El síndrome de la clase turista

Llegan las ansiadas vacaciones de verano y con ellas la oportunidad de viajar. El avión es uno de los métodos de transporte más habituales, para los que hayan planificado las vacaciones a lugares más lejanos de lo habitual.

En este tipo de viajes de duraciones superiores a las 4 horas, el riesgo de sufrir trombosis se duplica, según la OMS. Es lo que se conoce como Síndrome de la Clase Turista.

Como curiosidad, el nombre del Síndrome de la Clase Turista  se debe a la relación que se estableció entre el problema que padecían los ocupantes de los aviones (que comúnmente eran los que sufrían problemas circulatorios) con el reducido espacio entre los asientos de los aviones en la clase turista.

Se ha demostrado que independientemente de la clase en que se viaje (turista, business o first class), el riesgo de trombosis es el mismo, ya que la causa del mecanismo de la obstrucción o de la formación de un trombo en el interior de un vaso sanguineo, en los viajes largos puede ser debida a la falta de ejercitación o movimiento de las piernas en un prolongado tiempo, la falta de hidratación (o deshidratación), y/ o a factores de salud que predispongan a ello, como las personas que tienen problemas circulatorios, como varices; las que anteriormente han padecido trombosis; o las diagnosticadas con enfermedades hematológicas. (Las embarazadas también se encuentran dentro de la población de riesgo).

 A todos ellos se les aconseja consultar a su especialista (cirujano vascular, hematólogo o ginecólogo) antes de emprender un viaje largo, para que les proporcionen consejos adicionales y específicos según su caso.

A la hora de preparar el viaje rumbo al destino elegido para nuestras vacaciones de verano es importante tener en cuenta unos sencillos consejos para disfrutar de un feliz viaje y evitar el riesgo a sufrir el Síndrome de la Clase Turista. Los doctores Lisbona y Puncernau, especialistas en salud vascular, nos explican cuales son las recomendaciones a seguir durante el trayecto:

Llevar ropa y calzado cómodo. La ropa se aconseja que no sea ajustada, y que no presione el tronco ni las extremidades inferiores.

Beber con regularidad (cada media hora) pequeñas cantidades de agua, para evitar la deshidratación que suele darse por la presión del aire en la cabina del avión.

Si es posible, levantarse del asiento y pasear cada una o dos horas.

Otra sencilla opción puede consistir en hacer algunos sencillos ejercicios (cada media hora aproximadamente) durante todo el trayecto. Veamos:

1.-Realizar círculos con el tobillo: girando ambos, uno en el sentido de las agujas del reloj y el otro al contrario, con la punta de los pies en el suelo y los talones alzados.

2.- Realizar flexiones de pies: apoyando el talón en el suelo y levantando la punta hacia arriba.

3.- Levantar la rodilla: con la espalda apoyada sobre el respaldo subir una de las piernas a media altura con la rodilla flexionada, mientras se contrae el muslo. Bajar la pierna relajando el músculo e inicie el ejercicio con la otra pierna.

Un detalle importante a tener en cuenta es que los síntomas de este Síndrome pueden manifestarse durante o con posterioridad al vuelo en forma de hinchazón, dolor, o bien hormigueo en las extremidades, en cuyo caso se recomienda acudir al médico para que, (y si se hubiera iniciado un coágulo), pueda prescribir la medicación adecuada.

Espero que esta información os sea de utilidad antes de emprender el viaje a vuestro destino de vacaciones, sobre todo para aquellos que tengáis pensado en hacer un viaje transoceánico o una ruta de larga distancia.

¿Y vosotros? ¿Tenéis pensado viajar en avión durante estos días? ¿A dónde? Estaré encantada de leer vuestros comentarios!!!

Besos desde mi blog