Por Isabel Val.
¡Feliz año a todos!
Parece que por fin todo vuelve a la “normalidad”. Me hubiese gustado escribir algo antes, pero estaba recuperándome de un gran empacho. No sólo de comida, si no de todos los agobios y tonterías que conllevan estos días. Quién trabaje en un centro comercial sabrá de qué hablo.
En resumen, esto es mi visión general de las navidades:
Bromas a parte, todo esto ha acabado por bloquearme bastante y no me apetecía ni tan siquiera encender el ordenador. Lo único que quería era refugiarme en la música y centrarme en encontrar aquello que me sonase auténtico. Es lo que yo me he autodiagnosticado como “síndrome de Alexander Supertramp”. Y es que siempre pienso en él cuando me cogen este tipo de crisis.
También me viene a la cabeza uno de mis posts favoritos del blog de Marco Moreira. En él, Marco compara las similitudes entre el protagonista de Into the Wild y Justin Vernon, líder de Bon Iver.
Este primero deseaba abrirse al mundo mientras que el segundo se encerraba en el suyo propio. Eso sí: ambas historias están marcadas por un fuerte sentimiento de soledad y la búsqueda de algo genuino. Y así, en mi búsqueda de música honesta para escuchar con los cascos desde la soledad de mi habitación, me encontré con lo siguiente:
Gracias a Binaural conocí a Ray LaMontagne:
En Kulturtado me hablaron sobre Trampled By Turtles :
Y Fuel/Friends me hizo redescubrir el discazo de Phosphorescent:
Espero que durante estos meses haya alguien que también haya descubierto algo gracias a este blog. Y si no, seguiré intentándolo durante todo el 2014