Revista Cultura y Ocio

El señor de las moscas

Publicado el 18 mayo 2015 por Magik
El señor de las moscasHoy os traigo la reseña de un clásico (moderno) de la literatura. Hacía muchísimo que no leía algo que no fuera actual (creo que desde El gran Gatsby, que por cierto no reseñé, a ver si algún día le pongo solución a eso) y siempre había tenido curiosidad por leer El señor de las moscas de William Golding, más que nada porque es el típico que se da en clase de literatura y se compara mucho con series como The 100 (grandeza de serie).
El señor de las moscas nos sitúa en una isla tras que haya habido un accidente de avión, que ha dejado a un montón de niños completamente solos, por lo que deben empezar a cuidar de sí mismos sin la supervisión de ningún adulto. Prácticamente desde el principio, Ralph destaca entre los demás y se postula como líder, pero pronto descubre que el liderazgo y mantener una sociedad no es sencillo, sino todo lo contrario.
La verdad es que no os quiero contar nada más, ya que creo que es mucho más interesante ir leyendo la novela sin tener ni repajolera idea de qué se va a encontrar a continuación. Al menos, yo no tenía ni idea de por dónde iban a ir los tiros y lo disfruté muchísimo. De hecho, El señor de las moscas es una novela que se lee en un verbo y no porque sea breve, sino porque engancha y estás deseando saber qué va a pasar, sobre todo a medida que la historia avanza y la situación se va complicando más y más.
Además, la forma en la que William Golding escribe su obra facilita aún más la lectura. La narrativa es muy fluida, incluso sencilla, lo que hace que parezca una novelita casi infantil, pero no es así. En absoluto. De hecho, El señor de las moscas tiene muchas lecturas y, la verdad, admiro muchísimo cómo la ha escrito William Golding, pues dependiendo de la edad que tengas al leerla, puedes ir comprendiéndola de forma distinta y funciona perfectamente tanto como para un niño como para un adulto.
De hecho, para un lector adulto los personajes representan ideas políticas y formas de ver la vida, que hacen de la lectura algo muy estimulante, sobre todo cuando esas ideas chocan entre sí y cómo reacciona cada personaje, representando lo que representa.
Así, por ejemplo, tenemos a Ralph, que sería la encarnación de la democracia, y que acaba enfrentado a Jack, que vendría a ser el totalitarismo. Pero, al mismo tiempo, también funcionan como tópicos que conocemos de las películas de instituto: Ralph sería el chico majo, el héroe, mientras que Jack es el gilipollas integral al que quieres que alguien le dé una paliza para que se deje de tanta estupidez. Sí, no soy la mayor fan de Jack precisamente, de hecho lo odio muchísimo, que vendría a ser la intención del señor Golding.
Y si William Golding es efectivo a la hora de sembrar cuestiones filosóficas, de hablar sobre política y cómo funciona el mundo, también lo es a la hora de ser novelista. Ya he dicho que El señor de las moscas se lee con facilidad, pero es que encima no sólo la historia está muy bien pensada, sino que está muy bien contada. Logra atraparte desde el principio y luego la tensión sólo va a más y más hasta que tienes que terminar el libro. Esa tensión, de hecho, está muy, muy conseguida y es muy sencillo empatizar con los personajes diseñados para que lo hagas como Ralph o Piggy.
Vamos, que a pesar de lo mucho que había oído hablar sobre El señor de las moscas y las buenas críticas que sabía que tenía, me ha sorprendido muy gratamente. Desde luego, es un libro que volveré a leer algún día y estoy segura que lo disfrutaré como esta primera vez.
El próximo lunes literario estará dedicado a... B de bestias de Sue Grafton.
PD: Sé que últimamente no actualizo el blog tanto como siempre, pero si todo va bien, a partir de mañana estaré más libre. De hecho, mi intención es publicar al menos otras dos entradas esta semana, ya que encima los season finales nos acosan desde la semana pasada.
PD2: Mañana tengo el examen de conducir, ¡deseadme suerte! =D

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