El ser y el estar.

La cosa no tendrá mas transcendencia ni pasará a mayores, por aquello de: "por la paz una ave maría". Durante un tiempo estuvimos trabajando un grupo de personas en la elaboración de una publicación para un tema que no viene al caso. Esta semana, al tiempo que se nos daban las gracias por nuestras aportaciones, se nos invitaba a una jornada online para la presentación de la obra.

Rechacé la invitación porque tenía trabajo y mi visión de la vida no concuerda con lo que allí se iba a hablar. Hice saber a las personas interesadas que mi presencia no aportaba nada más halla de lo testimonial. La sorpresa surge cuando un compañero, con quien comparto responsabilidades, se apunta porque "hay que estar", literal. Le contesto que más importante que estar es el "ser", cosa que considera una estupidez. Y ahí va a permanecer, pegado al ordenata, o la computadora como dicen en otros lares, porque hay que estar. Y pregunto: ¿no será que hay que medrar para ser visto?

Esta persona estará, pero dejará en muy mal lugar el ser. Y con ello todos los buenos valores que deben acompañar a una persona: sencillez, humildad, consecuencia, honradez... Con el estar se ha colocado en la soberbia, la arrogancia, la manipulación, la superficialidad... En fin. El ser conecta con el alma y la esencia de uno mismo, y a su vez lo pone en relación con el libre albedrío, los sentimientos, las decisiones consecuentes, matiza los deseos y señala una forma de pensar y de actuar.

Mi compañero no se va a hacer ningún favor, ni se lo va a hacer a la institución que representa, por aquella frase bíblica: "por sus actos los conoceréis" y añado el dicho "menos es más". Podrá medrar; él dirá que en nombre de la organización que representa; yo digo que en su nombre y para su beneficio, que veremos si algún día llega, porque a los "bien queda" se les ve desde lejos.