Revista Comunicación

El síndrome de charles Bonnet

Publicado el 11 febrero 2014 por Libretachatarra

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Charles Bonnet fue un biólogo suizo del siglo XVIII conocido por su idea de la scala naturae, la hipótesis de que todos los seres vivos pueden ser ordenados de manera lineal, continua y progresiva desde el más simple al más complejo (generalmente aceptado que ese lugar lo ocupa el hombre).
Pero Charles Bonnet se hizo conocido por otro tema, motivo de este post. Fue el primero en describir una afección que hoy se conoce con su nombre: el Síndrome de Charles Bonnet. El naturalista suizo observó que su octogenario abuelo materno, muy afectado por cataratas en ambos ojos, manifestó la visión de hombres, mujeres, pájaros, carros, tapices y andamios que sólo él podía ver. Lo peculiar de la alucinación es que el abuelo de Charles Bonnet estaba plenamente consciente de que lo que veía no existía realmente, sino que era producto de su mente. Esto es: el abuelo de Charles no estaba delirando; estaba viendo algo aunque ese algo no existía.
La primera visión fue un pañuelo azul con círculos amarillos en los extremos que apareció en una punta del campo visual y se superponía a todos los objetos que la visión deteriorada del abuelo de Bonnet podía divisar. En otra ocasión, cuando sus dos nietas vinieron a visitarlo, observó a dos apuestos jóvenes, con abrigos en rojo y gris y sombreros con ribetes plateados, que se sentaron a su lado. Cuando preguntó quiénes eran los jóvenes elegantes que los acompañaban, las nietas confesaron que no había nadie, que estaban solos. En otra visión, un carruaje estacionado en la puerta de sus vecinos, creció hasta alcanzar la altura del techo de su casa.
Desde esa descripción que dejó por escrito Charles Bonnet, más testimonios reforzaron la presunción de que se estaba ante un cuadro clínico. Hay menciones de afectados que ven desaparecer de repente objetos cotidianos, en menor escala que lo observado; o imágenes surrealistas como una ronda de niños con flores en lugar de sus cabezas. Una anciana se quejó de la crueldad del vecino que dejaba a sus vacas a la intemperie invernal, vacas que sólo ella podía ver. Familiares ya fallecidos, cortejos fúnebres, dragones, cabezas sin cuerpos, deshollinadores bailando alrededor con sombreros de copa en sus cabezas, monos en batas azules y gorros rojos, son algunos ejemplos mencionados.
Ya en la descripción de Bonnet se señalaba la racionalidad del paciente al presenciar las alucinaciones. Ése es un dato clave: quien lo sufre sabe que está viendo visiones inexistentes y en muchos casos, divertidas.
Se observó que el fenómeno se da en personas con daños visuales significativos y, en mayor incidencia, en personas con educación superior y muy creativas.
La más probable de las teorías sobre el Síndrome de Charles Bonnet es la que propone que el cerebro afectado por la pérdida visual genera imágenes fantasmas similares a los dolores del miembro ausente en los amputados. El ojo humano normalmente recibe 8,75 megabits por segundo de información. Cuando hay un daño visual, las neuronas que integran la corteza visual quedan a la espera de más información. Y como esta información no llega, el cerebro completa las imágenes faltantes con imágenes extraídas de la memoria. Al recibir poca información de los ojos, es más probable que el cerebro se equivoque al mandar la información y por eso la aparición de imágenes extravagantes que caracterizan el síndrome.
Esta teoría puede parecer inverosímil pero de hecho, día a día, el cerebro completa imágenes de una zona ciega de los ojos: el punto ciego. Allí no hay células receptoras de las imágenes y sin embargo, el cerebro se encarga de completar el hueco, cruzando las visiones de un ojo y otro y extrapolando los detalles que sí recibe de alrededor.
Los estudios de John C. Lilly en los años ’50, experimentando con sujetos en tanques insonorizados (¡remember Fringe!), parecen probar esta tesis. Los sujetos de experimentación no soportaban más de tres horas en un tanque insonorizado, flotando a oscuras en agua salada, porque empezaban a tener alucinaciones y pérdida de la realidad y de su identidad.
Charles Bonnet también quedó ciego como su abuelo y eso cambió el tono de sus estudios, que se volvieron más teóricos, casi especulaciones filosóficas. Algunos se atreven a asegurar que, en realidad, experimentó las mismas visiones que su abuelo y que por eso pudo describir con tanto detalle los síntomas del cuadro clínico.
Afortunadamente, las imágenes desaparecen con el tiempo y, en casi todos los casos reportados, se desvanecen en un lapso de año a año y medio.
Hay una teoría más interesante que la aquí planteada para explicar el Síndrome de Charles Bonnet: que verdaderamente hay otra realidad alternativa a la nuestra, oculta por el constante bombardeo de imágenes. Y que cuando ese vértigo de imágenes se aquieta, podemos percibir esa realidad paralela que está a nuestro alcance, pero desconocida.
La teoría es muy especulativa y probablemente errónea. Pero no deja de ser sugestivo pensar que estamos seguros de vivir en una realidad demostrable por nuestra percepción pero que puede ser el producto de un autoengaño. Ver más nos lleva a la condena de ver menos. A veces tenemos la necesidad de apagar las luces que operan como ruido de fondo, para poder ver la realidad existente detrás de la realidad.
FUENTES:
Un artículo en la revista Tendencias 21:
http://www.tendencias21.net/neurociencias/El-sindrome-de-Charles-Bonnet_a7.html
El artículo en Wikipedia sobre Charles Bonnet:
http://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Bonnet
y sobre el Síndrome de Charles Bonnet:
http://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADndrome_de_Charles_Bonnet
Una nota del sitio Marcianosmx.com:
http://marcianosmx.com/sindrome-alucinaciones-charles-bonnet
Un fragmento de un libro de Oliver Sacks publicado en “La Nación”:
http://www.lanacion.com.ar/1634246-oliver-sacks-el-cronista-de-la-mente


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