Revista Coaching
El mono de los focos, en reuniones
El síndrome de abstinencia lo compone el conjunto de reacciones psíquicas o corporales que concurren cuando una persona con adicción a una sustancia psicoactiva deja de consumirla. Lo mismo ocurre cuando una persona con adicción a ser escuchada (no sólo por sí misma, que también… sino por un público más o menos numeroso) y habitualmente expuesto a la admiración colectiva, pasa a una situación de poca visibilidad.Los síntomas varían en forma e intensidad de acuerdo con la personalidad del paciente y del tiempo que lleva desarrollándose la dependenciaEste síndrome de abstinencia al aplauso virtual, denominado coloquialmente mono del “foco”, provoca que el paciente pierda la capacidad de experimentar gozo y tranquilidad de manera natural, y crea una dependencia o consumo compulsivo para no sufrir malestares como ansiedad, alucinaciones, sudoración, temblores, dificultad para dormir, y otros que, en conjunto, forman el síndrome de abstinencia. Si el paciente tiene la facultad de convocar reuniones, el efecto de su dependencia provocará la saturación de sus colaboradores. Si quien lo padece es un participante, monopolizará las reuniones con sus intervenciones, sean éstas pertinente, no pertinentes o claramente impertinentes, dificultando la labor del moderador de tal reunión.¿Cómo vencerlo?En el primer caso, se aconseja que el moderador siga una terapia de shock acudiendo a reuniones ajenas absolutamente innecesarias, mientras se va aumentando exponencialmente el nivel de exigencia sobre su productividad. Suscribirlo a una sesión diaria de cine experimental iraní en VO sin subtítulos y obligarlo a visualizar la sinopsis en power point, también ha dado resultados interesantes, aunque no cuantitativamente significativosEn relación a los participantes, tanto a los que sufren paralelamente el síndrome de incontinencia verbal severa, como a aquellos que simplemente tienen un nivel de dependencia al protagonismo (mono del foco) superior a la media, se aconseja someterse voluntariamente a un régimen de intervención-tweet: auto-limitar sus aportaciones a un máximo de 140 fonemas.
No hay estudios concluyentes, pero en vista de los estragos que produce el síndrome del protagonismo en las reuniones y del temor al contagio, se anima a los lectores si conocen en su entorno a alguien que lo padezca, a invitarlos a seguir de manera voluntaria, alguno de los tratamientos propuestos. La organización se lo agradecerá.