Revista Deportes
Acabar con un discreto sexto puesto en la Ligue 1 condenando a no disputar competición europea por primera vez en diez años, es un sinónimo de que el Olympique de Marsella, uno de los equipos más grandes de Francia, estaba en horas bajas. El único equipo galo con una Champions en sus vitrinas y junto con el Saint-Étienne han sido las dos entidades que más ligas han cosechado. El club necesitaba un cambio de rumbo y la directiva apostó por una revolución llamada Marcelo Bielsa.
Marcelo pronto hizo honor a su apodo, en una de sus primera decisiones contrató como traductor al responsable de un supermercado local. No contento con eso, incluso se atrevió a cuestionar en público la política de fichajes del club, al asegurar que no habían cumplido con algunas de las promesas que le hicieron. Dos excentricidades a sumar a una larga lista.
La peloto echó a rodar, y los inicios no fueron fáciles para el Olympique de Marsella que en el primer partido de liga empató a tres ante un Bastia entrenado por Claude Makélélé. Peor le irían las cosas en la segunda jornada, en el debut del argentino ante su afición. El Montpellier asaltó el Vélodrome dejándolos en puestos de descenso con un solo punto.
Las dudas planeaban sobre Marsella. Pero el "loco" seguía tranquilo, observando, como de costumbre, los partidos al margen, sentado en una pequeña nevera portátil en la línea de banda. Como si en su mente todo estuviese calculado, aquel tranquilo hombre que tiempo atrás se desgañitaba en la banda había cambiado. Confiaba ciegamente que los esfuerzos darían sus frutos tarde o temprano. Y así fue. La mala racha se cortó en la tercera jornada con un triunfo por la mínima ante el Guingamp a domicilio. Desde entonces cuenta sus partidos por victorias y abultadas goleadas. Cinco triunfos consecutivos, han permitido auparse hasta el liderato de la Ligue 1.
Métodos poco convencionales que siempre han funcionado que empiezan a dar sus frutos con un fútbol ofensivo y vistoso que está encandilando a propios y extraños. ¿A ver si al final resulta que Bielsa no está tan loco? Sea como fuere, en Marsella están encantados con él. "Sainte Madness".