EL SILENCIO CÓMPLICE DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
En España, la izquierda, cuando no tiene argumentos, cuando no le interesa que se hable sobre algún tema utiliza, fundamentalmente, dos recursos para hacer que no hable de ello la opinión pública: uno es Franco y todo lo relacionado con él (la II república, el Alzamiento, la Guerra Civil y el franquismo), pues sabe que hay una legión de palmeros, odiadores de Franco que, siempre, apoyará todas las arbitrariedades que respecto a ello se cometan mientras que unos cuantos, entre los que me cuento yo, defenderemos, siempre, la figura de aquel que ha hecho más por España en los tiempos contemporáneos; el otro recurso es el silencio, es decir, el no hablar del tema que no interesa para que, simplemente, caiga en el olvido de la opinión pública. Y hay que reconocer que ambos recursos los utiliza la izquierda española con gran efectividad aunque también hay que tener presente que cuenta con la inestimable ayuda de la prensa, pues el ostentar el casi monopolio de los medios de comunicación audiovisuales ayuda, y mucho.
La derecha, sin embargo, no puede utilizar el segundo de los recursos anteriormente mencionados pues al no tener a los medios de comunicación audiovisuales de su parte no puede hacer que un asunto del que no le interese que se hable caiga en el olvido porque esos mismos medios audiovisuales que están del lado del “enemigo”, en su inmensa mayoría, ya se encargarán, mañana, tarde y noche de recordárselos a la opinión pública. Respecto al primero de los recursos, al de Franco, yo no entiendo por qué la derecha no contraataca hablando de los crímenes cometidos durante la II república y que quedaron impunes; tampoco entiendo por qué no defiende la memoria de Franco y de los militares que se alzaron en armas del 18 de julio de 1936 defendiendo a la mitad de la población de ser asesinada por la otra mitad…tan solo, hasta la llegada de VOX, había algún caso aislado como José Luis Martínez Almeida, actual alcalde de Madrid, José María Aznar…algún historiador que ha actuado como tertuliano en algún programa de televisión como Fernando De Paz, Pío Moa…o algún escritor como Arturo Pérez Reverte, Fernando Sánchez Dragó…algún periodista como Federico Jiménez Losantos, Carlos Cuesta… que han arrojado algo de verdad a todo este tema de la II república, el Alzamiento militar, Franco, la Guerra Civil y el franquismo.
Pero es que para la utilización de este segundo recurso también es importante el tener a los medios de comunicación de parte de uno, pues si uno pone la Sexta y oye a los locutores diciendo “el genocida Franco…”; pone la Cuatro y oye a una mayoría de tertulianos, en un programa de debate, hablando del “dictador Franco…”; pones Antena3 y oyes hablar de “el corrupto Franco…”; pones Tele5 y escuchas decir “el fascista Franco…” es difícil que llegues a formarte la major imagen de Franco y sobre todo si tienes dieciséis años, no tienes el hábito de la lectura y solo te interesan los videojuegos.
A las 21:00 horas del 30 de Octubre de 1938, la Columbia Broadcasting System (CBS) emitió, a través de sus emisoras de radio, la adaptación radiofónica de la novela de Herbert George Wells, “The War of the Worlds” (“La guerra de los mundos”). Lo hacía en el marco de una serie de adaptaciones radiofónicas de novelas muy populares tales como “Drácula”, “La Isla del Tesoro”, “Julio César” o “El Conde de Montecristo”. La voz siempre la había puesto un joven actor de veintitrés años, casi desconocido hasta ese entonces, de nombre Orson Welles.
Cuentan que cuando el joven Welles leyó el guión de la adaptación radiofónica, creyó que iba a ser un completo fracaso, dado lo inverosímil de la historia: la invasión del planeta Tierra por parte de los extraterrestres.
El programa que tuvo una duración de casi una hora, comenzaba con una introducción explicando que se trataba de una ficción, pero hubo muchos radioyentes que sintonizaron el programa cuando ya este llevaba rato radiándose y que, por ese motivo, no escucharon la introducción y que, dada la maestría con la que Orson Welles realizó la narración, en forma de boletines de noticias que interrumpían la música que la radio emitía, creyeron que lo que estaban escuchando era cierto y que era verdad que los alienígenas habían aterrizado en Nueva York y Nueva Jersey y que estaban masacrando a la población de esos lugares con gases venenosos, siendo así que se calcula que más de un millón de estadounidenses entraron en pánico, produciéndose muchos suicidios a causa de ello; las centralitas de la policía, en todo el país, quedaron colapsadas por gente que llamaba preguntando de qué modo podía protegerse de los gases venenosos de los alienígenas.
Con ese programa de radio quedó demostrado el poder que tenían los medios de comunicación y si eso sucedía en 1938 año en el que la gente, seguramente, leía más que hoy en día, ¿qué no podrán hacer las televisiones en la actualidad, a la hora de manipular la opinión pública? Es decir, si Welles, en 1938, con un programa radiofónico de una hora de duración consiguió convencer a más de un millón de estadounidenses de que los marcianos habían aterrizado y estaban nos estaban exterminando a los terrícolas, ¿no creen ustedes que, hoy en día, con gente mucho más inculta, pues hay más conocimiento pero la gente lee mucho menos, será más fácil para los treinta canales de televisión, o los que sean, que nos llevan hablando mal de Franco durante los últimos cuarenta años, convencernos a los televidentes de que Franco ha sido el ser más abyecto y ruin que ha pisado la Tierra o de que el comunismo es lo más maravilloso que se ha inventado y que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no quieren sino lo mejor para los españoles? Si Welles consiguió convencer a una parte importante de la población estadounidense de 1938 de que los estaban invadiendo los extraterrestres, ¿qué dificultad van a encontrar desde la Generalitat de Catalunya de convencer a una panda de descerebrados, que no han contraído mérito alguno en su vida, de que por el solo hecho de haber nacido en Cataluña son seres superiores, después de “bombardearlos”, continuamente, durante cuarenta años, a través de TV3 y Catalunya Radio?, ¿qué dificultad van a encontrar en convencer a nadie de que, en Indonesia, hay burros voladores, lo que sucede es que no los hemos visto?
Con Pedro Sánchez surgió un gran escándalo a cuenta de su tesis doctoral que, según se supo, no había escrito él sino que se la había escrito un funcionario del Ministerio de Industria; luego se supo que en el tribunal que la había evaluado había amiguetes y gente afín al partido socialista que la habían evaluado otorgándole la máxima calificación; luego se supo que contenía errores de bulto, como que el coste de un Airbus A300 era de 100.000 millones de euros, que hacían que, de por sí, no hubiera merecido tal calificación; luego se supo que había sido plagiada, en gran medida, del trabajo de una estudiante rumana; luego dijeron que no, que la habían sometido a un programa anti-plagios; luego reconocieron que no, que había sido mentira; luego Pedro Sánchez amenazó a los medios de comunicación que difundieron todo ese asunto con querellarse contra ellos si no cesaban con esas informaciones; los medios de comunicación que lo estaban haciendo continuaron haciéndolo, desoyendo las amenazas de Sánchez; luego pidieron la comparecencia de Sánchez en el senado para que explicara esto y Sánchez se negó a ello; luego vino lo más efectivo para Sánchez…el silencio.
Sucedió lo mismo con el “caso de los EREs” en Andalucía, pues los mismos medios de comunicación que se habían escandalizado ante la sentencia del caso Gurtel y que, con motivo de la misma habían concedido al PP el título de “partido más corrupto de Europa” apenas se hicieron eco del que seguro que ha sido el caso de corrupción de mayor cuantía en Europa y en el que resultaron condenados diecinueve altos cargos socialistas de la Junta de Andalucia por malversar ¡seiscientos ochenta millones de euros! Y cuando se le preguntó a Sánchez por dicha sentencia y por el hecho de que diecinueve cargos del PSOE hubieran sido condenados por él se limitó a decir “que eso no tenía nada que ver con el PSOE” (“PSOE, ciento cuarenta años de honradez”, dice el lema; p’a mearse de risa). De nuevo el silencio ha funcionado.
Para ejemplificar lo que ha sido la connivencia de los medios de comunicación con el PSOE en este tema baste con decir que un día que salió una sentencia en la que fueron condenados dos altos cargos del PSOE, para Antonio García Ferreras el “notición” del día fue un “sinpa” en una cafetería de Uruguay de un primo de Iván Espinosa de los Monteros.
Sucedió lo mismo con el caso de los GEOs, en la Embajada de México en La Paz; gran escándalo a nivel diplomático en el que España fue acusada de violar la soberanía de un país amigo enviando a policías armados a, supuestamente, liberar a políticos corruptos, reclamados por la Justicia de su país, que podrían estar en posesión de información muy comprometedora para los partidos políticos actualmente en el Gobierno de España. El Gobierno dijo que iba a enviar a un funcionario a investigar el asunto; dos meses después el asunto está olvidado. Ya nadie se acuerda de eso.
Una escolta denuncia a Irene Montero reclamándole más de treinta mil euros en concepto de horas extras y “la pone verde” tachándola de “abusadora”, de “explotadora”, pues la obligaba a hacer recados una vez que había terminado su jornada laboral; también le hacía llegar antes de la hora para calentarle el coche y que “la señora marquesa” pudiera ir calentita al Congreso; la obligaba a realizar el mantenimiento de los vehículos particulares de “los marqueses de Galapagar”; a hacer de chófer llevando y trayendo a amigos y familiares…en fin que la obligaba a realizar trabajos que no eran propios de su puesto de trabajo y cuando la pobre mujer protestó, “la señora marquesa”, ella siempre mirando por el interés de las mujeres y de la clase trabajadora, le hizo “bullying” y obligó a la gente de su entorno a que se lo hiciera también, no saludándola ni hablando con ella y tratándola con formas no demasiado amables. Cuando se le preguntaba a cualquier dirigente de Unidas Podemos por este asunto, la respuesta era o el silencio o el consabido “son bulos que se inventan OKdiario y Eduardo Inda”. El caso es que, de un tiempo a esta parte, no se habla de nada de este asunto. Todo parece indicar que la escolta y Unidas Podemos han llegado a un acuerdo económico extra-judicial. Si así fuera, ¿cómo podemos tomarnos esto?, ¿como que Irene Montero es inocente y la escolta ha mentido? Sería muy inocente tomárselo así, ¿no?
Una semana después de este escándalo, otro saltó en relación con Podemos: dos abogados del partido dicen haber sido despedidos por haber descubierto irregularidades dentro del mismo y haber pretendido investigarlas. En concreto, los dos abogados denunciaron haber descubierto que en Podemos se pagaban sobresueldos en negro y que se amañaron procesos electorales internos; alegaron que en la votación de las bases del partido en relación al acuerdo con el PSOE para formar Gobierno, los resultados fueron manipulados. Desde Podemos, por su parte, adujeron que a uno de los abogados lo habían despedido por haberse visto envuelto en un caso de acoso sexual de una compañera de trabajo (sin que hubiera constancia de que se hubiera presentado denuncia alguna al respecto) y en el caso de la abogada, que había sido despedida a causa de una reestructuración de su departamento. Y, al igual quw sucedió con la escolta, desde hace tiempo no se ha vuelto a saber nada de este asunto. ¿Habrá habido acuerdo económico extra-judicial? Y si así hubiera sido, ¿qué mensaje es el que transmite ese acuerdo?, ¿que Podemos es culpable o que es inocente de lo que los abogados lo acusaban? ¿No es razonable pensar que siempre que se produce un acuerdo de este tipo el que paga por el silencio del otro es porque es culpable, porque de no ser así, aquellos que presentarían denuncias falsas “florecerían como hongos”?
Y todo parece indicar que con el “Delcygate” pasara otro tanto de lo mismo, pues tan solo dos, o tres, días después de la furibunda sesión parlamentaria en la que los partidos de la derecha interrogaron al Gobierno sobre el particular, sin que este arrojara nada de luz sobre el asunto, ya apenas se habla de este escándalo en los diversos medios de comunicación.