La principal causa del fracaso del PSOE, agravado por la bronca personalidad de Pedro Sánchez, es que el partido rival, el PP, se ha vuelto socialdemócrata para ocupar el espacio de esa ideología en el subconsciente colectivo.
Es cierto que el gobierno de Mariano Rajoy redujo los gastos sociales alegando que la crisis había privado al Estado de ingresos, pero aun así, y según datos oficiales de la OCDE, ese desembolso en España en relación con su PIB es ya más alto que en países como Alemania, Holanda, Luxemburgo o Reino Unido.
Una de las causas del incremento fue la subvención al desempleo, creciente entre 2007 y 2013, y que afrontó inicialmente el PSOE pero que continuó el PP de manera que España invierte en ese y otros capítulos sociales casi el 30 por ciento de su producto interior bruto, mientras que la media de la OCDE es del 22.
Los subsidios para el desempleo, las pensiones, la sanidad –aunque el PP quiere distinguir entre quienes la pagan y quienes no y se aprovechan de su gratuidad—, la educación y demás servicios de la sociedad del bienestar, se le atribuyen a la socialdemocracia o, al menos, su casi universalización.
Se anunciaba, por tanto, que el PP iba a destruir las bases mismas de ese modelo, pero mantuvo sus cimientos en sanidad, pensiones y educación, y hasta conservó el PER que tanto denunció como medio socialista para comprar a jornaleros.
Sí. La derecha le ha robado su papel a la socialdemocracia. En España y en toda Europa.
Y los revolucionarios modelo Podemos, si llegan al poder, terminarán como sus inspiradores marxista-leninistas, los comunistas chinos, que han tenido que reciclarse iniciándose en un capitalismo esclavista más duro que el manchesteriano del siglo XIX.
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SALAS