Revista Cine

EL SÉQUITO, parte 2: LA VIDA REAL

Por Francescbon @francescbon
Ah: en algún momento de la vida semana este blog ha cumplido tres años. Sí, se han hecho largos. Sí, parece que han calado de alguna manera. A unos cuantos, pocos (demasiado pocos: mi plan de dominio global requerírá varios milenios), pero ha calado. Aún así, la norma, el valor estadístico más usual es que pocos me hagan el más mínimo caso. Pero la persistencia es una cualidad que al burro le va muy bien.
EL SÉQUITO, parte 2: LA VIDA REALOs hablé de Entourage, traducida como El séquito. De las historias de Vincent Chase y de su primer anillo concéntrico de amigos: los fieles de toda la vida resignados a disfrutar de su tren de vida. Del segundo anillo, los advenedizos, y de como a partir del tercer anillo solo hay que buitres y busconas. Pues bueno, como empeñada en superar a la ficción, la realidad me ha adelantado (por dos semanas, echad números) el regalo de cumpleaños de presenciar a los Toiss, corte de amiguetes de Neymar, ya sabéis. No tendrían una pinta más adecuada si hubieran surgido de un cásting multitudinario: hasta acabará apareciendo el reglamentario amigo con gafas, como diciendo que un cortejo de amiguetes nunca está completo sin el reconsabido gafoso con cara de empollón. No quiero que esto constituya una crítica, y vaya por delante que creo firmemente en el argumentazo que cualquiera interpondrá sobre la cualidad futbolística del tipo en cuestión. Pero el pack está completito, el estereotipo está tan cumplimentado que parece un check list con todas las casillas marcadas. Hace dos años el chaval andaba con un peinado diseñado a medias por sus enemigos y un nutrido grupo de los peluqueros daltónicos más desquiciados del planeta. Hoy se ha moderado y luce un peinado que no resulta grotesco, al menos. Parece una especie de nueva versión de Pigmalión, junto con sus declaraciones iniciales (inverosímiles) en catalán, suena tanto a prefabricado, a marketing deportivo de ese del que han estudiado tan sesudamente toda la cohorte de directivos, que no puedo evitar mi suspicacia hasta que lo vea metiendo goles. Supongo que el mundo del fútbol ya es tan competitivo y tiene tantos intereses que uno ha de anticiparse a los pasos de los competidores. Pero la pinta de pack no me la quito de la cabeza, la enorme expectación ante su eventual relación con Leo Messi parece carne de casa de apuestas, y no sé si esa era exactamente la perspectiva que más me atraía respecto a este tinglado.Y por dios, ese gesto ridículo.

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