Todos los seres humanos, tengan o no síndrome de Down, asientan en la infancia las bases o fundamentos de lo que serán durante el resto de su vida en lo que se refiere al desarrollo vital: aspectos físicos y de salud, psicológicos, educativos, intelectuales, sociales, etc.
Es importante que todos los familiares, amigos y profesionales que tratan con las personas con síndrome de Down se esfuercen por intentar conocer al máximo las características individuales y peculiaridades de cada uno de ellos. Nuestra misión será descubrir qué necesita el niño, qué objetivos son los más importantes para su vida, cómo debe alcanzarlos, qué ayudas facilitarán estos logros, qué estilos de aprendizaje le resultan más eficaces y beneficiosos, etc. Sólo así les podremos prestar una atención personalizada y conseguiremos que satisfagan todas sus necesidades.
a) Personalidad y Temperamento La personalidad y el temperamento están casi completamente definidos hacia los 12 años. Por lo tanto, los familiares y profesionales que tratan a las personas con síndrome de Down deben tener en cuenta esta edad para tratar de influir positivamente en periodo de tiempo más oportuno, buscando potenciar todas las capacidades y habilidades del niño, a la vez que tratamos de eliminar y reducir aquellos aspectos que vayan a resultar un problema, o les van a ocasionar dificultades en la vida.Es muy importante destacar que las personas con síndrome de Down presentan una gran variedad de estilos y rasgos de carácter, independientemente del síndrome de Down.Cada persona tienen sus circunstancias individuales, un entorno familiar concreto, una educación determinada. Todo esto configura una personalidad y temperamento diferente en cada persona.
Por esta razón, encontramos perfiles psicológicos diferentes en las personas con síndrome de Down; no podemos definir un único y homogéneo perfil temperamental. En concreto, varían la mayoría de aspectos psicológicos y características comportamentales como:
- Control y expresión emocional: alegres-tristes, tranquilos-nerviosos; capacidad de regular la emoción de los demás y de regular la propia emoción a través de las acciones de las demás personas
- La respuesta a estímulos sensitivos y perceptivos: ansiedad-tranquilidad; respuesta de malestar o bienestar para los mismos estímulos sonoros, lumínicos, etc.; alto-bajo umbral de excitación sensitiva y perceptiva, etc.
- La autoestima positiva o negativa
- La flexibilidad o rigidez en mayor o menor grado.
- El estilo de aprendizaje: ver un modelo correcto o que les guíen en la actividad, etc.
- La presencia de habilidades especiales como la música.
- Las conductas sociales y la capacidad de empatía: introversión-extroversión, interés-desinterés por la relación social, captación de las claves emocionales de las situaciones.
- La autonomía /independencia personal y social: la mayoría la tienen en la juventud, pero no todos lo consiguen.
b)La capacidad de atenciónLos niños con síndrome de Down suelen presentar problemas de atención. Estos problemas están causados por alteraciones cerebrales y otras dificultades como:
- Dificultades para fijar la mirada (o mantener el contacto ocular).- Dificultades de percepción y discriminación auditivas- Problemas de memoria auditiva secuencial- Cansancio físico
La capacidad de atención es la base de la mayoría de aprendizajes, adquisiciones y progresos posteriores. Debemos entrenar esta capacidad lo antes posible y no dejar de realizar actividades que la mantengan y mejoren. La infancia y edad preescolar son buenos momentos para ello.
Tanto los padres como los profesionales podemos realizar actividades conjuntas con el niño (por ejemplo, la lectura) para lograr mejorar su atención. Además, con estos ejercicios lograremos otros beneficios como:
- Escuchar a los demás- Respetar el turno o momento para intervenir- Tener las conductas que luego se le exigirán en el aula- Mejorar su lenguaje- Hacerle disfrutar con el aprendizaje- Fomentar la relación interpersonal
Durante el primer año de vida es conveniente trabajar la atención visual y después la auditiva: el mejor estímulo para trabajar ambos aspectos es la voz y rostro de la madre. A medida que crecen, deben ir mejorando su atención: responder a su nombre, tener periodos de atención más largos, atender a órdenes verbales, etc.