Revista Empresa
Hace unos días me vino a la mente la imagen del dios Vishnú. 4 brazos es lo que necesitaba para atender las llamadas simultáneas al fijo y al móvil, contestar un correo y avanzar en la redacción de un documento.
Pero me temo que ese don para resolver varias cosas a la vez corresponde al ámbito de lo divino. Nosotros los mortales estamos obligados a atender una sola cosa al mismo tiempo.La verdad que la noticia no puede ser más desalentadora teniendo en cuenta que vivimos en la era de la multitarea. Escuchamos una conferencia y la twitteamos, consultamos un perfil en Linkedin contestando un sms, atendemos a un compañero, sin dejar de escribir un email, el portátil se bloquea porque tenemos abiertos innumerables programas, aplicaciones, ventanas … El exceso de información y la inmediatez dan como resultado una actividad compulsiva de la que resulta difícil desengancharse. Rodeados de múltiples y atractivas distracciones, vamos directos hacia un déficit de atención si no somos capaces de concentrarnos en una sola cosa y priorizar.
Multitud de investigaciones han demostrado que el cerebro es incapaz de realizar varias actividades al mismo tiempo y, por lo tanto, cuando se ve forzado a estar en varias cosas a la vez, reduce su capacidad y efectividad. Estudios similares muestran que, normalmente, nos cuesta de 15 a 30 minutos recuperarnos completamente de una interrupción.Por ello las “personas multitarea” han resultado ser notablemente peores en todo aquello que podrían ser mejores: concentración, almacenamiento y organización de información (memoria) y capacidad para pasar de una actividad a otra.
Clifford Nass, profesor en la Universidad de Stanford, tan cercana a Steve Jobs y todos sus “i-nventos”, ha liderado uno de estos experimentos. Realizaron tres exámenes a cien estudiantes y descubrieron que aquellos que son permanentemente bombardeados con información electrónica no son capaces de poner atención, controlar su memoria o cambiar de un trabajo a otro con facilidad, al contrario de lo que sucede con aquellos que realizan una actividad al tiempo.
Ante este escenario algunos se ponen en lo peor como David Meyer, Profesor de la Universidad de Michigan y reconocido experto mundial en la materia. Según él nos encontramos ante "una plaga cognitiva que tiene el potencial de borrar la concentración y el pensamiento productivo de una generación entera". Otros más optimistas apuntan a un hipotético cambio evolutivo del cerebro para adaptarse a las nuevas tecnologías.
Afirmaciones apocalípticas aparte, lo que tengo claro es que en nuestra generación la mutación del adn no se ha hecho efectiva. Así que llegados a este punto nos toca poner límites: disciplina y firmeza para no desviar nuestra atención y criterio para saber discriminar la información. Estas parecen ser las claves para sobrevivir a la multitarea.