El sexo atrapa

Ya lo dijo en su comentario mi querida Silvia Parque:

“El sexo atrapa” y así es señores.

Al final nos damos cuenta que todos se reduce a lo mismo. Hasta el más listo de la cuadrilla, queda atrapado por la posibilidad de echar un polvo y éste no iba a ser una excepción.

Cuando nos levantamos y vimos las trampas vacías empezamos a especular sobre las diversas posibilidades por las cuales nuestro amigo no había caído.

Yo decía que no era un ratón. Era una ratona con cinco ó diez criaturas y claro, cuando vio la trampa pensaría: “Quita, quita que bastante tengo yo ya en casa como para ponerme a hacer el tonto por ahí fuera” y había pasado olímpicamente del reclamo sexual.

El Consorte decía que como yo había comprado cuatro trampas y las había repartido por debajo de todos los muebles de la cocina, el pobre había llegado y había pensado que aquello era una encerrona de un grupo de ratonas ninfómanas que querían hacerlo su esclavo sexual y claro una cosa es soñarlo y otra muy distinta, ver la seria posibilidad de terminar hecho polvo de echar polvos, así que había salido corriendo.

El Niño, chico joven y por lo tanto con las feromonas a flor de piel, decía que la razón era sencillamente que anoche no había venido, pero que en cuanto asomase la nariz por aquí, si esa trampa realmente tenía lo que decían que tenía, iba a caer como un pardillo y así ha sido.

Según el Consorte, anoche estaba viendo la tele en la cocina cuando escuchó un sordo “plas” y pensó:

-Creo que ha sido un coitus interruptus mortal.

Y efectivamente así fue.

La vida es así. Somos capaces de estudiar minuciosamente cómo comernos un trozo de queso sin que nos destroce la vida una trampa, pero cuando de sexo se trata, nos olvidamos de las más mínimas precauciones y eso puede hacernos caer en una trampa que nos destroce la vida.

Yo vuelvo a andar tranquila por la casa y por si acaso, hemos dejado el resto de trampas por si eran más de uno.

Todo será que de ahora en adelante entre la colonia ratonil de la zona se empiece a conocer nuestra casa como “El putero mortal”