Es acompañarse del espíritu de Freddy Mercury, versión Danny De Vito, sobrevolando por encima de su jefe, un Pedro Sánchez en un primer momento sobrepasado por la estupefacción, e intentando mantener el tipo en algo que no estaba en el guion, y que visto lo visto ahora será sello y marca de una candidatura “diferente”, aunque venda más de lo mismo.El baile del Señor Iceta es una metáfora en sí mismo. Le ha tocado bailar con la más fea, y lo hace con esa gracia del que sabe que no tiene gracia, pero que tiene todo el cariño de un oso de peluche. Porque Miquel Iceta, su formato, es el de un ser entrañable, hecho para ser abrazado. Y si a todo político se le ataca con que tiene que acatar y bailar con las directrices de un partido que siempre debe de estar por delante de opciones personales, él, el Señor Iceta, lo hace con las ganas de un aficionado, todas las del mundo. Y como tiene que repetir frases estereotipadas de un partido estereotipado, ya emplea directamente el playback de un Freddy Mercury por siempre divino, y unas palabras improvisadas que de improvisadas tendrán cinco horas de ensayos.
Ya era hora de que alguien de la estirpe política demostrara que no le importa nada lo que piensen los demás, como se supone que en general lo harán todos los demás de su gremio, pero que esta vez queda patente.Hasta ahora siempre ha bailado el votante de a pie a los acordes de un partido al fondo, y un representante del mismo en un primer término, pero lo de Miquel Iceta es un baile de reafirmación de identidad personal. Un grito silencioso, como su playback, en un mundo, el político, en el que la improvisación puede dar lugar a la debilidad frente a los demás partidos.
Desde el blog del vecino del mundo deseamos al Señor Iceta mucho éxito en su baile, porque entre otras cosas, se dice que la música amansa a las fieras, y todo aquel que baile con él, mientras, no hará otras cosas, ni buenas ni malas, en un país que ya no está ni para experimentos.
El show tiene que continuar... pero precisamente, esa es otra canción de Queen, con un Freddy Mercury en sus últimos días.*FOTO: DE LA RED