El sistema político, hoy en día, es un sistema de ábaco. ¿Qué quiero decir?, que los partidos y los políticos no son fieles a unos principios en los que creen y de los que no están convencidos, quizá porque no los tienen.
Hoy digo “cien razones para no entrar en la OTAN”, mañana “debemos participar en la OTAN"; hoy digo “no puedo estar de acuerdo con el PSOE”, pero en el País Vasco nos entendemos muy bien. Para muestra un botón.
¿Qué pasa con el ábaco?, que están continuamente sumando y restando. Esta decisión me haría sumar, aunque vaya contra mis principios y mi programa; por lo tanto adelante; esta otra me restaría puntos, aunque crea firmemente en ella y esté en el programa; olvidada.
Es una política de hago o dejo de hacer, según el resultado del ábaco, y así no hay quien cree confianza, porque lo que hoy es blanco mañana será negro y lo que prometí en campaña lo negaré en el gobierno.
Su único fin es estar arriba ¿Por qué?, probablemente para hacerlo mejor que el gobierno anterior. Me refiero a más privilegios o a robar sin que se note, o se note tanto.
Miqueas