Mientras el martes veía el partido del Sevilla no podía dejar de pensar que el equipo estaba atascado. Era una manera de ver el partido, pero conforme marcaba Gioda y Jiménez se estremecía viendo su condena más cerca, ya no veía al Sevilla atascado, lo veía estancado.
Hay una sutil diferencia, pero la hay. El Sevilla CF es uno de los equipos que más ha crecido en la última década, ha crecido exponencialmente y sin ninguna prisa. Un gran trabajo de cantera y el acierto de un secretario técnico con mucho ojo, lo han puesto en el ojo del huracán mediático con buen juego y títulos.
Pero una serie de tics que le pasa a los que ascienden rápido, ha empezado a cubrir todas las virtudes sevillistas, unos tics que le han hecho dar un paso atrás en su evolución.
El perfil bajo de entrenador le ha fallado: Empezó un Caparrós que nunca había triunfado en ningún equipo, le siguió Juande Ramos, más famoso por descender equipos que por llevarlos a Europa y con la marcha de Juande a mitad de temporada, la directiva confiaba en un técnico de la casa. Un entrenador que había hecho una gran labor con el filial y del que se esperaba que no quisiera el protagonismo que sus dos predecesores habían reclamado en cada rueda de prensa. Pero les salió rana Jiménez. Como jugador ya era impulsivo y como entrenador ha demostrado que la mano izquierda la tiene para meterla en los bolsillos.
El medio campo cojea. Tener tanta calidad en los jugadores de arriba y desaprovecharla con tanto balonazo es algo que al final desespera. La única solución ofensiva sevillista era balón a Jesús Navas y que él lo solucione todo. Se lesiona Jesús Navas y el Sevilla no carbura.
La defensa: Para que un equipo sea grande ha de tener una defensa estable. Los mejores equipos son los que no cambian la defensa a no ser que haya lesionados o sancionados. Pero el Sevilla tiene tantos jugadores de nivel que ha ido cambiando una y otra vez de cromos: Escudé, Squillaci, Dragutinovic, Fazio, Sergio Sánchez, Konko, Navarro, Stankevicius, Adriano e incluso Marc Valiente y Cala del filial han tenido minutos. No os sé decir ningún titular de la defensa sevillista y eso provoca inseguridades.
La directiva: Guste o no, Del Nido es un personaje. Habla mucho porque la prensa sabe que da juego y dice muchas cosas que pueden ser verdad, pero que molestan a mucha gente. El Sevilla se ha convertido de un equipo simpático y que hace un juego vistoso, al equipo de Del Nido, a los “vacilones” del Sevilla, o sea, en uno de los equipos más antipáticos para muchos rivales. Yo tengo una especial fijación con Cristóbal Soria, delegado del equipo y una de las personas más antideportivas dentro de un terreno de juego. Para quien no lo conozca es aquel que hace que los recogepelotas del Sánchez Pizjuán desaparezcan o el que hace todas las marrullerías posibles desde la banda bajo la permisividad excesiva de los colegiados.
No he querido meterme demasiado con Jiménez porque ya ha sido destituido, pero como breve comentario diré que no me ha demostrado cualidades para dirigir a un grande. Creo que tiene mucho que aprender tanto dentro como fuera del campo.
Ahora el banquillo lo toma otro entrenador de la casa: Antonio Álvarez, después de que Luis Aragonés no haya querido meterse en ese berenjenal llamado vestuario del Sevilla. Me parece una decisión correcta de la directiva del Sevilla, que tiene que empezar a pensar en un nuevo proyecto, con un nuevo entrenador y una renovación gradual de la plantilla. El poco compromiso de algunos jugadores, léase Luis Fabiano como mejor ejemplo y la baja forma de Negredo o Kanouté hace que el amigo Monchi tenga mucho trabajo este verano y cuando Monchi trabaja, el mercado tiembla.