El Presidente del Perú ha promulgado una ley que declara al Señor de los Milagros "Patrono de la religiosidad Católica del Perú".
Soy una de tantos que todos los años va feliz a acompañar la imagen del Señor de los Milagros, sin embargo, aunque parece que la intención ha sido buena estoy totalmente de acuerdo con la periodista, y católica, Rosa María Palacios: no hay que mezclar política con religión.
La imagen del Señor de los Milagros sale en procesión por las calles de Lima desde el siglo XVII, hace màs de trecientos años que ha salido en procesión sin interrupción alguna, está en nuestros corazones, no necesita de ningún partido político o presidente de turno.
Pero por otro lado es desproporcionada la queja de los que dicen se han sentido ofendidos porque supuestamente esta ley viola la "libertad de cultos". El evangélico pastor Lay, uno que intenta postular a la presidencia, dice que es una ley anticonstitucional....
Los católicos no hemos promovido ni buscado esta ley, ha sido iniciativa de nuestro Presidente y no voy a hacer juicios temerarios sobre lo que pudo haber pasado por su corazón antes de hacerlo, pero ante la exageración de los opositores hay que responder que ha sido declarado Patrono de la Espiritualidad Católica del Perú, (aunque Jesús no necesita de leyes humanas) ha sido declarado patrono de los católicos peruanos (que son mayoría), y en más de trecientos años los no católicos nunca han estado obligados a rendirle culto y eso no va a cambiar ahora por esta ley (ni a Dios le agrada ni busca que le rindan culto por obligación, más bien le ofende el culto que no es sincero) que no vengan ahora a hacerse los ofendidos....
Ya sabemos que los evangélicos no soportan ver una imagen católica, los intolerantes son ellos, no nosotros.
Muy acertado también el análisis del Ing. Sifuentes Rossel pero con un error: los católicos no "adoramos" imágenes, las veneramos.
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Señor de los Milagros... ¿Patrono del Perú?
Bch. Ing. Alexander Sifuentes Rossel
No, el Señor de los Milagros no es Patrono del Perú. Pudo serlo, pues así era la intención del proyecto de ley antes que fuese promulgada. Pero con prudencia y sensatez, se ha declarado a la imagen del Señor de los Milagros “Patrono de la espiritualidad religiosa católica del Perú”.
Y no podía ser de otra manera, pues en un país cuya constitución contempla la libertad de cultos e igualdad sin distinción de credos, hubiese sido contradictorio declarar “patrón de todos los peruanos”, pretendiendo incluir a los que no creen en él, ateos, o creyentes que no concuerdan con la adoración (o veneración) a imágenes religiosas.
Pero a pesar de la clara distinción que hace la ley, llama la atención que personas y algunas agrupaciones no católicas se sientan ofendidas y vulneradas en sus derechos, pidiendo que se haga una modificación y hasta una derogación. Creo que esto es una desproporcionada reacción por muchas razones. Primero, es una ley que declara a la imagen del Señor de los Milagros como “símbolo de religiosidad y sentimiento popular”, obviamente de un pueblo que en su mayoría profesa ser católica, y se reconoce que es patrono de ellos y no del Perú. La ley no obliga a nadie a creer en ella. No desacredita ni desprecia a otras agrupaciones.
Una ley con connotación religiosa tampoco es inconstitucional, no necesariamente implica una intromisión de la iglesia en el Estado o viceversa.
De manera similar puede darse mañana una ley para otro grupo, como declarar un feriado por alguna conmemoración de las iglesias “protestantes” como el día de la reforma (que ya existe en Chile), o el reciente decreto de asignar el 30 de julio de cada año como el día de Acción de Gracias por el Perú, evento que ha sido promovido por la comunidad evangélica.
Por otro lado, la ley en la práctica, no añade nada ni quita nada, (en realidad ni era necesario promulgar algo que por historia y tradición ya está establecido), por lo que podemos y debemos tomar a la ley tal cual ella misma se expresa.
Personalmente, prefiero un estado que reconoce el valor de la espiritualidad religiosa (aún cuando no esté de acuerdo con ciertas costumbres), a otro que rechace todo concepto espiritual, de religión y Dios, y que promulga leyes prohibiendo hasta su mención en los colegios.
Pero sobre todo es necesario resaltar lo obvio: Ninguna ley puede legislar la mente y el corazón de las personas. Se puede declarar Patrono, Amo, Dueño y Señor a Jesucristo; pero si los que dicen seguirle no quieren obedecer lo que él ordena (en su vida, en su familia, su trabajo), la declaración termina siendo una ofensa antes que una honra.
Podemos tener un día de acción de gracias a Dios, pero si no usamos bien lo que él nos da y para el bien de los demás, entonces tal “gratitud” es sólo de compromiso, no reconoce que todo es de Dios, brota sólo de los labios y no nace del corazón.
Hace dos mil años casi, Jesús le dijo a un pueblo lleno de costumbres y tradiciones: “Este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos de mí”. No olvidemos esas palabras. Se puede hablar mucho de Cristo, y estar lejos de él. Cuidado. Sucedió antes, sucede hoy. Y por lo que vemos día a día, Jesucristo todavía no es Señor del Perú. Basta ya de hipocresías y esforcémonos por obedecer sus mandamientos •
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Eso sí, que no intente alguno impedir que salga en procesión... los mártires de la cristiada mexicana quizás se quedaría corto...en el siguiente video se puede ver la multitud que la acompaña siempre. Si usted es intolerante, le aconsejo que no lo vea.