La palabra sida proviene del acrónimo que quiere decir Síndrome de Inmunodeficiencia Humana; a pesar de que la historia de esta enfermedad se le detectó en el año de 1981 en los Estados Unidos, se presume que la misma pudo haber estado presente en la historia de la humanidad mucho tiempo antes. El virus que provoca esta enfermedad es conocido como VIH, mismo que ha sido considerado hasta el momento como indestructible.
Este virus del VIH se transmite de persona a persona por medio de:
- La sangre.
- Contacto sexual.
A pesar de que existen varios tipos de este virus del sida, los más frecuentes son el VIH-1 y el VIH-2; el primero de ellos ha sido el responsable de una gran epidemia en el mundo occidental, mientras que la otra variante es característica de la zona oriental en el continente africano.
Síntomas generales en la enfermedad del sida
A pesar de que una persona pueda estar infectada con el sida, la misma podría no presentar los síntomas en un inicio, pero al cabo de unos 5 o 10 años posteriores a la infección, el virus terminará manifestándose en el organismo si la persona no ha recibido un tratamiento para su control. Bajo este aspecto, no existe una vacuna que pueda erradicar a este virus y a la enfermedad en general, pero si existen unos cuantos medicamentos que pueden ayudar a retrasar el desarrollo de los síntomas patológicos de la enfermedad del sida.
Los diferentes síntomas que pueden llegar a presentarse en una persona con enfermedad del sida son muy similares a las de una leve gripe o de un catarro, pudiendo ser estos:
- Pérdida de apetito.
- Fiebre.
- Cansancio.
- Sudoraciones nocturnas.
- Diarrea.
- Aumento de tamaño de los ganglios linfáticos.
Existe una única prueba de sangre que se debe realizar para conocer si una persona ha sido contagiada con el virus del sida, algo que lo realizara un médico sanitario. Una persona que tenga VIH positivo posiblemente no manifieste los síntomas de la infección hasta luego de unos cuantos años más, razón por la cual la vida sexual de toda persona debe ser moderada y siempre manteniendo las normas de seguridad para evitar una epidemia, contagio e infección hacia alguien que se encuentra sano (o recibirla de un enfermo).