Revista Opinión
Enun artículo publicado en ElCato.org, titulado Falaciasdel discurso igualitario, Axel Kaiser plantea una crítica a lo quellama demandas por igualdad a nivelmundial, en alusión a los movimientos de protesta en diversas partes delplaneta como España, Estados Unidos y Chile.
Dice:“Elmundo atraviesa por una creciente demanda por igualdad sobre la cual vale lapena reflexionar dado el inevitable impacto que tendrá sobre los sistemaseconómicos y sociales”.
Comoprimera idea, se podría decir que eso que él llama demandas por igualdad, son más demandas de diverso tipo contra elprivilegio sustentando en el poder estatal en diversos países, y no tantodemandas por igualdad en un sentido general. Aunque ciertamente tienden aconfundirse a simple vista.
Yclaro, desde el punto de vista de la Libertad, las demandas por igualdad en un sentidogeneral y sin ninguna clase de análisis en cuanto a la igualdad, pueden servistas al filo del igualitarismo, y por tanto como riesgosas para la primera.
Noobstante, si aceptamos que las demandas por igualdad, son más bien contra elprivilegio, y además nos preguntamos: ¿Cómo se ha producido la acumulación de riquezay la propiedad en los actuales sistemas económicos y sociales del mundo?
Larespuesta se torna más compleja de lo que plantea Kaiser.
Él,al igual que muchos liberales, sustenta toda su argumentación en un a prioridudoso: da por hecho que los derechos de propiedad y la riqueza vigentes yexistentes, surgen y son fruto del libre intercambio.
Esdecir, como planteaba Rothbard, da por sentada la validez de “todoslos títulos de propiedad existentes, esto es, títulos de propiedad y derechos,decretados por el mismo gobierno que es condenado como un agresor crónico”.
Yclaro, al no preguntarse si la riqueza y la propiedad son o no “fruto de laarbitrariedad de los aparatos estatales como hoy ocurre en gran medida”(Alberto Benegas Lynch), considera que “no es justo ni económicamente racional quequienes ganan más paguen proporcionalmente más de sus ingresos”.
Perolo cierto es que en muchos países, como los latinoamericanos por ejemplo,muchas privatizaciones se han efectuado en base a la afinidad de algunos con lacamarilla de gobierno de turno, y además, los sistemas impositivos son más bienregresivos, de claro carácter mercantilista, a favor de los grandespropietarios, en desmedro de los medianos y pequeños. Las cargas tributarias lasasumen no sólo los más pobres sino también las clases medias productivas, queterminan financiando la riqueza y derechos de propiedad de los más ricoscorporativos y políticos.
ComoKaiser no se pregunta esto, es decir si la riqueza y los derechos de propiedadhan surgido por el libre mercado; o si han surgido por privilegios y prebendasotorgados por el Estado, gracias a la alianza con el poder político, fácilmentellega a decir: “el problema de desigualdad en muchos países, entre los que destaca elcaso de Chile como uno de los más desiguales del mundo, dice relaciónesencialmente con los ingresos autónomos, esto es, con la productividad de laspersonas”.
Peroel caso chileno y su alta desigualdad, más bien responde a una estructuramercantilista (no una falta de productividad) dondeel aparato político garantiza la concentración económica, debilita la librecompetencia, y garantiza reglas del juego que favorecen el privilegio. Esdecir, el caso chileno es un ejemplo de Crony Capitalismo o loque Rothbard llamó “capitalismo estatal”, donde el Estado privilegia por lafuerza a las grandes empresas y los grupos de poder.
Kaisercae en una falacia al dar por sentado que es un error dudar que “aquelque ha acumulado mayor riqueza no ha contribuido simultáneamente en mayormedida a aumentar el bienestar de la sociedad”. Pero si tomamos encuenta a los nuevos grandes ricos después de los rescates estatales en algunospaíses, o como se sustenta el monopolio de algunas corporaciones, la duda eslegítima y necesaria.
Elmismo Rothbard decía: “enel mundo contemporáneo de neomercantilismo y lo que es esencialmente un estadocorporativo neofascista, un gran tamaño es sospechoso a priori, dado que lasgrandes empresas probablemente han llegado a serlo mediante una sofisticadísimay crucial red de subsidios, privilegios, y concesiones directas e indirectas deprotección monopolística”. El problema y debilidad del argumento de Kaiseres que no tiene esa sospecha.
Yentonces, lo que plantea como una defensa del libre mercado y la Libertad, se torna unadefensa del stato quo mercantilista, cuando dice: “en el caso chileno, el Estado yatransfiere lo suficiente a los grupos desfavorecidos como para disminuirsustancialmente la brecha de ingresos derivada del delta de productividad”.
¿Yentonces cómo explica qué “enChile el 5% de los hogares más ricos tienen un ingreso autónomo (el queproviene principalmente del trabajo) per cápita 830 veces superior al 5% de loshogares más pobres”?
Suargumento de la productividad de las personas no se sostiene. El argumento deuna estructura mercantilista que favorece el privilegio en desmedro de la librecompetencia, es lejos más realista.
Quizássería bueno recordarle lo que decía Frédéric Bastiat (1801-1850) en Propiedad Y Ley: “¿Qué demandan hoy las clases sufrientes? No demandan otra cosa que loque han demandado y obtenido los capitalistas y los propietarios de bienesraíces. Ellos demandan la intervención de la ley para equilibrar, ponderar,igualar la riqueza. Lo que se hizo por medio de la aduana, quieren se haga porotras instituciones, pero el principio es siempre el mismo, tomarlegislativamente de los unos para darle a los otros, y por cierto, puesto queson ustedes, propietarios y capitalistas, quienes han hecho admitir estefunesto principio no exclamen luego si los más desdichados que ustedes lesreclaman el beneficio".
Porqueclaro, como el mismo Kaiser dice “eshora de que en el mundo y especialmente en América Latina transitemos, de undiscurso centrado en la igualdad y distribución de riqueza, a uno basado en lalibertad y creación de riqueza”.
Ypodemos –y deberíamos agregar- una libertad basada en el libre mercado y no enel mercantilismo imperante.