Las guerras son acontecimientos muy traumáticos para cualquiera excepto para personas como el Teniente Coronel John Malcolm, ‘Loco Jack’ Churchill, quizá uno de los grandes aventureros del siglo XX. Además de ser un gran militar tuvo tiempo para hacer muchas más cosas. Este señor inglés disfrutaba enormemente cargando contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial, espada en mano, o acojonándolos con el sonido de su gaita. Tipos como él rebosan de valor de ese que llaman agallas en las películas antiguas y van tan sobrados de romanticismo que su biografía no necesita de un novelista que la edulcore. Tipos como Jack Churchill ha habido muy pocos; tan pocos que quizás solo haya habido uno.
Tras 10 diez años de aventuras y desventuras decidió retirarse y trabajó como editor de periódico, modelo ocasional y actor de reparto. De hecho, gracias a su pericia con la gaita y su excelente técnica del tiro con arco ya había desempeñado un pequeño papel en 1924 en El ladrón de Bagdad. En aquella época todavía le dio tiempo para representar a Inglaterra en el Campeonato Mundial de Tiro con Arco de 1939. Pero claro, esta clase de tipos se aburren como ostras sin algo más de adrenalina con lo que se enroló de nuevo en el ejército para participar en la Segunda Guerra Mundial.
El único que abatió a un enemigo con una flecha en la Segunda Guerra Mundial
En mayo de 1940, Churchill y su unidad, el regimiento Manchester, defendían el pueblo de L’Epinette, en Francia. Un contingente alemán andaba cerca. Antes de que sus soldados dispararan, ‘Loco Jack’ abatió al sargento nazi con el arco desde una distancia de 30 metros. Según relata su hijo en el Daily Mail, «él y su sección esperaban en una torre mientras se aproximaban los alemanes. Entonces dijo “dispararé a ese primer alemán con una flecha” y eso es exactamente lo que hizo. Los demás se encargaron del resto con las ametralladoras».
Según parte del diario de guerra de la cuarta brigada de infantería (recogido en este artículo), «una de las incidencias más celebradas de la evacuación de Dunkerque fue la visión del Teniente Coronel Churchill marchando por la playa con su arco y sus flechas. Sus acciones en el Saar con sus flechas son conocidas por muchos y su disgusto por no haber podido practicar más con ellas ha sido notable. Su ejemplo y buen trabajo con su grupo de ametralladoras han sido una gran ayuda para la cuarta brigada de infantería».
A golpe de gaita y espada
En 1941, Churchill era el segundo al mando del Comando Nº 3 en la Operación Arhery, un asalto a una guarnición alemana en Vågsøy, Noruega. Cuando cayeron las rampas en la playa, ‘Mad Jack’ saltó hacia adelante y comenzó a tocar la marcha de los Hombres de Cameron en su gaita, para luego lanzar una granada y entrar corriendo a la batalla en la bahía. Por sus acciones en Dunkerque y Vågsøy, recibió la Cruz Militar.
JACK CHURCHILL LIDERANDO UNA CARGA EN MAALOY, FINLANDIA, CON SU ESPADA CLAYBEG EN LA MANO.
«En mi opinión, un oficial que entra en batalla sin una espada no está apropiadamente vestido», decía Churchill sin tapujos. Él siempre llevaba consigo una pequeña espada claybeg escocesa de principios del XIX con puño de cesta y hacía buen uso de ella. En 1941, como oficial comandante de un contingente británico en Salerno, Italia, atacó con sus hombres un pueblo tomado por nazis. Cuando se le terminó la munición, el solocapturó 42 alemanas con su espada. Y claro, recibió otra condecoración.
En 1944 lideró otro comando en Yugoslavia para ayudar a los partisanos. Tras una dura batalla, todos sus hombres fueron abatidos menos él. Cuando llegaron los nazis, tocaba el Will Ye No Come Back Again con la gaita a sus compañeros heridos para animarlos. Le llevaron al campo de concentración de Sachsenhausen donde junto a otros veteranos cavó un túnel y se escapó durante 14 días hasta que fue capturado por la Gestapo. En 1945, en la prisión de Tyrol, el Capitán Wichard von Alvensleben evitó que las SS le asesinasen junto con otros 140 compañeros aliados. Fueron liberados y Churchill anduvo 150 kilómetros hasta Verona donde se encontró con un contingente americano.
A continuación le mandaron a Burma para pelear en el frente del Pacífico contra los japoneses pero cuando llegó, EEUU ya había lanzado las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki y la guerra había terminado. «Si no hubiese sido por esos malditos yankis, podríamos haber seguido combatiendo otros diez años más», exclamó.
Sus hazañas incluyen el motociclismo. En moto recorrió la India y Birmania y ayudó a salvar a 500 personas entre médicos y pacientes judíos durante la masacre convoy médico Hadassah en 1948, cuando un convoy civil con suministros médicos y personal para el Hospital Hadassah del Monte Scopus cayó en una emboscada tendida por fuerzas árabes.
Pero ahí no acabó su leyenda. En 1952 realizó un pequeño papel como arquero en Ivanhoe (1952) y tras su paso por Australia como instructor de guerra, se construyó una tabla de surf y se convirtió en el primer británico en cabalgar la ola del río Severn al suroeste de Inglaterra.
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