Sin duda que la guerra económica planificada por el imperialismo y puesta en práctica por sus peones contra Venezuela en el 2013, produjo un grave efecto sobre la economía del Estado y sobre el salario de las familias venezolanas. Adicionalmente, se ha causado un daño psicológico terrible que se nos ocurre bautizar como “el síndrome de las colas”. Ya muchas y muchos venezolanos hacen cola, a veces sin saber qué van a comprar porque no saben lo que están vendiendo. El sábado 25 de enero, una joven amiga que nos acompañaba, al no poder sacar dinero del cajero que fue obstaculizado debido al barullo de la cola que se formó en su adyacencia, decidió retirarse. Sin embargo, en su salida le preguntó a una señora qué producto estaban vendiendo; y para su sorpresa, ésta le contestó: la verdad que no sé. No es la primera vez que alguien nos refiere algo similar.
Ya es común que al comenzar a formarse una cola, la gente se va agregando porque supone que cualquiera sea el artículo que llegó, es mejor comprarlo antes que vaya a escasear. Este es el síndrome de la cola, producto del efecto psicológico que causó en la población la escasez de algunos productos esenciales y de consumo masivo en 2013; escasez en buena parte inducida por los enemigos de la Patria. La semana pasada nos enteramos que alguien en
San Juan de los Morros llegó con un camión tipo cava a comprar algo en un negocio de víveres. Una dama que lo vio descenderse del vehículo le preguntó que mercancía traía, y él le contestó que harina precocida. El caballero en cuestión entró al negocio y cuando salió, ya se había formado una cola considerable, que a juzgar por la reacción de la gente en cola cuando él se montó en su camión y arrancó, estaban allí para adquirir la harina precocida que creyeron él llevaba en la cava. Ya la gente no deja que los productos lleguen a los anaqueles. De esta manera se está exacerbando en las y los venezolanos el acaparamiento, el consumismo y la viveza criolla. Así, muchísimas personas colaboran con los planes de los enemigos de la Patria sin planificarlo ni estar consciente de ello.
Es fácil entender el efecto negativo que produce esta obsesión de comprar todo lo que aparezca en los supermercados, se necesite o no. Si algunos en lugar de comprar la harina precocida por paquetes semanales o quincenales como antes lo hacían, ahora los compran por bulto, obviamente están contribuyendo con la escasez que estamos viviendo. Algunos compran mucho más de lo que pueden consumir en 15 días o un mes, con diferentes objetivos e intenciones: 1. Los jefes de familias y otros ciudadanos honestos que acaparan en los hogares por miedo a la escasez; sin caer en cuenta que están contribuyendo a ella. 2. Los ciudadanos y comerciantes de la economía informal que con fines mercantilistas compran más de lo que necesitan (acaparan) para revender en sus barriadas y caseríos, encareciendo irresponsablemente cada producto y contribuyendo a la escasez y a la inflación, sólo por su deseo de lucro personal. 3. Grupos económicos que acaparan para crear escasez ficticia y luego especular al presionar aumento de los precios con intencionalidad político- partidista, contribuyendo así a desquiciar la economía venezolana. En este tercer grupo están incluidos quienes sacan del país a través del contrabando de extracción, productos de primera necesidad, incluyendo los distribuidos por la red MERCAL, algunos de los cuales son subsidiados por el Estado venezolano hasta en un 80%.
Ante tanto abuso y locura económica, hasta hace una semana atrás habían venido actuando con diferente grado de efectividad el INDEPABIS y la Superintendencia Nacional de Costos y Precios (SUNDECOP), ambos organismos ahora fusionados en y sustituidos por la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (SUNDDE), que según Gaceta Oficial Nº 40-340 de fecha 23 de enero de 2014, tendrá funciones de inspección, fiscalización e investigación. La SUNDDE también establece los ilícitos económicos, así como sus procedimientos y sanciones. Igualmente los delitos económicos, su penalización y el resarcimiento de los daños sufridos. Por su parte la Intendencia de Costos, Ganancias y Precios Justos tendrá las funciones de análisis, control, regulación y seguimiento de las estructuras de costos. Se constituye en el órgano regulador de los costos de producción, fijador de los márgenes de ganancia y de los precios justos de todos los bienes y servicios que se distribuyan en todo el territorio nacional, incluidos los que se realizan a través de medios electrónicos en el país.
Finalmente, por ahora, desde esta trinchera de lucha impulsamos y aprobamos todas las medidas tendentes a frenar el acaparamiento, la usura, la cartelización y el contrabando de extracción; sea que este último se cometa por los caminos verdes o por los caminos reales. ¡Caray ya está bueno de tanto abuso y de tanta impunidad! ¡De verdad, que caiga quien caiga! ¡Que caigan los chiquitos, los medianos, pero sobre todos los grandes, que muchas veces se esconden detrás de amigos alcahuetes y discursos patrioteros y edulcorantes¡ ¡Seamos aún más celosos con el legado de nuestro amado Chávez, evitemos a toda costa que el amor se enfríe! ¡Cuenten con el apoyo del pueblo organizado que está en movimiento de acuerdo con las enseñanzas de Chávez! LA LUCHA POR LA PATRIA SIGUE!