Figura 1. Ubicación del área del SAG en los cuatro países y extensiones. (Fuente LEBAC, PSAG).
Los acuíferos son cuerpos de sedimentos o rocas permeables que contienen agua subterránea explotable, que se infiltra y circula con diferentes velocidades (medidas en metros por día /mes/ año), y están conectados al ciclo hidrológico.
El denominado Sistema Acuífero Guaraní (SAG) es uno de los reservorios de agua subterránea más grandes del mundo. Se encuentra localizado entre los paralelos 16º y 32º Sur y los meridianos 47º y 60º Oeste, ocupando un área de alrededor de 1.100.000 kilómetros cuadrados. Su superficie coincide con parte de la cuenca hidrográfica del Plata, extendiéndose desde la cuenca geológico- sedimentaria del Paraná hasta la cuenca Chacoparanaense.
El clima actual de la región del SAG se caracteriza como húmedo o sub- húmedo con precipitaciones anuales 1200 a 1500 mm. Los balances hídricos han mostrado que en la mayor parte del área existe un excedente anual de al menos 300 mm, llegando hasta los 600 mm en la región Sur (Paraguay, Argentina y Rio Grande do Sul). Ese excedente es el que es- curre sobre la superficie terrestre y parte también alimenta los acuíferos.
Por sobre el área del SAG se ubican alrededor de 1.500 municipios pertenecientes a cuatro países: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. La población del área asciende a 23.500.000 habitantes, de los cuales unos 9.000.000 se abastecen del acuífero. El agua es utilizada principalmente para la provisión humana y de industrias, y en menor grado para explotación como termas. El país que más lo utiliza es Brasil: allí el SAG abastece entre 300 y 500 ciudades.
Geología e Hidrogeología del SAG
La del Paraná (y la Chacoparanaense incluida en ella) es una cuenca geológica, ubicada entre dos cratones o áreas continentales estables muy antiguas. Ocupa una enorme extensión: desde Goias, en Brasil, hasta el norte del Uruguay y desde San Pablo hasta el Paraguay oriental; su borde SO tiene como límite las sierras pampeanas de Argentina (Figura 1). Esta gran cuenca aportó cuerpos arenosos porosos y permeables tanto en sus flancos como en el centro de la cuenca.
Por encima de la misma, y mediando una discordancia regional, se distribuye en toda la región un manto casi continuo de areniscas principalmente eólicas, de edad juro-cretácica, que es el principal reservorio, donde se alojan las aguas del Acuífero Guaraní.
Toda esta variedad de depósitos arenosos, distribuidos algunos local- mente, otros regionalmente, han sido cubiertos por una espesa y extensa cobertura de coladas volcánicas del Cretácico denominada Formación Serra Geral, concomitantes con la se- paración de continentes y formación del océano Atlántico. Dentro de las vulcanitas se reconocen intercalados depósitos arenosos eólicos que se preservaron dentro del campo volcánico. Estas intercalaciones pueden ser reservorios locales de agua y se los conoce como intertraps o Formación Solari en la Argentina.
El Sistema Acuífero Guaraní es uno de los reservorios de agua subterránea más grandes del mundo y ocupa un área de alrededor de 1.100.000 kilómetros cuadrados.
El Arco de Ponta Grossa, en el estado brasileño de Paraná, es una estructura geológica profunda (a lo largo de los arcos las rocas más antiguas se hallan más cerca de la superficie del terreno), asociada a importantes cantidad de diques y filones capa básicos con orientación NO, teniendo también incidencia general en el comportamiento del flujo de las aguas subterráneas del SAG. Por otro lado, el Arco Río Grande- Asunción, que entonces afloraba, originó la división norte-sur de la cuenca sedimentaria jurásica en la que hoy se encuentra alojado el SAG.
Los estudios geológicos y petrológicos de laboratorio han permitido caracterizar y correlacionar las distintas unidades sedimentarias atribuibles al Guaraní en los cuatro países. La distribución de frecuencia de las muestras analizadas indica una similitud en el comportamiento entre las formaciones Botucatú, Misiones y Tacuarembó (que son los diferentes nombres asignados a las unidades geológicas del SAG, en Brasil, Argentina y Paraguay, y Uruguay, respectivamente), lo que ha sido también confirmado en su caracterización mineralógica. Además, se ha demostrado que esta gran unidad arenosa regional y prebasáltica se ha formado en un mismo tipo de ambiente de sedimentación eólico –un gran desierto– con sectores interca- lados fluvio-eólicos que señalan los escasos lugares por donde corrían cursos fluviales. En la región sur del SAG, donde se han tomado datos, las rosas de direcciones indican que los paleovientos predominantes soplaban desde el cuadrante SO hacia el NE durante la deposición de los sedimentos y conformaron dunas de variado tipo.
El SAG, entonces, está relacionado geológicamente a camadas de areniscas que se han depositado durante el Mesozoico (desde el Triásico hasta el Cretácico inferior) con edades entre 200 y 132 millones de años. La unidad arenosa alcanzó espesores de hasta 800 m. Los mayores espesores (más de 500 m, ocurren principalmente a lo largo de un eje NNE-SSO, subparalelo a los actuales ríos Paraná y Uruguay y casi concordante con el eje deposicional de la cuenca geológica de Paraná. A su vez, los mayores espesores de las rocas y sedimentos post SAG, o sea el techo que lo cubre, son de hasta 1900 m, siendo más frecuentes valores entre los 1400 y 1000 m en los sectores más profundos del SAG. Las areniscas afloran sólo en un 10% de la superficie total, estando el resto del SAG bajo la misma a diferentes profundidades.
Los sectores geotermales del acuífero Guaraní –cuencas geológicas de Paraná y Chaco paranaense– adquieren su temperatura debido a la transferencia del calor natural de la corteza terrestre, que aumenta según el gradiente geotérmico promedio mundial de 3,3ºC cada 100 metros de profundidad. En consecuencia, el agua que se infiltra desde la superficie va aumentando su temperatura a medida que se profundiza en el acuífero.
El mapa hidrogeológico regional, y su interpretación o modelo conceptual, permitió establecer el diseño de un sistema de flujo, en el que se re- conocen cuatro grandes áreas hidrodinámicas que indican el movimiento del agua subterránea.
Los tipos de agua predominantes, y de acuerdo si están aflorando y profundas, son de tipo bicarbonatadas, cálcicas, sódicas y bicarbonatada clorurada-sulfatada-sódica. Los estudios isotópicos determinaron que las aguas del SAG habrían sido recargadas en condiciones más hú- medas y frías que las actuales y las dataciones con C14 indican recargas de una época más antigua de 35.000 a 40.000 años para estas aguas, durante la última glaciación, siendo posibles edades más antiguas aún.
En relación con una posible descarga del acuífero Guaraní a los humedales de los Esteros del Iberá, Provincia de Corrientes, los resultados de datos hidroquímicos e isotópicos (especialmente tritio) en principio, y hasta ahora, descartaron esta hipótesis. En la Argentina se continúan realizando estudios e investigaciones hidroquímicas e isotópicas en humedales y ríos por medio de la Agencia Internacional de Energía Atómica, áreas de recarga y descarga, y de simulación numérica a través de Universidades: como la UNL y UNCentro; Agencia Nacional de Promoción Científica Argentina y Ministerio de Ciencia de España, entre otros.
Usos del Agua del SAG y Reservas
En la cuenca del Río Paraná, las disponibilidades hídricas medias anuales (excesos) varían entre los 350 y 400 mm, mientras que los déficits medios anuales presentan valores entre 150 y 220 mm. Las mayores magnitudes de disponibilidades hídricas superficiales medias anuales se registran en la cuenca del Río Iguazú y el Río Uruguay con valores comprendidos entre 500-650 mm, en tanto que los déficits medios anuales no superan los 90 mm.
El volumen total de agua del acuífero es de 30.000 km3, aunque las reservas explotables están dentro de los 2.00 km3. La recarga general del SAG en los sectores aflorantes de los cuatro países es de sólo 5 km3/año. A título comparativo consideremos que el módulo aproximado del Río Paraná es de 80 km3/año.
Brasil es el que más explota los re- cursos abastecidos por el SAG, con el 93% del volumen extraído por año, consumiendo casi 1 km3/año (un billón de litros). El abastecimiento público es el principal destino del recurso hídrico captado por los pozos en el área del SAG, en tanto que en Argentina también ha adquirido importancia la explotación en centros termales.
Con el fin de evaluar el impacto que produce la dinámica de ocupación humana en el área, se analizaron los resultados de los mapas multisecuenciales de uso de suelo a través de imágenes satelitales. Las clases que mayores cambios presentaron fueron los bosques que pasaron de ocupar un 42% de la superficie del Acuífero en la década de los ’70 a tan solo el 8% en la actualidad.
Las incertidumbres de los modelos de cambio climático presentan diferentes escenarios futuros para la región del Guaraní. El más desfavorable supone un aumento de temperatura media global de 3°C hacia el año 2080. En ese caso, la disponibilidad de agua en el suelo anualmente se vería sustancialmente disminuida en la zona noroccidental del SAG, donde los déficits se incrementarían marcadamente, afectando especialmente la zona del territorio paraguayo y del brasileño entre los 15º y 20º S y entre 49º y 57º O.
Amenazas y Riesgos en el SAG
Algunos sectores del SAG corren riesgos determinados principalmente por:
Los estudios de detalle y modelos numéricos realizados en cuatro estudios piloto, permitieron simular escenarios futuros con mayores explotaciones o cambios de ubicación de pozos. Se han determinado descensos (pérdida de presión hidrostática), extensiones basados en la simulación de los niveles del agua subterránea interferidos entre sí (por influencia entre los pozos), e incluso disminución de temperatura en termas. Un modelo regional indica, para un escenario de cien años del SAG, que más allá de los 300 km de distancia no se detectaría efecto alguno de explotaciones. Además, el borde occidental de afloramiento del SAG es una región de recarga local y de descarga tanto regional como local. Las simulaciones indicarían también que los tramos de numerosos cursos superficiales en zonas de afloramiento podrían ser vías de descarga del acuífero, al menos de los niveles más someros, reduciendo la recarga profunda.
Conclusión
Lo que a escala regional, en principio, se insinuaba hidrogeológicamente como una única cuenca con un solo gran reservorio y un manto basáltico único, y muy poco deformada. A la luz de los nuevos conocimientos se complejiza con frecuentes heterogeneidades, especialmente cuando se la considera y estudia con mayor detalle.
A nivel más local, entonces, son necesarios estudios al menos en escala 1: 50 000, o a lo sumo 1:100 000, para definir los alcances más precisos de las interferencias, conexión de flujos y mayores riesgos de transmisión de contaminación, entre otras problemáticas. Esto conlleva, además, la aplicación de técnicas más probadas y especializadas y un trabajo interdisciplinario que supera la mera actividad profesional de intervención o consultoría individual para resolver problemáticas en el SAG
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