Revista Opinión

El sistema educativo

Publicado el 31 octubre 2015 por Franky
EL SISTEMA EDUCATIVO Está claro que fue un craso error haber transmitido a las CCAA. las competencias del ministerio de Educación; ello y su desviada gestión entre otras causas, ha dado lugar al desbarajuste del sistema educativo y a su gran fracaso.

En Educación, a falta del consenso, reina el desconcierto; existe la disensión entre el Ministerio de Educación y las CCAA, de modo que doce de ellas, díscolas e irresponsables, han manifestado su negativa al cumplimiento de la Norma, la célebre LOMCE; este osado desacuerdo político de hondo calado evidencia la desastrosa situación de la Educación Española. La insurrección supone la infracción obvia de la legislación vigente; la cesión de las competencias educativas dio origen a diecisiete nefastos sistemas educativos distintos, ha ocasionado en España el fracaso escolar del 22%, el doble de la media de la UE, el enorme vacío cultural, la indigencia intelectual, la inconsistencia humana, la grosería campante y, en fin, el infructuoso y abultado gasto del erario. Como también fue un error repartir las competencias de Sanidad, Justicia, Hacienda y Economía con la imposición de impuestos.

El deterioro cultural y el grado de ignorancia es galopante y creciente en la gente tanto de menor, como de mayor nivel; aquella ley trajo el insano concepto de la enseñanza lúdica y de la nula exigencia; la degradación, que fue calando con hondura dio lugar a la dejadez y a la escasez de conocimientos; se dejó arraigar la creencia colectiva de que el esfuerzo y la disciplina es algo nocivo y desechable; se despreció el sacrificio, el trabajo y la excelencia; lo fácil y divertido siempre encaja más rápidamente, pero la civilización no avanza más que con el tesón y el impulso regular que suele mover al hombre al cumplimiento del deber y de la responsabilidad en lo ético y lo recto; la algazara, el jaleo incendiado y la irreflexión de la juventud obstaculiza el estudio y la concentración en el silencio. El pensamiento uniforme y el igualitarismo son la causa de que ocupemos los últimos puestos de la escala de la educación y del progreso; por eso, nuestra juventud se bate en sus propias carencias y no es la mejor preparada de la Historia, al revés, hace tiempo los contravalores de la zafiedad y la igualación por la cuneta la envuelven en la extensa mediocridad de la masa; a la juventud hay que educarla en la creación de hábitos de virtud y corrección; enseñarle que los valores personales son los que valen; y, a su vez, que las redes igualitarias de la tribu, los tambores colectivos entorpecen la exquisita tarea de la educación, la cultura y el avance moral y responsable.

Es preciso procurar una política educativa despolitizada y de asiento duradero que aporte estabilidad al sistema y sitúe al docente en el marco central respetando su función y dignidad, como le corresponde, consideración que habrá de ser prioritaria y esencial en la acción política venidera; soplarán tal vez vientos, que dificultarán este imprescindible objetivo, que vuela pendiente en las alas de la esperanza y anda atrapado aún por las dudas de su consecución, pero será realidad.

En 1985, el ministro Maravall dictó la Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación –LODE-, hace ya 30 años, de los que 28 ha regido la legislación educativa socialista y sólo los dos últimos, la ley popular de Wert; por tanto, nuestro sistema educativo, con sus éxitos o fracasos, es obra del Partido Socialista; por sus leyes, se ve España aquejada de uno de los mayores fracasos escolares de la OCDE, y también la Formación Profesional, insulsa y desprovista, igual que no tenemos ninguna universidad española entre las cien mejores del mundo.

Sopesando la propuesta educativa de “Ciudadanos”, “El País” afirmó que “si algo ha sido dañino aquí es el trazado partidista de las distintas reformas educativas, más orientadas a imponer el propio modelo, que a orientar la actividad educacional durante largos periodos de tiempo, mucho más dilatados que los ciclos electorales”; y añadía que las leyes dictadas por el legislador socialista eran aprobadas por su mayoría parlamentaria, sin consenso entre los dos partidos mayoritarios con posibilidad de gobierno. sin duda, ni los socialistas ni el PP supieron lograr un sistema educativo válido y homologable con los otros de naciones europeas.
C. Mudarra


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