Revista Salud y Bienestar
La radiacion nuclear aguda prolongada del cuerpo entero resulta en un complejo conjunto de síntomas, dependientes de la dosis recibida y se divide en 4 etapas: una fase inicial en la cual hay una respuesta de shock, un período de latencia donde la población de células viables radioresistentes mantienen las funciones; la enfermedad manifiesta donde aparecen los síntomas dado que la población de células viables disminuye como resultado de la muerte de las precursoras y la no renovación de la producción celular, y el desenlace final el cual consistirá en la recuperación o la muerte, dependiendo del grado de deterioro sufrido. Las más sensibles son las células madre o precursoras ("stem cells"). Los glóbulos rojos maduros y las plaquetas circulantes son particularmente resistentes, lo cual es probablemente debido a la pérdida del núcleo. Los linfocitos circulantes son bastante sensibles. El efecto principal el la pancitopenia que ocurre semanas después, cuando las células maduras sean removidas de la circulación, produciendo hemorragias (por reducción plaquetaria), infección (por depresión de los glóbulos blancos) y anemia (por la caída en la producción de glóbulos rojos). En el hombre, las células precursoras proliferativa en los testículos son altamente sensibles; sin embargo, el esperma maduro muestra una resistencia considerable. También son resistentes las células intersticiales de los testículos las cuales controlan la producción hormonal y los caracteres secundarios. La esterilidad aparece meses después dado que la espermatogénesis lleva de 64 a 72 días y las formas maduras son resistentes, sin embargo pueden sustentar daño genético hereditario. Aunque las dosis bajas pueden producir esterilidad, en general el efecto es temporal y el recuento de espermatozoides se normaliza luego de 1 o 2 años. En la mujer, la radiación destruye a ambos, el óvulo y el folículo maduro, lo cual también reduce la producción hormonal. Por lo tanto la esterilidad radiogénica puede ir acompañada de una menopausia artificial con efecto significativo sobre las características sexuales. Los efectos del daño intestinal incluyen diarrea con la consiguiente pérdida de fluidos y electrolitos, vómitos y disminución de la secreción ácido-péptica, sequedad y dolor e inflamación de garganta. Los efectos en la piel incluyen eritema y depilación temporal. A muy altas dosis ocurre depilación definitiva y destrucción de subórganos incluyendo vasos sanguíneos y glándulas sebáceas y sudoríparas. La respuesta de la piel a la radiación ionizante se conoce como dermatitis rádica. Se requieren de dosis muy altas para causar efectos en el cerebro y el sistema nervioso. El factor limitante para la irradiación al sistema nervioso central es la vasculatura. Los nervios periféricos son altamente resistentes a los efectos de la radiación. Con dosis bajas puede ocurrir daño significativo al cristalino produciendo cataratas en un lapso de 2 años. La mayoría de las vísceras sólidas muestran en general una radioresistencia relativa. En general, las estructuras más sensibles de estos órganos son el tejido conectivo y el vascular, aunque se puede causar daño funcional con dosis altas. El Feto constituye un sistema altamente proliferativo con muchas células indiferenciadas, por lo tanto es extremadamente sensible a los efectos de la radiación. El efecto no solamente depende de la dosis sino también de la edad gestacional al momento de la irradiación. Durante el primer trimestre el daño causa aborto espontáneo. Durante el desarrollo y diferenciación de los órganos, la irradiación resultará en una mayor incidencia de anormalidades orgánicas congénitas. En organismos expuestos a radiaciones ionizantes se ha demostrado leucemia y tumores sólidos (malignos y benignos). El mecanismo exacto del cáncer radiogénico y en realidad de todos los cánceres, no es bien comprendido aún.