Para complicar todavía más las cosas, distintas personas con síndrome de fatiga crónica pueden presentar síntomas diferentes. Y los síntomas del síndrome de fatiga crónica a menudo se parecen mucho a los de otras enfermedades, como la mononucleosis, la enfermedad de Lyme o la depresión. Y, por si fuera poco, los síntomas de este síndrome pueden variar a lo largo del tiempo incluso en un mismo individuo. Todo esto hace que el tratamiento resulte complicado.
Actualmente, se cree que los siguientes factores pueden interactuar, exponiendo a algunas personas a desarrollar un síndrome de fatiga crónica: a) infecciones (sarampión o mononucleosis, b) problemas en el sistema inmunitario (alergias), c) estrés emocional.y d) hipotensión.
En la actualidad, no hay ninguna prueba aislada que permita saber si una persona padece el síndrome de fatiga crónica y se han establecido dos criterios para guiar el diagnóstico del síndrome:
- Fatiga inexplicable que dura seis meses o más. Las personas con síndrome de fatiga crónica están agotadas, y su cansancio y falta de energía puede durar meses, sin que haya una causa evidente del mismo. Este tipo de fatiga hace que resulte sumamente difícil levantarse de la cama por la mañana, vestirse e incluso comer. Y repercute sobre los estudios, el trabajo y el ocio —incluso sobre actividades como ir al cine o tocar un instrumento musical. El síndrome de fatiga crónica no mejora reposando o durmiendo.
- Cuatro o más de los siguientes síntomas: problemas de concentración y memoria a corto plazo, dolor de garganta, ganglios linfáticos inflamados y dolorosos al tacto, dolor muscular, dolor articular en ausencia de inflamación o enrojecimiento, dolor de cabeza más fuerte o distinto del habitual, sueño no reparador (es decir, no sentirse descansado ni siquiera después de dormir), cansancio o agotamiento que dura más de 24 horas después de hacer ejercicio físico.
El estudio, hecho en Holanda, muestra que aunque sea mucho menos común entre adolescentes que entre adultos, su prevalencia es muy superior (111 por 100.000 adolescentes). La Academia Americana de Pediatría proporciona información en esta web.
¡Ojo! El "adolescente cansado" es muy habitual y "su fatiga", tan frecuente como normal, suele ser debida, sobre todo, a que duerme poco.
PS. Curiosidad. Todavía recuerdo que el primer artículo que leí sobre fatiga crónica en el adolescente fue en agosto de 1991..