Escritor: Leandro Fernández de Moratín.
Estaba yo tranquilamente leyendo el Segundo Episodio Nacional de Benito Pérez Galdós, cuando me encuentro que en gran parte del mismo se hace mucha mención a esta pequeña obra de teatro de Moratín, y es que según cuenta Pérez Galdós, parece ser que fue una de esas obras que creó bandos de partidarios y detractores. Así que a mí que me gusta leer el teatro, mucho más que verlo, me agencié un ejemplar para intentar entender ¡a qué tanto lío!.
Pues bien, estamos en los inicios del siglo XIX, en aquella época en que si nacías mujer podías ser bautizada para tu propia inspiración de una recta vida y de buenos bordados, lecturas de misal, y actividades similares, con nombres como Angustias, Trinidad, Asunción, o Circuncisión. Yo no sé vosotras, pero a mí el nombre de Circuncisión es el que más me hubiera gustado.
Es la misma época en la que el héroe siempre contaba con “bienes y posibles”; en la que la heroína es joven y delicada, sabiamente instruida y acompañada por una cuasi-madre-madrasta, que entiende de "colocaciones"; y en la que al dinero, como vehículo, ya muy graciosamente se le llamaban: “los dineros” ¡¿estamos?!.
En esta obra de teatro, toda la trama se desarrolla en una posada de Alcalá de Henares, en tan sólo 10 horas, y con tan solo 8 personajes.
Muy resumido: un hombre de posibles de 60 años, va a casarse con una adolescente de 16 años recién cumplidos. Este varón se ve a sí mismo merecedor de un amor tranquilo y puro, no se considera especialmente atractivo este futuro novio, no, aunque gracias a Dios se reconoce un hombre "robusto". Pero no hay que pensar mal, pues si al principio se pueden escapan algunas risas, es también un caballero de corazón “generoso e ingenuo”, que nos dará alguna que otra sorpresa, así como una invitación a que pensemos qué es lo que puede haber detrás de la forma en que se comportan las mujeres, y en concreto, tratándose de propuestas de matrimonio, de ese “sí" de las niñas.
NOTAS:
- Leandro Fernández de Moratín, con esta obrita de teatro, se aleja de las convenciones de la sociedad de su tiempo, y con esta representación, critica la asfixia y el error de una educación. Dice a través de su generoso personaje, y que creo que es la reflexión objetivo de la obra de teatro:
- SPOILER: “Ve aquí los frutos de la educación. Esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a que desmienta y oculte las pasiones más inocentes con una pérfida disimulación. Las juzgan honestas luego que las ven instruidas en el arte de callar y mentir. Se obstinan en que el temperamento, la edad ni el genio no han de tener influencia alguna en sus inclinaciones, o en que su voluntad ha de torcerse al capricho de quien las gobierna. Todo se las permite, menos la sinceridad. Con tal que no digan lo que sienten, con tal que finjan aborrecer lo que más desean, con tal que se presten a pronunciar, cuando se lo mandan, un sí perjuro, sacrílego, origen de tantos escándalos, ya están bien criadas, y se llama excelente educación la que inspira en ellas el temor, la astucia y el silencio de un esclavo …”