Uno de los problemas de seguir una vía iniciática o simplemente acercarse al conocimiento esotérico es el sincretismo que a su alrededor se provoca. El sincretismo se define como un intento consciente o inconsciente de aunar doctrinas distintas que no guardan una coherencia sustancial.
En esoterismo el sincretismo es un fenómeno espontáneo y de difícil gestión, dado que no existe doctrina lineal y oficial y todo depende de la voluntad de los interesados.
Bajando al terreno del ejemplo y partiendo de la base que es bastante complicado de congeniar un esoterismo cristiano, basado en las tesis gnósticas de los dos primeros siglos DdC(1) con la meditación Zen.
A priori, no es incompatible, pero desde luego no es convergente ni llevan el mismo camino, el primero de ellos es una vía de iluminación mística y el segundo es una vía de una escuela del budismo mahāyāna.
Mas complejo aun es ver como se mezclan la advocación a los Ángeles y la practica de un hinduismo jainista. En cualquier caso, ambos ejemplos nos ponen sobre la pista que los buscadores están frecuentemente desorientados. Vemos como buscadores de la luz, interesados o curiosos van saltando de una tendencia a otra, de un camino a otro y no se plantean una continuidad coherente en el tiempo.
Este problema se une a la dificultad de mantener una pureza estructural del camino iniciático en las grandes corrientes de pensamiento y sobre todo en las organizaciones estructuradas, que, a base de profanar el camino esotérico para tener una membresía estable, han deslavazado el mensaje místico para llevarlo al terreno del club social.
Es necesaria la coherencia en la via iniciática.
(1) Quizás lo único realmente heredero de este esoterismo cristiano podríamos rastrearlo en los escritos del evangelio de San Juan.