Revista Cultura y Ocio

El sistema tonal como sistema planetario

Publicado el 19 diciembre 2018 por Juan Maria Solare @DonSolare

En la armonía tradicional occidental hay tres grupos funcionales (es decir, tres conjuntos de funciones tonales): tónica, dominante y subdominante. Cada una de estas tres funciones está vinculada a una nota de la escala, nota que va a servir como fundamental de un acorde. Como ejemplo, en la tonalidad de DO, las funciones tonales son:

  • Tónica: DO (como nota)
  • Dominante: SOL (como nota)
  • Subdominante: FA (como nota)

Esto vale para Do mayor o Do menor, pero los acordes que se construirán sobre tales notas cambiarán de modo:

  • Tónica: DO (mayor o menor)
  • Dominante: SOL (en general, mayor; pero será prudente no ser demasiado dogmático)
  • Subdominante: FA (mayor o menor)

La dominante está una quinta justa arriba de la tónica, la subdominante está una quinta justa debajo de la tónica. Es por esta causa que se la llama subdominante (que es como decir “dominante inferior”) y no porque, en la escala, sea la nota que está justo debajo de la dominante.

Recalco que las denominaciones tónica, dominante y subdominante pueden referirse tanto a una nota (de la escala) como a un acorde (de la tonalidad). Esto puede llevar a terribles confusiones si no se es extremadamente claro.

Por supuesto, este sistema funciona en las 24 tonalidades (12 x 2, mayores y menores). El caso de DO mayor es sólo un ejemplo rápido. Si generalizamos las funciones tonales a todas las tonalidades posibles, la tónica es el primer grado, la dominante es el quinto grado y la subdominante el cuarto grado de la escala. Suelen usarse los números romanos para indicar los grados de la escala (y también los acordes construidos sobre ellos, lo cual es un poco ambiguo):

  • I (tónica)
  • V (dominante)
  • IV (subdominante)

Decía al principio que tónica, dominante y subdominante son “grupos funcionales”, porque en realidad cada una de estas tres funciones tonales está representada por más de un acorde. Cada grupo funcional está integrado por dos o tres acordes (uno principal y los demás secundarios). En cada grupo funcional, las notas fundamentales de los acordes secundarios están a intervalo de tercera respecto a las notas fundamentales de los acordes principales de tal grupo.

Ejemplo en Do mayor:

Tónica: principalmente el acorde de DO mayor, secundariamente LA menor y MI menor ([1]). Es decir el Ier grado, más el VI y el III.

Dominante: principalmente acorde de SOL mayor, secundariamente SI disminuido. Teóricamente podría incluirse a MI menor, pero ya ha sido absorbido por el grupo funcional tónica. Es decir el V grado más el VII.

Subdominante: principalmente acorde de FA y secundariamente RE menor. Podría incluirse a LA menor, pero ya ha sido absorbido por el grupo funcional tónica. ([2]) Es decir, el IV grado más el II.

Podemos concebir al sistema tonal clásico como un sistema planetario sencillo: el acorde de tónica (DO mayor) será la estrella central([3]); los acordes principales de subdominante (FA mayor) y de dominante (SOL mayor) serán los planetas, y los acordes secundarios (RE menor, SI disminuido) serán las lunas que giran en torno a estos planetas. En cuanto a los acordes secundarios de la tónica (LA menor y MI menor), serán “lunas” que giran directamente en torno a la estrella central. Es un modelo mental, una alegoría; no es una referencia científica([4]).

Si llegaron hasta aquí no les molestará un ejemplo adicional: pensemos a la tónica como al presidente de un país imaginario, que tiene dos ministros directos (el VI y III grado). En este país hay dos provincias que tienen sendos gobernadores (la dominante y la subdominante). Los gobernadores, a su vez, tienen sus propios ministros provinciales (el II grado, ministro del gobernador “Subdominante” y el VII grado, ministro del gobernador “Dominante”).

Lo interesante del símil de la tónica como presidente (y no como monarca absolutista, por ejemplo) es que implica la posibilidad del cambio de presidente (cosa que ocurre en muchos países democráticos cada 4 años), lo cual en esta alegoría se consigue mediante la modulación, o simplemente porque terminó una obra y comienza otra en otra tonalidad.

[Juan María Solare, Bremen, diciembre de 2018]

[1] El tercer grado en cualquier tonalidad mayor (como ejemplo en la tonalidad de DO mayor: el acorde de MI menor) ha sido usado históricamente muy poco en la literatura musical del período Clásico y Romántico temprano (Mozart, Beethoven, Schubert). Comienza a aparecer más hacia fines del Romanticismo (Liszt, Brahms) y en la música tonal popular del siglo XX. Que no haya sido demasiado usado antes se debe, a mi entender, a una cuestión de gusto, a una decisión estética. No fue una decisión técnica. No es que el sistema tonal tenga un “fallo” en el tercer grado y entonces hay que evitarlo. Podría argumentarse que puesto que el III grado tiene entre sus notas a la sensible, es decir al séptimo grado, que “quiere” resolver en la nota tónica, considerarlo como acorde de tónica es algo contradictorio. Como argumento es ingenioso, pero la historia de la música no se ha construido con argumentos sino con acordes.

[2] Sin embargo, hay algunos ejemplos musicales en los cuales el acorde de LA menor (o, en general, el sexto grado en cualquier tonalidad mayor) puede analizarse (y comprenderse auditivamente) como subdominante. Ya depende del contexto concreto.

[3] No quiero llamarla “sol” porque este es también el nombre de una nota; ya hay suficientes ambigüedades en la vida cotidiana como para que además comiencen a aparecer en mis escritos.

[4] De hecho, astronómicamente es una barrabasada afirmar que una luna gira alrededor del sol. Por definición, lo que gira alrededor del sol son planetas o asteroides, acaso cometas. Pero tampoco hay que ser tan dogmáticos. Podría existir una luna que orbite alrededor de una enana marrón (un objeto estelar entre estrella y planeta gigante). Y también sería posible si tal luna es un satélite temporal como el 2006 RH120, un asteroide (de unos 3 metros de diámetro) que orbita por períodos alrededor de la tierra y del sol.


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