabe duda de que el PP perdería su mayoría absoluta en el Senado. Intuyo que, en total, es fácil que 20-30 escaños actualmente del PP pasaran a manos de alguna de las dos formaciones de la izquierda. No tengo nada clara la función del Senado, incluso si no sería mejor simplemente hacerlo desaparecer. Pero mientras exista, sería mucho más razonable que no tenga el poder en ningún caso de bloquear el progreso legislativo, con una composición muy alejada de la relación real de fuerzas en la sociedad. JMBA 

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