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El sofá amarillo nº 6 : Aquí lo hicimos

Publicado el 25 febrero 2012 por Bypils @bypils

El “Aquí lo hicimos” daba mucho juego. Desde un apasionado encuentro sexual a un asesinato ( aún me dura lo de Stephen King) o algo tan tierno como la concepción de una nueva vida.

¿Qué hicimos aquí?, me pregunté. ¿En un sofá amarillo?

El sofá amarillo nº 6 : Aquí lo hicimos

Teodora trabajaba como restauradora en el Museo de Historia de la ciudad. Se había doctorado en  la especialidad de “Objetos del Siglo XXI” y pasaba largas horas, restaurando los objetos que se encontraban en los yacimientos arqueológicos de las llamadas Urbanizaciones que poblaban ese siglo.

El último trabajo, del que estaba especialmente orgullosa, había sido la restauración completa de un primitivo teléfono llamado “iPhone” que había llamado la atención de sus superiores por su calidad y detalle.

No se sorprendió cuando la citaron en la planta de Dirección .Entró en el despacho preparada para recibir la felicitación de su jefe y salió de allí emocionada y feliz. Se habían superado sus expectativas y tras el halago y la palmadita en la espalda, había recibido el encargo más importante de su vida: restaurar el mueble más emblemático del Siglo XXI.

El sofá amarillo.

El sofá de la Revolución.

Ese sofá.

Acababa de desembalar la pieza y la estaba examinando con atención. Era un modelo Chester, diseñado a principios del Siglo XIX pero reeditado en los siglos XX y XXI.  Poseía su característico relieve en capitoné y los brazos y el respaldo a la misma altura. Estaba fabricado en piel vacuna de un suave color amarillo. El cuero estaba muy gastado y requeriría de su máxima destreza para devolverle su apariencia original.

Tomó muestras y preparó el sofá para el escáner molecular. Cuando se imprimió el informe de la composición del armazón, vio que se había detectado un trozo de celulosa, entre los muelles del respaldo en la zona central.

¿Celulosa? ¿Papel? Con mucho cuidado, procedió a extraer el trozo de papel y lo protegió en atmósfera cero para evitar que se desintegrara al contactar con el oxígeno .

Era una carta. No era una de esas memorias USB o un disco DVD…!Había descubierto una carta de papel del siglo XXI!

Emocionada, conectó el tecno-lector y procedió a su lectura .

 

Aquí lo hicimos.

 Aquí nació todo. Fue en este sofá. Este mismo.

 Eran malos tiempos para todos. Muy malos.La pobreza alcanzó al 80 % de la población y los recursos y el poder estaba concentrado en unos pocos. No había forma de intervenir en sus decisiones .Nos habían vetado con sistemas burocráticos que no nos permitían participar. No existía el diálogo….y la pobreza seguía creciendo.

 Empezamos a reunirnos en las calles. Centenares de personas desilusionadas , sin actividad laboral, intentando conseguir el mínimo para sobrevivir…Nos encontrábamos alrededor de los contenedores de basura o en los parques. Nos reconocíamos y hablábamos,  como en una gran terapia de grupo.

 Una mañana, en una de las calles que yo recorría buscando trabajo o alimento, apareció este sofá amarillo. De repente, me sentí muy cansado. Exhausto de la vida y…me senté. Cerré los ojos y deseé poder descansar unos minutos  pero oí una voz amable que me saludaba. Un hombre se sentó a mi lado y empezamos a charlar. Era un hombre lleno de ideas. De posibles soluciones. Su conversación me encandiló y no me di cuenta que se habían unido dos personas más. Entre todos, nos dedicamos a dar la vuelta a todos los problemas del mundo, aportando nuestros puntos de vista diferentes e ideas, muchas ideas. Al día siguiente, el mismo grupo me esperaba en el sofá amarillo. Me senté y cuando lo hice, se inició otra apasionante sesión de diálogo. Más tarde, vimos que otras personas , se situaban a nuestro lado, transportando un sofá , esta vez de estampado floreado.

 Había pasado un mes y la calle estaba ocupada por decenas de sofás que, cada mañana, recibían la visita de una multitud silenciosa que, cuando ocupaba su plaza, estallaba en una algarabía de voces, de gentes que compartían conocimiento, experiencias e ideas…Muchas ideas.

 Fue lo que llamaron la “Revolución del sofá”.

 Los sofás se propagaron por todas las calles, por todas las ciudades…Los había de rayas, de topos de flores  y de todos los colores y formas. Siempre repletos, siempre activos. Y en su epicentro, este sofá amarillo.

 Cuando la invasión de sofás, se contaba por miles, nos dimos cuenta que teníamos en nuestras manos algo importante : muchas ideas y la capacidad de dialogar así que hicimos que esos que controlaban nuestros destinos, se sentarán en ellos y escucharan todas esas ideas y que dialogaran con nosotros.

 Ese fue el inicio de una nueva era. Un tiempo en el que se escucha a la multitud silenciosa y en el que se puede debatir y dialogar, para buscar el bien común.

 Ruego al lector de estas letras, que promueva este mensaje.

 No hay que olvidar, nunca, lo que significa este sofá.

 Aquí lo hicimos.

 

Teodora se secó una lágrima que se había deslizado, silenciosamente, por su mejilla No era excesivamentee emocional pero no pudo evitar, acercarse al sofá y acariciar su respaldo de cuero agrietado.

Tenía en sus manos, el encargo de su vida: restaurar y promover.

Se puso el traje de protección y  empezó a trabajar.

Actualmente, el sofá amarillo de “La Revolución del Sofá” del siglo XXI (excelentemente restaurado por la eminente doctora Teodora Comonuevo) y la carta de papel original  del líder de la Revolución, forman parte de la exposición itinerante “No hay que olvidar” que visitará todas las ciudades del país.

 


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