D. Pedro del Cura, concejal y teniente de alcalde de Rivas Vaciamadrid por Izquierda Unida, se autoconcedió una plaza de funcionario el el área de su concejalía, sin oposición por supuesto, para pedirse a sí mismo la excedencia y continuar en su carrera política, eso sí, con un buen acomodo cuando la termine.
Uno no sabe si acudió a los cursos de ética impartidos por el maestro Pepiño, verdadero experto en sortear dificultades con el combustible, que de todo hay en la vida; o si por el contrario, esta idea se le ocurrió a él solito. De tal modo, como Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como, justifica muchas actuaciones de su formación política. ¿Para qué queremos una enseñanza de calidad si ya nos damos los puestos de trabajo a nosotros mismos desde los cargos públicos?. Una cosa es la clase dirigente, y otra bien distinta, el pueblo llano, el pueblo de a pie, que cumple con la obligación de depositar un voto en la urna cada cuatro años, más o menos, que le permite decidir la alimaña que lo esquilmará a impuestos en su propio beneficio, que es en lo que consiste la verdadera democracia, empezando por uno mismo. Tenía entendido que la filosofía de Izquierda Unida era la defensa de la igualdad en derechos, deberes y oportunidades; el Sr. del Cura hace buena la idea, pero teniendo siempre en cuenta que unos son más iguales que otros, y ahí es donde está el truco. Una pena que no lo hubiésemos visto antes.