El Sr, Schweitzer lleva a cabo un estudio en mujeres con disforia postcoital, o suerte de depresión que padecen algunas féminas después de mantener relaciones sexuales. El clásico cigarrillo de después de, se sustituye en casos como este por el Kleenex, tal es la tristeza que ocasiona el contacto íntimo a estas pacientes. Después se sorprende el varón de las oportunas cefaleas, o de la fragilidad del sueño infantil, que puede verse turbado por la fogosidad de los amantes; se conoce que la causa de todo reside en la depresión que sigue al coito, ni más ni menos, lo que tampoco me sorprende en exceso, conocida la capacidad de algunos amantes.
Ahora se estudia todo porque vivimos en un estado de bienestar social en el que, como decía Chanel, cuando se tiene todo lo necesario no hay nada más imprescindible que lo superfluo; porque tengo la seguridad de que mi bisabuela no sufría este tipo de dolencia. Viviendo en una palloza, con inviernos largos y fríos, disponiendo de comida justa y con recursos sociales y sanitarios más que limitados, sus preocupaciones consistían más en saber qué comer al día siguiente que en deprimirse después de echar un polvo. Este tipo de insatisfacción, en Asturias, tiene nombre: Se llama refalfia.