Revista Cine

El silencio de las tierras altas. Steinar Bragi.

Publicado el 12 julio 2016 por Meg @CazaEstrellas

El silencio de las tierras altas. Steinar Bragi.
Literatura escandinava ideal para el periodo estival, así definiría "El silencio de las tierras altas", un thriller psicológico de tintes paranormales que no deja indiferente. Dos jóvenes parejas de clase acomodada deciden pasar un fin de semana fuera, alejados de la rutina de sus estresantes vidas, alejados del mundanal ruido. El destino elegido son las tierras altas de Islandia, un desierto volcánico donde no hay cobertura de móvil y donde apenas hay habitantes.Una espesa niebla propicia un accidente que los dejará sin coche; el vehículo queda empotrado en el muro de una casa propiedad de unos ancianos que les ofrecen hospedaje. Pronto se darán cuenta de que deben salir de allí, pero no será nada fácil conseguirlo.Estamos ante una novela tremendamente ágil y adictiva, que nos adentra rápidamente en un clima oscuro, inquietante y hostil. Con tan solo unas pinceladas, sin saber realmente qué está ocurriendo, el lector siente la angustia de los personajes en cada intento de volver a casa, y en cada fracaso que los obliga inexorablemente a volver a la misteriosa propiedad en medio de la nada, con sus espeluznantes dueños.
Este clima opresivo y aterrador, acrecenta las tensiones emergentes entre los miembros del grupo, lo que sacará lo peor de cada uno de ellos, dejando al descubierto las adicciones, tormentos y frustraciones subyacentes en su interior, así como la interrogante: ¿son realmente amigos? Mediante capítulos intercalados con la trama principal, vamos conociendo a cada uno de los protagonistas, lo que los ha llevado a ser cómo son, acentuándose así el componente de  crítica social que también encierra esta historia.
La diferencias culturales no han impedido que disfrute de la lectura (el hecho de que ante las circunstancias en las que se encuentran se pongan a beber y fumar como si no hubiera un mañana, es algo que a casi ninguno de nosotros nos cuadraría, lo que atribuyo a un factor cultural). Lo que sí me ha impedido el pleno disfrute de la lectura es el final, por ser injustamente abierto. Siempre digo que esto es cuestión de gustos, pero creo debo avisar que este es uno de esos libros en los que se disfruta del viaje, no del destino.

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