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LA GUARDIA CIVIL DESARTICULA UN NEGOCIO ILEGAL DE VENTA DE PERROS DE RAZA
La Guardia Civil desarticula en Cáceres un negocio irregular, que supuestamente se dedicaba a la venta de cachorros de perros y en cuyas instalaciones se hallaron los cadáveres de 100 animales, según informa el Ministerio del Interior
La operación Toys concluye con el desmantelamiento del centro y la detención de su propietario, un vecino de Cáceres "que, entre otras irregulares actividades, se dedicaba a la venta de cachorros con pedigrí comprados en Eslovaquia con grandes malformaciones y precarios cuidados sanitarios", destacan desde el ministerio. A algunos de los cachorros les figuran anotaciones de haber sido vacunados con fecha anterior a la de su nacimiento.
Al detenido, que había movido en un año y sólo por paquetería postal 365.000 euros por la venta de perros, se le acusa de los delitos de estafa continuada, intrusismo profesional, falsedad documental y contra la ordenación del territorio, y las investigaciones siguen abiertas por la comisión de supuestos delitos fiscales y de maltrato animal.
La investigación se inició hace seis meses cuando el equipo de Protección de la Naturaleza (Seprona) de Badajoz tramitó varias denuncias de ciudadanos que manifestaron haber adquirido cachorros de perros de varias razas que morían al poco tiempo de su compra o se encontraban con grandes malformaciones.
En estas denuncias, siempre aparecía como vendedor el detenido, un vecino de Cáceres con las instalaciones ubicadas en un polígono ganadero de la ciudad que no estaba autorizado para la venta de animales ni contaba con las autorizaciones administrativas que precisan las instalaciones que albergan una cierta cantidad de perros.
La pasada semana agentes del Seprona y veterinarios de la Junta de Extremadura registraron la explotación, donde se intervino numerosa documentación como cartillas sanitarias no validas y extractos bancarios, medicamentos veterinarios, inyectables y sellos.
También se inspeccionaron 58 jaulas que contenían 75 cachorros de perros de más de diez razas diferentes como yorkshire, bulldog francés, bichón maltés, shi tzu, schanauzer y caniche, entre otras.
Asimismo, se hallaron los cadáveres de casi un centenar de cachorros "congelados y guardados en dos congeladores. Seguramente,murieron al poco tiempo de su llegada a España y el posible motivo por el que los guardaba era justificar las bajas al proveedor eslovaco con el propósito de una compensación económica o la restitución por otro animal".
También se detalla que la compra de perros con pedigrí en ciertos países del Este para su posterior venta en España sin las preceptivas autorizaciones administrativas suponen diferencias de cientos de euros respecto de los criadores nacionales.
Los animales, de menos de tres meses y nunca superior a seis, contaban con un pasaporte europeo y se transportaban en camiones procedentes de Eslovaquia hacia las instalaciones situadas en Cáceres.
El detenido nunca informaba a los compradores de la verdadera procedencia de los animales y, si lo deseaban, con pedigrí el precio se incrementaba en 200 euros.
Les facilitaba un documento que acreditaba la adquisición, un certificado que no valido ya que la asociación que figura en el documento no está homologada para expedir este tipo de certificaciones.
Para evitar responsabilidades ante reclamaciones efectuadas por los compradores, marcaba los perros con microchips que no coincidían con la identificación anotada en las respectivas cartillas.
Muchos de los perros vendidos morían al poco tiempo de su adquisición, posiblemente debido a los precarios cuidados sanitarios desde su nacimiento o una mala praxis veterinaria aplicada por el vendedor y no por facultativo autorizado.